domingo, 29 de mayo de 2016

Instintos Siniestros


Siempre existe la mente sucia y macabra que sacia sus desquiciados pensamientos de la peor manera. Aunque los sabios afirman que un demente nunca podrá esconder su lado oscuro, pero ¿Y si están equivocados?

Edward Nolan, era el tipo de hombre que cualquier mujer soñaría, esposo ideal, padre ejemplar, exitoso en los negocios, respetado y amado por todos. Su vida no podía ser mejor, cada día con una rutina que seguir, sumando elogios y dinero, sin embargo por las noches guardaba su traje y corbata y se enfrascaba en una travesía inimaginable para el resto del mundo, sacando a flote los instintos siniestros que guardaba detrás de esa fachada de hombre perfecto.
Ese domingo por la noche cuando el reloj marcaba las 11.00, los latidos de su corazón casi podían oírse a miles de kilómetros y su respiración cada vez más agitada eran la clara señal de que una fuerte emoción le embargaba, nada le daba más placer que lo que estaba a punto de llevar a cabo.
Eva venia algo tomada, unos cuantos tragos y una pelea con su novio, le hicieron abandonar frenéticamente la discoteca donde pasaba un buen rato, debido a la hora sería difícil tomar un taxi, así que decidió caminar unas cuadras hasta llegar al apartamento de Carla su mejor amiga, debía darse prisa antes que sus padres llamaran, se armaría un tremendo lio si la madre de Carla les contaba que ella no se encontraba en casa. Su papa le enseño que mentir no era bueno, sin embargo ese fin de semana Eva olvidó aquel consejo y se inventó una pijamada como excusa para irse de fiesta con su novio Mark, un plan que al final no resulto como deseaba, regreso antes de tiempo y molesta por los celos excesivos de Mark, pero nunca se detuvo a pensar las consecuencias de sus actos, una chica sola caminando a la deriva y en medio de la noche, seria presa fácil para cualquiera.
No podía explicar las miles de sensaciones que recorrían su mente cuando jugaba a ser Dios, en sus manos quedaba la decisión, una calle oscura, transeúntes que iban y venían uno tras otro, oculto en las penumbras de la oscuridad él aguardaba el momento indicado para sentenciar a su víctima de turno, mujeres, hombres, no importaba, porque cuando elegía a su presa el destino final de esa persona estaba sellado.
Podía escuchar sus pasos acercándose, el sonido singular de sus tacones le advirtió que se trataba de una mujer sola, ¡justo lo que necesitaba! su ritmo cardíaco iba en aumento a medida que aquella pobre desgraciada venía hacía a él, sin imaginarse que se dirigía a un viaje sin boleto, sus enfermos pensamientos no paraban, había tantas cosas que podía hacerle, quizás someterla y llevarla a su cuarto secreto de torturas para darle rienda suelta a su maldad, hasta que ella misma suplicará su muerte, apuñalar su estómago ciento de veces, mirándola a los ojos para gozar en primera fila, viendo como la llama de su vida se iba apagando lentamente. O si le apetecía esa linda mujer podría disfrutar el néctar de su piel antes de sacarle del pecho la fuente de su vida. Sin embargo esa noche no tenía mucho tiempo disponible para aprovechar a su víctima, su esposa lo esperaba en casa, así que mejor usaba el revolver que traía bajo su chaqueta y haría un trabajo rápido pero letal.

Eva se aproximaba a la esquina donde sin saberlo un trágico desenlace le esperaba, mientras Edward alistaba su Colt Anaconda, le gustaba ese revólver Mágnum de 11 mm por su precisión y fácil manejo, solo bastaba con un disparo certero para destrozar su blanco. El gran instante para ese lunático asesino llego, la mujer pasaba frente a él sin notar su presencia debido al traje negro que le servía como camuflaje en las tinieblas, al tener su ansiada oportunidad, salió de las sombras se paró detrás de ella y sin darle tiempo a reaccionar halo el gatillo de su revólver, y con un disparo a quemarropa depósito en la cabeza de la infortunada un cartucho que le causó un inmenso hoyo en el cráneo, el cuerpo de la mujer calló al suelo regando su sangre por todos lados, la mató instantáneamente.
Su corazón parecía querer salirse del pecho, por fin volvía arrebatarle la vida a alguien, ya no tenía idea de cuantos muertos figuraban en su amplia lista, pero se sentía satisfecho y feliz cada vez que lo hacía, pronto se iría de la ciudad para celebrar el cumpleaños 20 de su amada hija y pasaría un tiempo hasta que pudiera asesinar nuevamente, ahora podía regresar a casa tranquilo, sin embargo no se marcharía de allí, sin antes apreciar el rostro de esa mujer, su cadáver reposaba de espalda en la acera, con una sonrisa de oreja a oreja, giró el cuerpo, sacó una lámpara del bolsillo, le apartó el pelo de la cara y alumbró su rostro, ningún asesinato le causó el sentimiento que ahora experimentaba, sintió como mil puñaladas herían su corazón, que siguió latiendo pero ahora con una intensidad inigualable, su risa cambió por llanto, las lágrimas comenzaron a caer sobre el cabello rizado de Eva, no tenía palabras para expresar su desespero, sobaba sus mejillas y limpiaba los restos de sangre que habían en su cara.

Edward Nolan un maniático asesino en serie que aparentaba ser un hombre incapaz de lastimar a una mosca, era realmente un despiadado sin corazón que gozaba matando a cuánta persona pudiera, pero esa noche el destino le pasaba factura, descubriendo en su nueva víctima un rostro familiar.
Con la oscuridad de la noche se dificultaba distinguir el rostro de su presa, siempre buscaba calles solitarias y oscuras, al dispararle por la espalda no pudo apreciar su cara, y ya era demasiado tarde para arrepentimientos, una vez más empuño su revólver, era momento de cometer su último asesinato, colocó el dedo en el gatillo y sin dudarlo ni un segundo, disparó.

Un cumulo de sangre y cerebro se esparcieron salpicando la pared de la esquina, el cuerpo de Edward cayó al suelo, junto al cadáver de su hija Eva.

domingo, 22 de mayo de 2016

La Bruja de Villa Cristal


Villa Cristal solía ser un lugar dulce y tranquilo, sus habitantes vivían rodeados por la fresca naturaleza la mayor parte del año, a excepción del invierno donde todo el pueblo se cubría de nieve y frías temperaturas, pero ya era algo con lo que su gente estaba acostumbrada a lidiar.
Una tarde de verano Rowina Mcgregor llegó al pueblo, una joven cuya belleza era tan grande como su misteriosa procedencia, nadie sabía de donde venía, tan sólo que había comprado la vieja cabaña del lago.
Los hombres quedaban embriagados con su seductora mirada y unos labios que despertaban pasiones, cuando se dedicó a reparar su nueva casa, no sobraron las manos que se ofrecieran a ayudarla, en dos semanas la cabaña lucía restaurada. El tiempo transcurrió, los días pasaron y se volvieron meses, entrado el invierno Rowina ya se había convertido en otra pueblerina más, sin embargo no dejaba de haber un lado intrigante a su alrededor, Katherin Bulls la esposa del magistrado insistía que detrás de aquella chica con cara de niña buena, se escondía algo tenebroso, pero para su esposo Matías eso se llamaba celos y envidia.
Rowina tenía gran empatía con los niños, las deliciosas galletas que horneaba atraían a los infantes que iban y venían a cada rato.
Henry el hijo de Katherin y Matías adoraba esas galletas, lástima que únicamente podía comprarlas en el día, porque Rowina nunca recibía visitas por las noches, era un tanto extraño pero jamás la veían salir de la cabaña al anochecer, sin embargo ese viernes aunque hacía una noche helada Henry deseaba comer sus ricas galletas y aprovechando que aún jugaba con sus amigos Albert, Emily y Danna, pensó que sería genial ir por unas cuántas galletas, una idea que a los otros niños les encantó. Al llegar a la cabaña tocaron varias veces la puerta aunque Rowina no abrió, ellos siguieron insistiendo pero todo fue en vano, los niños se dieron por vencido, mejor se marchaban antes que sus padres se enojaran. Cuando iban de regreso, se toparon con una anciana que cargaba consigo una canasta, la vieja saludo a los niños y le ofreció una galleta a cada uno, ellos la aceptaron y comieron con gusto, para Henry el sabor de esas galletas le fue familiar, eran exactamente iguales a las hechas por Rowina.
La Vieja aprovechándose de la situación los engatusó para que la acompañaran, diciendo que en su casa tenía muchas más. Los chicos caminaron detrás de ella siguiendo a la anciana, lo más extraño es que se dirigían al mismo sitio donde habían estado antes, ¡la casa de Rowina! sin embargo a ninguno pareció importarles eso, es como si en su cabeza sólo pensaban en galletas. Dentro de la cabaña la vieja les sirvió una bandeja repleta de galletas para que comieran a su antojo, mientras ellos disfrutaban aquel banquete sin preocuparsese por nada más, la anciana trajo unas grandes agujas con las que les realizo una extracción de sangre, llenando 2 copas con el líquido vital de los niños, quienes no se percataban de lo que sucedía a su alrededor. Con glotonería en sus ojos levantó cada una de las copas y bebió de ellas como si tomará el mejor de los vinos, casi al instante sus arrugadas manos comenzaron a recobrar vida, la palidez de su rostro fue tomando color, su blanco y escaso cabello se tiño de negro, torneándose lacio y abundante, la poca dentadura de su boca se fue llenando de unos dientes perfectos que adornaron sus carnosos y jugosos labios. Finalnalmente la silueta de su cuerpo se hizo esbelta haciendo que el vestido que llevaba puesto cayera al suelo, tomó un pequeño espejo y con una sonrisa de satisfacción Rowina observó cómo su juventud y belleza regresaban de nuevo.
Los golpes en la puerta la sorprendieron, alguien tocaba con insistencia, ella de inmediato corrió a vestirse, el ruido pareció también llamar la atención de los niños que asustados no entendían como entraron a la cabaña, lo último que recordaban era a la anciana, pero entonces en ese momento Rowina apareció, explicándoles que su abuela los había traído. Al abrir la puerta se encontró con Katherin y Matías que buscaban a su hijo y a los demás niños.

-       Los hemos buscado por un largo rato  – exclamó Matías –
-       ¿Cómo permites que unos niños solos y a estas horas de la noche estén lejos de su casa cuando  empieza la nevada? Pregunto Katherin , (dijo ella, con un tono de enojo )
-      ¡Lo siento! los niños me pidieron unas galletas y no pude negárselas.
– Respondió Rowina –, (haciendo gestos que aparentaban lo apenada que estaba), prometí que apenas terminarán de comer, los acompañaría hasta su casa. - dijo ella -.
Después de terminar con su teatro de fingidas disculpas que tan sólo convenció a Matías, los padres se marcharon junto a los niños.

La siguiente mañana Henry ,despertó un tanto pálido, Katherin notó el cambio del niño y llamó al médico que después de examinarlo descubrió unas heridas diminutas en su brazo, como piquetes de aguja, Katherin recordó enseguida que la noche anterior creyó ver en la cabaña de Rowina unas agujas sobre la mesa, llegando a la conclusión que la mujer era responsable por lo ocurrido a su hijo, sobre todo al enterarse que los 3 amigos de Henry también presentaban marcas iguales en su cuerpo. La noticia se rego como pólvora en el pueblo, causando la molestia de los habitantes que reaccionaron de forma violenta, yendo a la cabaña de Rowina, la tildaron de bruja y fue acusada de practicar la magia negra. Decididos  a castigar a la bruja de forma violenta, la llevaron a orillas del lago que para esa época del año sus aguas heladas congelaban la piel, con la ayuda de un taburete sumergible la sentaron atada de pies y manos sobre una silla, sin importarles los gritos de la mujer, hicieron que la silla entrar y salir del agua a su antojo, pero ni siquiera después de que sumergieron a Rowina en el agua por unos cuantos segundos lograron hacer que confesara todo, Katherin que para ese entonces dirigía la tortura le ordenó a unos hombres que la colocarán sobre una superficie plana y desnudaron su cuerpo, Rowina temblaba de frío casi sin poder hablar,  aunque eso no era suficiente para satisfacer a la multitud, el barbero armado con un instrumento de metal, sin piedad alguna machaco todas sus articulaciones, ella agonizaba pero fue amarrada a la cola de un caballo y arrastrada hasta el medio del bosque, donde la dejaron colgando de un árbol en pleno invierno.


El pueblo dio por hecho que la joven había muerto de frío o por sus heridas. Poco más de un año después, Henry el hijo de Matías, desapareció sin dejar rastro en la primera noche de nevada. Una semana después, sucedió lo mismo con Danna la hija del barbero,  siguiendo los hermanos Albert y Emily.
Katherin la madre de Henry enloqueció, luego que su hijo desapareció, gritaba por las calles que Rowina McGregor era responsable, aseguraba que la bruja había regresado y que su maldición caería sobre el pueblo, al principio todos pensaron que era algo normal producto del dolor por su pérdida. Sin embargo para el final del invierno, cuando casi todos los niños del pueblo habían desaparecido, la gente asustada decía que el pueblo estaba maldito, muchos se marcharon de Villa Cristal, jurando que nunca más volverían a repetir el nombre de Rowina Mcgregor.

domingo, 15 de mayo de 2016

El Hada de los Dientes


Cuando niños todos tenemos la dulce ilusión de que existen seres mágicos, llenos de bondad y con una función especial en la vida, quien no ha soñado alguna vez con mudar uno de sus dientes, no importa si duele un poco, al final de cuentas serás recompensado, por el hada de los dientes. Dicen que cuando te vas a la cama guardas tu diente de leche debajo de la almohada, y por la mañana como por arte de magia, el diente se ha ido, dejando monedas a cambio. ¿Pero y si las cosas no fuesen tan bonitas como las cuentan?

Billy descubrió de la peor manera el lado oscuro que nadie conoce, la verdadera historia que alguien intentan ocultar.
A los 10 años sus dientes de leche empezaban la típica rebeldía de la edad, queriendo alejarse de nosotros y dejar el camino libre a los nuevos dientes que vendrían. Al principio le temía mucho a la idea de mudar sus dientes, por miedo al dolor, Martha su madre, apelando a la vieja escuela, usaba el hada de los dientes como esa figura que alentaría a Billy borrando el pánico que sentía y sembrando en su mente las ganas, de que el hada de los dientes le visitará y comprará sus dientes.
Por aquella época los dulces inundaban su vida, nada le gustaba más que comer golosinas, aunque luego venían los reproches, y los regaños de mamá, las caries aparecerían y entonces el hada de los dientes se enojaría porque sólo le gustaban los dientes sanos y limpios.
Aquel domingo por la noche, con un grito más por emoción que de dolor, Billy celebraba junto a Martha, ¡Por fin su primer diente se caía!
Era momento de hacer negocios, el hada vendría en busca del diente, para su suerte estaba pulcro y libre de caries. Aunque Billy no era el tipo de niño travieso que enloquecía a sus padres, tampoco se destacaba por ser tan obediente, Martha le aconsejó que debía dormirse sin hacer ninguna trampa, sino el hada de los dientes no vendría, sin embargo decidió esperar para conocerla en persona, se haría el dormido y vería su llegada, pero las horas transcurrían y nada sucedió, el sueño poco a poco le ganaba, hasta quedarse dormido profundamente, al otro día busco bajo la almohada y su diente ya no estaba, en su lugar había unas cuantas monedas para alegría de Billy. Satisfecho comió su desayuno y se marchó a la escuela, pero ahí no todo era color de rosas, sus clases se hallaban suspendidas, Anita una de sus compañeras se encontraba desaparecida desde el sábado, los padres de ella contaron a la policía, que su hija había mudado uno de sus dientes, con la peculiaridad de tener algo de caries, como siempre lo dejó bajo la almohada y dormía plácidamente cuando ellos se fueron de la habitación, pero al día siguiente para sorpresa de ambos, la pequeña no estaba, solo hallaron su cama vacía y lo mas tétrico de la escena, fue conseguir un diente en perfecto estado, por lo que supieron que no era el de su hija.
Los días pasaron y nada en la historia cambio, nadie sabía el paradero de Anita, mientras todos la buscaban, aconteció otro terrible hecho, dos niños fueron los próximos en desaparecer misteriosamente, al igual que Anita, Marcos y Paige se esfumaron de sus camas a mitad de la noche sin dejar rastro, lo único que quedó fue un diente blanco y perfecto, aún cuando ambos tenían problemas de caries, lo peor de todo es que las extrañas desapariciones no pararon allí, Arthur, Elisa, Cambell y Ruth, fueron los siguientes en la lista, todos con algo en común, los niños sufrían de caries.
Billy consternado como muchos en el pueblo seguían sin recibir noticia de sus amigos, pero nada le quitaba su apetito por los dulces, en las últimas semanas comía un poco más de lo normal, inclusive cuando Martha creyó controlar la situación, Billy a escondidas comía dulces sin parar, sin imaginarse que quienes que pagarian las consecuencias serían sus pobres dientes. Las molestias no tardaron en aparecer, sus dolores denotaban, el inicio de los problemas de caries, que vinieron acompañados por un nuevo diente a mudar, para Billy eso significaba dinero extra que utilizaría para comprar golosinas, después de 2 días, su diente se caía sólo, ahora solo bastaría al anochecer para que el hada de los dientes viniera a visitarlo.
Por la noche, cuando Martha termino de arreglar a Billy para dormir, puso el diente de su hijo debajo de la almohada, notando varias señales de caries, le dio un beso en la frente y se fue a su habitación.
Billy como la primera vez quiso esperar al hada de los dientes pero nuevamente el sueño le venció. Mientras él dormía, por la ventana se iba colando una especie de humo gris que inundaba la habitación, de la que poco a poco se comenzó a formar una silueta con apariencia de mujer, de cuerpo obeso y cabeza grande, con las manos alargadas y una boca sin dientes de la que salía su lengua larga y puntiaguda, en la espalda figuraban unas diminutas alas que terminaban de darle un aspecto horripilante, se acercó hasta Billy revisando su boca y relamiéndose los labios al ver el orificio en sus encías, por el diente caído, su lengua se movía por si sola como si tuviera vida propia, metiéndose como aguja en la piel y succionando la sangre de Billy que no se percataba de nada, por estar sumergido en algún trance.
En la habitación contigua Martha despertaba con el corazón acelerado, algo perturbada, se levantó de prisa yendo a la habitación de Billy seguida por su esposo Gabriel, en el cuarto del chico esa criatura espantosa seguía alimentándose de Billy, mientras sacaba varias monedas de plata de uno de sus bolsillos, revisó bajo la almohada, tomando en su mano huesuda el diente del pequeño, sus ojos amarillos como una serpiente brillaban de gusto, al descubrir que el diente tenía caries.
El hada se alimentaba de los niños que cambiaban sus dientes, los que cuidaban de ellos eran recompensados con algunas monedas, pero aquellos cuyos dientes se infectaban de caries le pertenecían a ella, se los llevaba consigo para alimentarse a placer con la deliciosa sangre de sus encías. Cuando se preparaba para sacar a Billy de su cama, los padres del niño irrumpieron en el cuarto sorprendiendo al monstruo que se vio descubierto en plena faena, Martha y Gabriel no sabían si soñaban o estaban despiertos, esa cosa era el espectro más feo que hubieran visto, lo cierto es que sujetaba a Billy y por nada del mundo permitirían que le hiciera daño, sin embargo no hizo falta que hicieran nada, el hada de los dientes al ver su trabajo frustrado, soltó a Billy y tal como entró se desvaneció frente a sus ojos saliendo de la habitación.

Cuando Billy despertó no tenía idea de lo ocurrido, Martha y Gabriel tampoco podían creer lo sucedido y decidieron callarse aquel horrendo acontecimiento. Gabriel colocó unas monedas para Billy manteniendo viva su ilusión, aunque por dentro preferían que olvidará para siempre al hada de los dientes.
Luego de aquella experiencia terrorífica, todos los dientes de Billy comenzaron a caerse, lo inexplicable para los médicos es que el niño se quedo sin dientes de manera permanente, tal vez porque ese monstruo fue interrumpido cuando se alimentaba, sus dientes se pudrieron quemando las enzimas de sus encías, Billy debía usar el resto de su vida una prótesis bucal, sin embargo dentro de lo malo, sus padres tuvieron un respiro, sabían que ya no volverían a preocuparse por el hada de los dientes.

domingo, 8 de mayo de 2016

Entre Muertos (Parte III)


Morir no es el problema, lo malo es levantarse después de la muerte y recorrer el mundo en una caminata Interminable, con ese apetito voraz que te hace alimentarte de todos aquellos que alguna vez amaste. La tierra que antes le pertenecía exclusivamente a los humanos, ahora se divide entre dos bandos, los que luchan por continuar vivos y quienes aparentan seguir viviendo.
Cuando Carrick abrió los ojos, todo alrededor le daba vueltas, el fuerte dolor de cabeza, se sentía como una terrible punzada, una de sus piernas estaba un poco adolorida y varias gotas de sangre bajaban por la frente, salpicando el suelo, sin embargo al percatarse de que unos zombis se acercaban, se apresuró abrir la puerta como pudo, tomo un bate de béisbol y salió a encargarse de la amenaza, sacudiendo la cabeza de los muertos como si fueran pelotas, despachadas de jonrón por el gran Barry Bonds, el beisbolista ídolo de su niñez. Al concluir, fue hasta Deborah que por fortuna salió ilesa del accidente e intentaba liberar a Selena, quien se encontraba aprisionada por una barra de metal que le atravesó el abdomen por un costado, la tarea no era fácil pero tras unos minutos de ardua labor, pudieron concretar su misión, con un vendaje improvisado Deborah amarro la herida y detuvo la hemorragia, evitando que Selena perdiera más sangre. Carrick sintió un nudo en la garganta al constatar que Abigail no corrió con la misma suerte, al chocar la camioneta, su cuerpo impacto contra el cristal y los vidrios se incrustaron en su cuello, causándole la muerte. Selena se hallaba muy débil para caminar y alguien debía quedarse con ella, entonces Carrick al observar la situación dijo.

-       Cuida de Selena, yo encontrare a alguien que pueda ayudarnos. (sujeto su pierna con gestos de dolor y siguió hablando), pase lo que pase no me detendré y si tengo que arrastrarme para lograrlo, también lo hare, pero regresare por ustedes con ayuda.
(Beso en la frente a Deborah y cojeando se alejó poco a poco)

Chester había pasado los últimos meses peleando contra muertos, muchos de sus amigos fallecieron intentando sobrevivir, incluso su amada esposa y su pequeña hija, tristemente cayeron presas de unos malditos zombis que entre dientes y mordidas se las arrebataron de sus brazos, por eso no pretendía rendirse tan fácil, si iba a morir, al menos lo haría acabando con unos cuantos zombis más, aunque Lucas y él llevaban todas las de perder, eran demasiados para enfrentarlos a todos, pero tal vez existía la posibilidad de que alguno de los dos saliera con vida de ahí. Chester traía consigo una granada, dispuesta para usarla, al explotar tendrían unos segundos para escapar. Luego de planearlo, Chester retiro el seguro y lanzo la granada a un rincón, mientras ellos se cubrían esperando la explosión y preparados para correr al instante en que detonara. Afuera los zombis, no paraban de golpear la puerta y a medida que lo hacían, esta iba cediendo, sin embargo cuando casi conseguían entrar, la granada exploto consumiendo en la ola de fuego a una parte de los muertos, los cuerpos en descomposición volaban en pedazos, Lucas y Chester armados únicamente con un cuchillo cada uno, salieron de inmediato apuñalando en la cabeza a los zombis que se cruzaban en su camino, pero aun así esas cosas los triplicaban en número, haciendo que su plan de escape no saliera como lo planeado, Chester al ver que quedarían nuevamente a merced de los zombis, comenzó a gritar.

-       ¡Corre Lucas, Corre! Mónica espera por ti. Sé que la Encontrarás.
     Ha llegado el momento de que yo me reúna con mi esposa y mi hija.
     Vete ya Maldición...
               Oigan Podridos, Vengan por mí, apuesto que les gustará mi sabor.

Los gritos de Chester atrajeron la atención de los muertos que se fueron agrupando en torno a él. Y aunque pudo eliminar a los primeros que se acercaban término atrapado sin poder defenderse, pero nada le borró la sonrisa de su cara, hasta que su cuerpo desapareció consumido por una multitud de zombis.
Por más que Lucas hubiese querido intervenir sólo habría conseguido que ambos compartieran el mismo final, por eso no tuvo más remedio que hacer de tripas corazón y alejarse, dejando atrás a un Chester por el que ya nada podía hacer.
Carrick llevaba un buen rato caminando, tiempo en el que recorrió una gran distancia, el cansancio extremo y la fatiga, ya comenzaban atacarlo y su pierna le pasaba factura, cada vez dolía más y más, al punto que empezaba arrastrarla porque le costaba mucho caminar, sin embargo cumpliría su palabra, Deborah y Selena contaban con él y no pensaba defraudarlas. No sabía si era real lo que veían sus ojos, o si la razón le jugaba una mala pasada, pero a lo lejos podía distinguir unas murallas de donde provenían disparos, por lo tanto en ese lugar, habría algún sobreviviente y sin importar su estado, resistiría hasta llegar allá.

Tan pronto recargaba su rifle, las balas se esfumaban regadas en medio de una lluvia de disparos, Mónica no tenía idea de cuantas horas pasaron, sólo sabía que las cosas se alargaron más de lo esperado, las municiones se reducían ante esa horda gigante de zombis, que finalmente parecían irse  evaporando, Dereck con una ametralladora se encargó del grupo restante, dejando para alegría de todos el terreno libre de muertos. Pero entonces uno de los vigías anunciaba que otro zombi se acercaba, recibiendo de Dereck la orden de eliminarlo, sin embargo los gritos de Mónica lo detuvieron, ella noto algo diferente en aquel caminante, y para confirmar sus sospechas vio a través de la mira, al verificar lo que pensaba, corrió a la entrada pidiendo que la dejarán salir, y aunque nadie entendía lo que pasaba Dereck no la detuvo. Mónica vio al hombre quien caminaba con mucha dificultad y sumado a la sangre de su rostro, era fácil confundirlo con un muerto. El pobre sujeto no podía más y cayó al suelo desmoronado.

 ¿Cómo te llamas? - Preguntó Mónica -
- Soy, soy Carrick - Respondió él - (totalmente agotado, mientras Mónica le daba agua de su cantimplora)
- Yo me llamo Mónica Rusell y aquí estás a salvo -

Carrick reconoció en aquel nombre a alguien familiar, ciertamente aunque no la conocía en persona,  había escuchado hablar de ella tantas veces.

La noche empezaba a caer, la pobre Selena casi perdía el conocimiento por su herida, Deborah desesperada no sabía ¿qué hacer?, a esas alturas quería seguir pensando que Carrick regresaría, aunque todo lucía tan mal, la oscuridad era su peor enemiga, así le sería imposible defenderse si los muertos atacaban, pero por algo su fe siempre le acompañaba, de repente unos faroles alumbraron la carretera, un vehículo se acercaba.
Lucas corría perseguido por los zombis, esas criaturas del infierno nunca se cansaban, cada segundo que pasaba era más difícil huir, pero los caminantes seguían persistentes detrás suyo y sus fuerzas mermaban, tanto las físicas como mentales, ya estaba harto y cansado de lo mismo, uno de sus amigos se sacrificó por él, pero parece que aquello sería en vano y no porque no fuese luchado para mantenerse con vida sino que después de todo se trataba de un simple hombre peleando con muertos vivientes que contra viento y marea seguían en pie, cuando su resistencia alcanzó el límite, lanzó el cuchillo al suelo y se quedó parado allí, aguardando a que los zombis hicieran su trabajo, mientras miraba como lentamente lo rodeaban, Lucas cerró los ojos y espero su trágico final, pero los disparos lo sorprendieron, al abrir sus ojos observo como los muertos eran exterminados uno tras otro, hasta no quedar ninguno. Lucas de la impresión cayó arrodillado sin dar crédito a lo que miraba, una mezcla de emociones le inundo, no sabía si reír o llorar, aunque las lágrimas le ganaron, esa gente le salvo la vida, sin embargo lo más increíble es que entre ellos, estaba Mónica, tanto tiempo buscándola y fue ella quien lo encontró, la tenía frente a él, Mónica al verlo, corrió abrazarlo y soltando el llanto, también reía de emoción.

Dios si tenía un plan después de todo, el apocalipsis llego, los muertos se levantaron y el caos inundo el mundo, pero la vida prevaleció, ¿el juicio final?, quizás quienes quedaron atrapados en los dientes hambrientos de los muertos fueron juzgados y aquellos que aún habitan el mundo, tal vez recibían otra oportunidad para enmendar sus pecados, repoblando el planeta.
5 meses han pasado desde la noche que Lucas en cuestión de segundos, pasó de estar vencido y hallarse listo para morir, a tener en su vida el gran motivo para empezar de cero, en un territorio en el que la muerte sigue reinando. Igual que Mónica, para ella todo volvió a teñirse de colores, desde que Dereck la rescato del Boulevard cuando todo el desastre comenzó, aprendió a defenderse por sus propios medios y a luchar para sobrevivir, sin embargo siempre sentía que algo le faltaba, deseaba una vida normal, y junto a Lucas por fin podría hacerlo, el grupo de sobrevivientes se alistaba para emigrar en busca de aquel sitio ideal, esa ciudad con instalaciones libres del virus de la que todos hablaban, Selena ocupaba ahora el puesto dejado por Mónica, Deborah y Carrick cumplían apenas 2 semanas de casados, las esperanzas de la humanidad estaban vivas. Todos ellos eran la semilla de una civilización que podría iniciar un nuevo mundo erradicando poco a poco, la peste del infierno que amenazaba la tierra.
A miles de Kilómetros, en África, unos aviones despegaban con bombas atómicas con la misión de un ataque nuclear, los científicos decidieron que la mejor solución al virus zombi era exterminar las zonas de mayor contagio.
Lucas y Mónica junto al grupo se desplazaban a la ciudad prometida, siendo sorprendidos por una luz destellante en el cielo, seguida por una explosión que destruyo todo a su paso.

domingo, 1 de mayo de 2016

Entre Muertos (Parte II)


Dicen que después de cada tempestad llega la calma, pero no en un mundo en el que la tranquilidad se acabó y la muerte es quien reina cobrando vidas sin descaro, para los sobrevivientes que les tocaba afrontar esta época maldita, resultaba casi imposible conciliar el sueño, sabiendo que en un mínimo descuido su carne seria machacada por los dientes podridos, de unos muertos caminantes.
Mónica Rusell dedicaba su tiempo a salvar vidas, pero con aquel giro del destino, cuando de por medio estuvo su propia vida, se adaptó como un camaleón al nuevo ecosistema, en pocos días se volvió una mujer de armas tomar, convirtiéndose en una de las líderes de un grupo de sobrevivientes, quienes luchaban para poder eliminar la amenaza de los muertos, en su cabeza seguía vivo el recuerdo de Lucas, su querido novio y sin importar los meses que pasaran seria inolvidable.
De las afueras de la ciudad, llegaban reportes desde el aire nada alentadores, la muerte parecía mover sus fichas, un número considerable de Zombis caminaban en conjunto, con dirección a su refugio, la horda de buitres infernales venían en busca de carne fresca. Ante esa noticia Mónica organizo sus frentes de batalla y Dereck Long el principal al mando, coloco barricadas y una buena defensa que les haría soportar cualquier ataque. Las horas transcurrieron en la amarga espera, Mónica con su fusil en manos, aguardaba la llegada de los Zombis. Tantas emociones y pensamientos cruzaban en ese momento por su mente, aquella noche se cumplían 4 meses desde que todo el apocalipsis inicio, también fue la última vez que vio a Lucas con vida, lo que más le dolía es que nunca encontró su cuerpo y el solo imaginar que vagaba por ahí convertido en una de esas criaturas, le retorcía el corazón.
Desesperada entre todo el alboroto de las calles, Mónica corrió queriendo llegar a casa, había gente que perseguía a otras personas, se veían como desquiciados, quizás producto de alguna droga, cuando cruzaba por la esquina, frente al restaurante de mariscos que ella solía frecuentar, una de las mesoneras salió de allí con la boca ensangrentada y los ojos desorbitados, la miro como un perro rabioso que se preparaba atacar, Mónica asustada intento esquivarla, pero la mujer la agarró del brazo con fuerza y enseguida intento darle un mordisco, por suerte pudo soltarse antes que los dientes se clavaran en su piel, sin embargo la mujer no desistió y se le fue encima con más ganas de masticar su cuerpo, Mónica forcejeo poniéndole difícil las cosas a su agresora, aun así, se vio doblegada y cayó al suelo, aunque supo sacarle provecho a la situación, tomo como pudo un pedazo de cabilla del piso y cuando la mesonera se lanzó sobre ella, Mónica con su instinto de supervivencia activado, enterró la punta afilada del metal, por la boca de esa mujer.
Los disparos empezaron a sonar, primero fue uno, luego dos y tres, hasta que todos disparaban al unísono, Mónica se adentró mucho recordando el pasado, que por un minuto olvido el presente y lo que estaban por enfrentar, acomodo la mira del arma y observo un instante, vio un montón de muertos iban llegando, entonces ella también abrió fuego…

Abigail y Hanssel, recogían medicinas, algunas botellas de agua y los enlatados que pudieron conseguir, mientras Selena cambiaba la llanta vacía de la camioneta. Carrick y Lucas vigilaban la zona sur, cuidando los alrededores para no ser sorprendidos por los muertos, al tiempo que Deborah y Chester hacían lo propio por el lado norte, casi 3 meses se fueron volando desde que Lucas se unió al pequeño grupo de Carrick, después de la penosa muerte de Esteban, anduvieron muchos lugares hasta encontrar un refugio que adoptaron para vivir, un día cuando regresaban a su guarida, vieron a una pareja que se encontraban en medio de la deriva, para fortuna suya, ellos aparecían justo a tiempo para salvarles la vida, eliminando a los zombis que los acorralaron, al final Abigail y Hanssel terminaron por integrarse al grupo. Todos trabajaban en equipo dando su aporte para mantenerse a salvo, sin embargo nunca lograban establecerse definitivamente en ningún lugar, siempre debían emigrar a puntos lejanos, porque hallar comida, cada día se hacía más difícil.
Deborah era una fiel creyente que mencionaba la palabra de Dios cada que podía, su fe era grande, creía ciegamente que vendrían tiempos mejores y se aferraba a la idea, que en alguna parte, habría algo seguro y tranquilo, donde pudiesen empezar de cero a reconstruir el mundo. Su convicción contagiaba a los demás, que cansados de pasar los últimos meses como nómadas de aquí a allá, viendo a sus compañeros morir, anhelaban un lugar en el cual vivir sin problemas.
Chester apostaba por localizar el llamado campamento de la salvación, siempre repetía lo mismo:

– Las últimas transmisiones de Radio semanas atrás, mencionaron que existen instalaciones libres del virus, en la que los médicos trabajan arduamente para dar con respuestas y fabricar una cura. – Dijo –  (Miro al cielo y concluyo diciendo), yo se que daremos con su paradero, ahí viviremos en paz.

A su paso por aquel desolado pueblo, Abigail y Hanssel, no se conformaban con lo que pudieron recolectar, recorrieron el pueblo dando con un centro comercial, justo lo que necesitaban para abastecerse por varios días, pero ninguno imaginaba lo que realmente había dentro. Al ver las puertas clausuradas Hanssel supuso que tal vez querían proteger el motín, así que él y su esposa colocaron dinamita en la entrada y luego de unos segundos, los explosivos estallaron abriendo un boquete, enseguida los zombis que permanecían encerrados comenzaron a salir y la amenaza creció, a medida que los muertos aumentaban. Los gritos de Abigail alertaron al resto que vieron como la pareja huía mientras eran perseguidos por una horda de zombis, Lucas al observar que estaban en peligro comenzó a disparar contra los muertos que se acercaban a ellos, Selena no había terminado de colocar el neumático a la camioneta, pero ante la inminente amenaza no tuvo más remedio que dejar su trabajo a la mitad.
La pareja corría y disparaban al mismo tiempo, pero Hanssel en medio de la huida tropezó cayendo al suelo, Abigail al ver a su esposo quiso detenerse para regresar ayudarlo, y aun cuando Hanssel le gritaba que continuara, ella quiso volver, pero Carrick la tomo del brazo y la llevo consigo, sin importarle sus protestas y pataleos, Hanssel con lágrimas en los ojos veía alejarse a su esposa, al instante en que iba siendo devorado por un montón de muertos que hacían un festín con él.
Lucas sabía que si no hacía algo al respecto todos quedarían a merced de los Zombis, sin más balas que disparar y solo con su cuchillo, corrió hacia el otro lado haciendo mucho ruido para llamar la atención de los zombis y que fueran tras él, pero Chester no permitiría que Lucas se sacrificara, lo que intentaba hacer era un suicidio y no lo dejaría solo.
Carrick sabía perfectamente que no tenían las armas ni los hombres necesarios para contrarrestar a la horda de zombis, cuando vio el noble acto de Lucas y Chester le ordeno a Selena que arrancara de prisa, ellos debían vivir a toda costa, o si no sería en vano el sacrificio de sus amigos, Selena condujo pisando el acelerador a fondo, en su afán por esquivar los zombis en el camino, olvidó por completo el neumático flojo, que con tantas maniobras salió disparado haciendo que perdiera el control y volteándose en el acto, la camioneta giro varias veces yendo a parar contra un poste eléctrico.

Lucas agradeció a Chester por acompañarlo a una muerte casi segura, los 2 amigos corrieron hasta un almacén en donde ingresaron, trabando la puerta, antes que los hambrientos zombis los alcanzaran, sin embargo quedaron totalmente sin salida, pero sin perder la calma Lucas saco de su bolsillo un cigarro, nada le preocupaba, ¡o quizás sí!. Tristemente si ese era su fin, no tendría la oportunidad de saber que sucedió con su adorada Mónica, lo único que esperaba es que nada malo le fuese ocurrido, que donde estuviera, se hallara con bien. Chester le ofreció fuego y sentados contra la pared, compartieron su cigarrillo, mientras afuera un centenar de muertos vivientes golpeaban con fuerza, deseosos de entrar por un suculento bocadillo de carne y huesos.