Morir
no es el problema, lo malo es levantarse después de la muerte y recorrer el
mundo en una caminata Interminable, con ese apetito voraz que te hace
alimentarte de todos aquellos que alguna vez amaste. La tierra que antes le
pertenecía exclusivamente a los humanos, ahora se divide entre dos bandos, los
que luchan por continuar vivos y quienes aparentan seguir viviendo.
Cuando Carrick abrió los ojos, todo alrededor
le daba vueltas, el fuerte dolor de cabeza, se sentía como una terrible
punzada, una de sus piernas estaba un poco adolorida y varias gotas de sangre
bajaban por la frente, salpicando el suelo, sin embargo al percatarse de que
unos zombis se acercaban, se apresuró abrir la puerta como pudo, tomo un bate
de béisbol y salió a encargarse de la amenaza, sacudiendo la cabeza de los
muertos como si fueran pelotas, despachadas de jonrón por el gran Barry Bonds,
el beisbolista ídolo de su niñez. Al concluir, fue hasta Deborah que por
fortuna salió ilesa del accidente e intentaba liberar a Selena, quien se
encontraba aprisionada por una barra de metal que le atravesó el abdomen por un
costado, la tarea no era fácil pero tras unos minutos de ardua labor, pudieron
concretar su misión, con un vendaje improvisado Deborah amarro la herida y
detuvo la hemorragia, evitando que Selena perdiera más sangre. Carrick sintió
un nudo en la garganta al constatar que Abigail no corrió con la misma suerte,
al chocar la camioneta, su cuerpo impacto contra el cristal y los vidrios se
incrustaron en su cuello, causándole la muerte. Selena se hallaba muy débil
para caminar y alguien debía quedarse con ella, entonces Carrick al observar la
situación dijo.
- Cuida
de Selena, yo encontrare a alguien que pueda ayudarnos. (sujeto su pierna con
gestos de dolor y siguió hablando), pase lo que pase no me detendré y si tengo
que arrastrarme para lograrlo, también lo hare, pero regresare por ustedes con
ayuda.
(Beso en la frente a Deborah y cojeando
se alejó poco a poco)
Chester había pasado los últimos meses
peleando contra muertos, muchos de sus amigos fallecieron intentando
sobrevivir, incluso su amada esposa y su pequeña hija, tristemente cayeron
presas de unos malditos zombis que entre dientes y mordidas se las arrebataron
de sus brazos, por eso no pretendía rendirse tan fácil, si iba a morir, al
menos lo haría acabando con unos cuantos zombis más, aunque Lucas y él llevaban
todas las de perder, eran demasiados para enfrentarlos a todos, pero tal vez
existía la posibilidad de que alguno de los dos saliera con vida de ahí.
Chester traía consigo una granada, dispuesta para usarla, al explotar tendrían
unos segundos para escapar. Luego de planearlo, Chester retiro el seguro y
lanzo la granada a un rincón, mientras ellos se cubrían esperando la explosión
y preparados para correr al instante en que detonara. Afuera los zombis, no
paraban de golpear la puerta y a medida que lo hacían, esta iba cediendo, sin
embargo cuando casi conseguían entrar, la granada exploto consumiendo en la ola
de fuego a una parte de los muertos, los cuerpos en descomposición volaban en
pedazos, Lucas y Chester armados únicamente con un cuchillo cada uno, salieron
de inmediato apuñalando en la cabeza a los zombis que se cruzaban en su camino,
pero aun así esas cosas los triplicaban en número, haciendo que su plan de escape
no saliera como lo planeado, Chester al ver que quedarían nuevamente a merced
de los zombis, comenzó a gritar.
- ¡Corre
Lucas, Corre! Mónica espera por ti. Sé que la Encontrarás.
Ha llegado el momento de que yo me reúna
con mi esposa y mi hija.
Vete ya Maldición...
Oigan Podridos, Vengan por mí, apuesto que les gustará mi sabor.
Los gritos de Chester atrajeron la atención
de los muertos que se fueron agrupando en torno a él. Y aunque pudo eliminar a
los primeros que se acercaban término atrapado sin poder defenderse, pero nada
le borró la sonrisa de su cara, hasta que su cuerpo desapareció consumido por
una multitud de zombis.
Por más que Lucas hubiese querido intervenir
sólo habría conseguido que ambos compartieran el mismo final, por eso no tuvo
más remedio que hacer de tripas corazón y alejarse, dejando atrás a un Chester
por el que ya nada podía hacer.
Carrick llevaba un buen rato caminando,
tiempo en el que recorrió una gran distancia, el cansancio extremo y la fatiga,
ya comenzaban atacarlo y su pierna le pasaba factura, cada vez dolía más y más,
al punto que empezaba arrastrarla porque le costaba mucho caminar, sin embargo
cumpliría su palabra, Deborah y Selena contaban con él y no pensaba
defraudarlas. No sabía si era real lo que veían sus ojos, o si la razón le
jugaba una mala pasada, pero a lo lejos podía distinguir unas murallas de donde
provenían disparos, por lo tanto en ese lugar, habría algún sobreviviente y sin
importar su estado, resistiría hasta llegar allá.
Tan pronto recargaba su rifle, las balas se
esfumaban regadas en medio de una lluvia de disparos, Mónica no tenía idea de
cuantas horas pasaron, sólo sabía que las cosas se alargaron más de lo
esperado, las municiones se reducían ante esa horda gigante de zombis, que
finalmente parecían irse evaporando,
Dereck con una ametralladora se encargó del grupo restante, dejando para
alegría de todos el terreno libre de muertos. Pero entonces uno de los vigías
anunciaba que otro zombi se acercaba, recibiendo de Dereck la orden de
eliminarlo, sin embargo los gritos de Mónica lo detuvieron, ella noto algo
diferente en aquel caminante, y para confirmar sus sospechas vio a través de la
mira, al verificar lo que pensaba, corrió a la entrada pidiendo que la dejarán
salir, y aunque nadie entendía lo que pasaba Dereck no la detuvo. Mónica vio al
hombre quien caminaba con mucha dificultad y sumado a la sangre de su rostro,
era fácil confundirlo con un muerto. El pobre sujeto no podía más y cayó al
suelo desmoronado.
¿Cómo
te llamas? - Preguntó Mónica -
- Soy, soy Carrick - Respondió él -
(totalmente agotado, mientras Mónica le daba agua de su cantimplora)
- Yo me llamo Mónica Rusell y aquí estás a
salvo -
Carrick reconoció en aquel nombre a alguien
familiar, ciertamente aunque no la conocía en persona, había escuchado hablar de ella tantas veces.
La noche empezaba a caer, la pobre Selena casi
perdía el conocimiento por su herida, Deborah desesperada no sabía ¿qué hacer?,
a esas alturas quería seguir pensando que Carrick regresaría, aunque todo lucía
tan mal, la oscuridad era su peor enemiga, así le sería imposible defenderse si
los muertos atacaban, pero por algo su fe siempre le acompañaba, de repente
unos faroles alumbraron la carretera, un vehículo se acercaba.
Lucas corría perseguido por los zombis, esas
criaturas del infierno nunca se cansaban, cada segundo que pasaba era más
difícil huir, pero los caminantes seguían persistentes detrás suyo y sus
fuerzas mermaban, tanto las físicas como mentales, ya estaba harto y cansado de
lo mismo, uno de sus amigos se sacrificó por él, pero parece que aquello sería
en vano y no porque no fuese luchado para mantenerse con vida sino que después
de todo se trataba de un simple hombre peleando con muertos vivientes que
contra viento y marea seguían en pie, cuando su resistencia alcanzó el límite,
lanzó el cuchillo al suelo y se quedó parado allí, aguardando a que los zombis
hicieran su trabajo, mientras miraba como lentamente lo rodeaban, Lucas cerró
los ojos y espero su trágico final, pero los disparos lo sorprendieron, al
abrir sus ojos observo como los muertos eran exterminados uno tras otro, hasta
no quedar ninguno. Lucas de la impresión cayó arrodillado sin dar crédito a lo
que miraba, una mezcla de emociones le inundo, no sabía si reír o llorar,
aunque las lágrimas le ganaron, esa gente le salvo la vida, sin embargo lo más
increíble es que entre ellos, estaba Mónica, tanto tiempo buscándola y fue ella
quien lo encontró, la tenía frente a él, Mónica al verlo, corrió abrazarlo y
soltando el llanto, también reía de emoción.
Dios si tenía un plan después de todo, el apocalipsis llego, los muertos se levantaron y el caos inundo el mundo, pero la vida prevaleció, ¿el juicio final?, quizás quienes quedaron atrapados en los dientes hambrientos de los muertos fueron juzgados y aquellos que aún habitan el mundo, tal vez recibían otra oportunidad para enmendar sus pecados, repoblando el planeta.
5 meses han pasado desde la noche que Lucas en cuestión de segundos, pasó de estar vencido y hallarse listo para
morir, a tener en su vida el gran motivo para empezar de cero, en un territorio en el que la muerte sigue reinando. Igual que Mónica, para ella todo
volvió a teñirse de colores, desde que Dereck la rescato del Boulevard cuando
todo el desastre comenzó, aprendió a defenderse por sus propios medios y a
luchar para sobrevivir, sin embargo siempre sentía que algo le faltaba, deseaba
una vida normal, y junto a Lucas por fin podría hacerlo, el grupo de sobrevivientes
se alistaba para emigrar en busca de aquel sitio ideal, esa ciudad con instalaciones
libres del virus de la que todos hablaban, Selena ocupaba ahora el puesto
dejado por Mónica, Deborah y Carrick cumplían apenas 2 semanas de casados, las
esperanzas de la humanidad estaban vivas. Todos ellos eran la semilla de una civilización
que podría iniciar un nuevo mundo erradicando poco a poco, la peste del
infierno que amenazaba la tierra.
A miles de Kilómetros, en África, unos aviones despegaban con bombas atómicas con la misión de un ataque nuclear, los científicos decidieron que la mejor solución al virus zombi era exterminar las zonas de mayor contagio.
Lucas y Mónica junto al grupo se desplazaban a la
ciudad prometida, siendo sorprendidos por una luz destellante en el cielo, seguida por una explosión que destruyo todo a su paso.
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