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domingo, 13 de marzo de 2016

El Bosque que Perdió los Colores


Hanna vago durante horas por aquel bosque tenebroso que parecía sacado del peor cuento de terror, los árboles habían perdido el verdor, solamente sus ojos miel, esos labios pintados de rojo carmesí y su risada cabellera rojiza eran los únicos matices coloridos que destacaban entre las tétricas sombras de un bosque decadente y teñido por completo de negro. No tenía idea de cómo llego hasta allí, tan solo despertó en medio de una lluvia de cenizas, Anastasia su querida madre debía estar en casa muy preocupada esperando su regreso, todo esto pensaba mientras seguía rondando por los alrededores de ese bosque gris que se mostraba desolado, aunque luego de tanto caminar, a lo lejos se podía escuchar un sollozo, sin dudas alguien lloraba, ella siguió la pista del llanto dirigiéndose al sitio de dónde provenía el sonido, para su sorpresa vio que se trataba de una niña pequeña, sentada al pie de un árbol, con la mirada puesta al cielo lloraba sin parar, observando fijamente las pocas nubes grises regadas en el firmamento, sus lágrimas eran una clara señal de que algo le aquejaba profundamente.
Lilly era el nombre de la niña, quien al ver a la pelirroja pareció tomar un respiro, al igual que Hanna tampoco supo cómo fue a parar al bosque, el desespero le ganaba y rompió en llanto cuando se creyó completamente sola en ese sitio sombrío, hasta que Hanna apareció, esa fue la primera vez en su vida que se veían, Lilly era una infante de 9 años y ella tenía 23, sin embargo lo más llamativo para ambas fue el hecho de que Lilly era Rusa, aunque por fortuna sus padres la llevaban a clases de inglés y así podía comunicarse fácilmente con Hanna, nacida en México pero con residencia en Brooklyn New York, no existían razones lógicas para que dos personas separadas por una distancia tan lejana, con edades y culturas distintas terminaran en el mismo lugar apartado del mundo, sin recordar nada.
La noche empezó a caer silenciosa y oscura, Hanna abrazaba a Lilly que después de mucho llorar por fin dormía, sin embargo ella no podría conciliar el sueño así de fácil, con todas las dudas y cosas que se paseaban por su cabeza, de repente un extraño ruido comenzó a oírse, eran como pesadas cadenas que sonaban arrastradas por la fuerza de alguien o de algo que las halaba a su paso, cada vez el sonido iba en aumento, despertando a Lilly temerosa al escuchar el escándalo, lo que fuera se acercaba en dirección a ellas. En ese instante dos tipos salieron de los arbustos, un hombre joven y otro entrado en años, corrían desesperados, al tiempo que el sonido de las cadenas se aproximaba más y más, cuando vieron a la mujer con la niña les gritaron que huyeran, Hanna y Lilly no sabían que hacer, su mejor alternativa fue seguir a esos hombres.
Su respiración entre cortada y los pasos cada vez más lentos denotaban agotamiento, el precio de avanzar tan rápido empezaba a pasarles factura, pero todos corrieron con aplomo y sin detenerse hasta que pudieron alejarse del espantoso sonido de esas cadenas que les seguían el rastro. Hanna quiso saber si alguno de los sujetos podría decirle donde estaban, pero ni Bruno el hombre joven y tampoco Didier el tipo de más edad podían darle esa respuesta, al igual que ella y Lilly ambos venían de diferentes partes, Bruno era Brasilero y Didier un Sudafricano que emigro muy joven a España. ¡Que locura! cuatro personas que pertenecían a lugares remotos entre si y aun sin embargo se hallaban en el mismo bosque misterioso que parecía haberse quedado sin colores, todo allí lucia sin vida, sin encanto, las ramas de los árboles secos y la tierra manchada de gris con cenizas por doquier cayendo del cielo. Cuando pensaron que podían descansar un poco, el aullido de un lobo les erizo la piel, el canto de la bestia hacía pensar que se encontraba a gran distancia de la roca donde ellos reposaban, sin embargo el zumbido de la brisa helada, vino acompañada por la criatura que casi de manera súbita aparecía en escena como traída por el viento, lo último que Didier sintió fue el ardiente aliento de la muerte respirar en su nuca, Lilly, Hanna y Bruno presenciaron estupefactos, como el animal abría su gigantesca boca, tragándose casi por completo la cabeza del pobre hombre que no tuvo ni tiempo a parpadear.
Aunque morían de miedo, el instinto de supervivencia los hizo seguir, Bruno cargo en sus brazos a Lilly y corrieron hacia lo más alto del bosque, por suerte el sol estaba por salir y después del banquete que la bestia se daría con los restos de Didier quizás no tendrían que preocuparse por la criatura en el resto del día. Subieron al cerro más elevado del bosque, Hanna trataba de controlarse para que la niña no entrara en pánico, no quería que Lilly volviera a llorar. Bruno trato por un momento de analizar cómo llegaron ahí,  explicando que lo último que recordaba es estar cumpliendo su deber en las calles de Rio donde era el brazo de la ley, luego despertó en el bosque, Hanna por su parte viajaba en bus de regreso a México donde su madre Anastasia la esperaba y Lilly les contó que jugaba a los columpios con una de sus amigas y ya después se vio sola en ese horrible sitio, finalmente en el caso de Didier según lo que el propio hombre le había contado a Bruno en los matorrales, repartía pizzas en Madrid antes de terminar en el bosque.
El sol salió y con ello la vista era mejor, pudieron ubicarse y buscar un punto por donde salir de aquel maldito bosque, Bruno localizo una colina a unos ocho o diez kilómetros de allí, estaban cansados pero debían dirigirse hasta allá, una vez que subieran esa colina podrían salir del bosque y pedir ayuda, sin embargo no todo era tan fácil como pintaba, nuevamente el mismo ruido siniestro de las cadenas comenzó a acecharlos,  esa cosa se acerba a ellos y esta vez se movía más rápido, Bruno sabía que no lo lograrían, se detuvo bajando a Lilly y les dijo.

– ¡Corran! – Grito Bruno – sin importar lo que suceda no se detengan hasta llegar a la colina, (hizo una pausa, respiro hondo y siguió diciendo), mientras tanto yo esperare a que eso llegue aquí e intentare hacerle frente.

Hanna resignada ante las palabras de Bruno tomo a Lilly y continúo su carrera, mientras Bruno aguardaba impaciente con un tronco seco en las manos, siendo la única arma improvisada que tenía a su alcance. Por primera vez pudo ver con su ojos a eso que le temían, no sabía cómo describir lo que veía, unas grandes cadenas enrolladas en su cuello, ese monstruo tenía un cuerpo tremendo, unos pies gigantes y garras que sujetaban una enorme lanza ensangrentada, tantos hombres fuertes y despiadados que había enfrentado en su larga carrera de policía, pero nada se comparaba a su nuevo rival, que con un solo manotazo lo arrojo contra unos árboles, llevaba puesto una especie de túnica como la de los frailes y la capucha le cubría la cara, sin embargo alcanzo a ver su cara al tiempo que la lanza de la criatura le atravesaba el pecho, ya entendía porque ocultaba su rostro, con una cara desfigurada y así de fea cualquiera lo haría, Bruno murió con una sonrisa de burla mirando fijamente a los ojos destrozados de su verdugo.
El grito desgarrador de Bruno se oyó perfectamente, Hanna supo enseguida cuál había sido su destino, aunque siguió avanzando como él les dijo junto a Lilly que estaba horrorizada de terror. Sin embargo después de eso las cadenas dejaron de oírse, por fin luego de sentir que se quedaban sin fuerzas llegaron a la colina, pero solo para darse cuenta de la terrible realidad, sin importar cuanto corrieran el resultado sería igual, ese bosque no tenía fin, la colina les mostraba una extensa zona de bosque, cubierto de un paisaje sin colores que se alargaba más allá de lo que su vista alcanzaba a mirar.

En el cuarto de un hospital Anastasia la madre de Hanna llora desconsolada, 3 meses han pasado desde el accidente de su hija y aún sigue en coma manteniendo una lucha entre la vida y la muerte. Al igual que ella, en Rusia cada mañana los padres de Lilly ruegan a Dios para que su niña despierte, ya son 5 meses los que lleva sumergida en el coma que le produjo el fuerte golpe en la cabeza al caerse del columpio en que jugaba. Lo que nadie sabe es que mientras sus cuerpos yacen dormidos y postrados en la cama, sus espíritus abandonan el lecho cayendo presos en el mundo espiritual de los eternos dormidos. Si algo les sucede allí también morirán en la tierra, triste destino de Didier que paso meses en un coma producto de ser arrollado por un camión mientras repartía pizzas, para terminar muriendo de un paro fulminante en el hospital de Madrid, aunque realmente su alma fue devorada por una bestia fantasmal y lo mismo que Bruno el implacable policía de Rio de Janeiro, un tiro en la cabeza lo mando directo a un coma mortal que al final de cuentas mato a su alma en las garras del cazador de sueños.
El diagnostico de Hanna y Lilly es casi idéntico, los médicos no saben a ciencia cierta si volverán a despertar, todos dicen que solo un milagro puede regresarlas, pero ninguno imagina la verdad, lo cierto es que solo depende de ambas, si alguna vez logran salir del bosque que perdió los colores, entonces podrán mirar de nuevo el arcoíris de la vida.

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