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domingo, 31 de julio de 2016

Lágrimas Negras


Patrick siempre soñó con una familia numerosa y niños corriendo por toda la casa, lo que nunca imagino es que el destino lo golpearía tan fuerte matando esos sueños, hasta que la noticia de su esterilidad lo sorprendió, después de 10 años de matrimonio, al fin lo entendió, eran miles sus intentos por concebir los cuales terminaban en misión fallida, su esposa Julieth temía ser la del problema, ninguno de los dos tuvo en mente jamás, que quien no podía completar el proceso fuese Patrick.
Luego de probar miles de tratamientos, la inseminación apareció como una repuesta a sus plegarias, 3 meses de gestación alegraban el entorno de la pareja quienes veían una luz al final del camino, pronto serian una familia de tres, así que el pequeño apartamento donde vivían no lucia como la mejor opción para criar a su bebe, con el dinero ahorrado durante casi una década de trabajo Patrick y Julieth Green podrían comprar una casa maravillosa donde empezar su nueva aventura, convertidos en flamantes padres.
La dulce tarea de escoger la casa perfecta fue una labor que se extendió más de lo debido, durante casi 2 meses recorrieron distintos lugares, checando casas en venta, sin embargo los precios no se ajustaban a lo que ambos podían costear, pero cuando casi se daban por vencidos, alguien en su círculo de amigos menciono una casona fuera de la ciudad que reunía las características indicadas que la pareja necesitaba, el valor de la propiedad era tan accesible y disponía de un gran espacio que sin dudas Patrick y Julieth quedaron enamorados con la casa, si bien tendrían que hacerle unas cuantas remodelaciones estaría lista para cuando su bebe naciera.
Los 3 meses siguientes fueron suficientes para arreglar detalles que la casa requería, aunque llevaba tiempo deshabitada en el jardín, un hermoso rosal brillaba con luz propia, con tanta belleza y color que deleitaba a los ojos, algo extraño teniendo en cuenta que nadie lo regaba ni cuidaba de él, pero eso en vez de inquietar a la pareja fue otro aliciente para que finalmente se hicieran dueños de la vieja casona.
Cuando Harry llego a sus vidas nada podía empañar la felicidad de la joven familia Green, Dios les concedía la bendición de ser padres, su deseo anhelado. Sin embargo con la llegada de Harry cosas raras comenzaron a ocurrir en su hogar, ruidos que provenían de la habitación del bebe, como si alguien habría la puerta a media noche, preocupados iban a mirar pero la puerta seguía cerrada y Harry dormía plácidamente, en ocasiones Patrick escucho la melodía de una dulce vos, una mujer tarareaba canciones de cuna, ¿Pero quién?, su esposa dormía tras darle de comer al bebe, siempre que el padre oía ese mismo sonido corría a observar a Harry, aunque solo se encontraba la tierna imagen del niño dormido.
Un fin de semana la familia y amigos se reunieron para celebrar un día muy especial, en aquella ocasión festejaban el primer cumpleaños de Harry, al momento en que Julieth se preparaba para encender la vela del pastel, una brisa fría se colaba por la ventana apagándola, cansada de tanto intentarlo cerro la ventana para evitar que el viento continuara haciendo de las suyas, sin embargo de forma inexplicable la vela siguió apagándose una y otra vez como si alguna persona se encargara de soplarla.
El lunes después de la fiesta, Patrick conducía de regreso a casa, fatigado después de un intenso día de trabajo, Julieth lo esperaba en la entrada como de costumbre, el cuarto del bebe estaba en las alcobas de arriba, algunas veces su esposa cargaba al niño, pero en aquel instante debía estar tomando la siesta ya que solo ella aguardaba en la puerta, sin embargo en vez de tranquilidad Patrick sintió el susto de su vida cuando echo un vistazo a la ventana y vio la silueta de una mujer que se asomó a la ventana cargando en sus brazos a Harry.

     ¿Acaso la Tía Luisa hoy vino a visitar?, (pregunto Patrick intrigado)
     No… Yo he pasado todo el día sola, (respondió Julieth algo confundida)
     ¡Llama a la Policía!, (Grito desesperado)

Patrick visiblemente preocupado corrió de prisa en busca de su bebe y Julieth le siguió detrás, sin comprender la reacción alarmante de su marido, esperando lo peor Patrick tomo lo primero que hallo a su alcance, un bate de béisbol que sujeto fuertemente, de una patada abrió la puerta asustando a Harry quien gateaba de un lado al otro en compañía de sus juguetes. Cuando su esposo le explico lo que había visto Julieth sintió mucho miedo y a partir de tal suceso no volvió a sentirse cómoda en la casa.
Tras varias semanas las cosas parecían normalizarse nuevamente, sin embargo Harry no lloraba tanto como antes solía, en vez de eso, solo bastaba con que el niño comenzara a llorar un minuto para que al instante se tranquilizara, como cuando su mama lo arrullaba para que no siguiera llorando. Cierto día que Julieth limpiaba la casa, oyó que el niño reía emocionado y a medida que se iba acercando Harry soltaba grandes carcajadas, sin querer interrumpirlo observo por una rendija de la puerta para descubrir el motivo de su risa, alcanzando a ver una especie de sombra en forma de persona que mecía al niño a un lado de la cuna, abrió la puerta de inmediato aunque para sorpresa suya el cuarto se hallaba completamente vacío, la poca visión de la que disponía a través de la abertura de la puerta, quizás le jugó una mala pasada, eso pensó ella, para sacarse de la cabeza cualquier absurda idea.
3 Noches pasaron desde ese último acontecimiento, el reloj marcaba las 10:00, Patrick y Julieth llevaron acostar a su pequeño y se marcharon a su alcoba, a las 3.00 am el llanto del bebe los despertó, lloraba desconsoladamente como muy pocas veces lo hacía, sin embargo casi en un minuto su estado de ánimo cambio, empezando a sonreír, pero esta vez sus padres calmados decidieron esperar para entrar, lentamente y de forma sigilosa caminaron a la habitación contigua de Harry. Al irrumpir en su cuarto abriendo inesperadamente la puerta se encontraron con una escena que ni en sus peores pesadillas podrían imaginar, una joven mujer de cara pálida y cabello corto, con un largo vestido gris arrullaba a su bebe flotando en el aire, cuando el espectro vio que los padres del niño la descubrieron, entro en cólera gritando con tanta fuerza que los vidrios de la venta se rompieron y el viento comenzó a soplar levantando las cortinas, la boca de la mujer se agudizo estirándose de una forma abismal, coloco al bebe en la cuna ante la mirada petrificada de sus progenitores que nada pudieron hacer, los  ojos de la mujer se llenaron de lágrimas negras y comenzó a sollozar diciendo, “Mi Hijo, ay mi hijo”, mientras poco a poco se fue desvaneciendo.

Patrick y Julieth se mudaron ese día, nunca más pudieron vender la casa y quedo abandonada, aunque el rosal que adorna su jardín sigue tan bello como siempre, cuenta la gente que el fantasma de aquella mujer vela por él, cuidando el regalo que su esposo le dio antes de morir en la guerra. Su espíritu sigue allí en la habitación llorando lágrimas negras, en aquel lugar donde se quitó la vida luego de perder a su hijo.

2 comentarios:

  1. La redacción fue sencilla lo cual ayuda a imaginarse todo, la trama me encanto. Me gusta este genero así que todo tu blog es ¡perfecto!.

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    1. Es un honor Jendry. Siempre se escribe pensando en que le agrade a los lectores. Un saludo

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