domingo, 23 de abril de 2017

Criaturas Salvajes


Joseph Y Nathan Phillips 2 niños ricos acostumbrados a tener lo que deseaban, para ellos no existía un “NO” por respuesta, sus padres Martha y Harold Phillips cumplían todos sus caprichos, a cambio solo querían que destacaran en sus estudios, graduarse con honores en la mejor universidad del país y triunfar en su área, sin embargo hay troncos imposibles de enderezar, Joseph y Nathan crecieron con el mundo a sus pies, obtenían las cosas de la manera fácil, siendo unos idiotas sin valores ni educación.
Al terminar la primavera, tanto Nathan el menor en la facultad de medicina como Joseph el mayor en la facultad de derecho, acabaron otro semestre con materias reprobadas, por lo que Harold cansado de la pésima aptitud  de los chicos decidió tomar medidas drásticas aun con la negativa de su esposa, les daría una lección que sirviera de escarmiento a sus consentidos y malcriados hijos. El típico fin de semana de sexo fiesta y alcohol para los hermanos concluyo con amargura y humillación al ser expulsados del club donde solian reunirse entre amigos porque sus tarjetas no tenían fondos, todas sus cuentas fueron congeladas dejándolos sin un centavo. A partir de ahí la relación entre padre e hijos que pendía de un hilo se desmorono por completo y aunque Martha era inocente de los actos de su esposo también la culparon por lo ocurrido, ambos se marcharon de casa y nadie los volvió a ver.  .
3 años pasaron desde la última vez que Harold y Martha tuvieron noticias de sus hijos, un día cualquiera alguien toco a la puerta y entonces allí estaban Joseph y Nathan con una enorme sonrisa de oreja a oreja, en cuestión de días fue como si sus diferencias hubieran quedado en el pasado, Los Phillips anunciaron una gran fiesta para celebrar el regreso de sus amados hijos. Amigos, familiares y miles invitados de la alta sociedad se alistaban para asistir a la fiesta del año. La noche llego con trajes elegantes y autos finos desfilando por el club más exclusivo de la ciudad, sin embargo Harold y Martha Phillips los organizadores del evento debieron ausentarse por estar de viaje atendiendo asuntos de negocios aunque se harían presentes más tarde. Los homenajeados de la noche disfrutaban del agasajo en su honor, Joseph compartía junto a Katherine su ex novia, Mark y Lucia, viejos amigos de la facultad quienes se habían convertido en profesionales de la medicina. Por su parte Nathan tomaba una copa con Mathias, su único amigo desde la niñez, jamás les preguntaron dónde estuvieron todo ese tiempo ni ellos tampoco contaron que sucedió con sus vidas, ciertamente eso ahora no tenía importancia, sus padres y el círculo de allegados quedaron encantados al apreciar el impresionante cambio, esos muchachos ya no eran ni la sombra de los tipos creídos y ególatras que una vez fueron, sino que todo lo contrario, lucían maduros, amables y centrados en sus vidas.
Llegada la media noche la fiesta estaba en su punto de ebullición, entonces de forma repentina las luces se apagaron sin ninguna explicación, los invitados no comprendían que sucedía, era inexplicable como un sitio tan prestigioso sufriera semejante problema si contaban con sus propias plantas eléctricas, de repente una copa cayó al suelo, apenas se podía mirar entre la gente con la poca iluminación que brindaban las luces de emergencia, unos gritos vinieron después, cuando Lucia vio como Mark caía al suelo sangrando abundantemente, el desespero se hizo presente, un disparo al que luego le siguieron dos, tres hasta que una ráfaga de balas apareció en el gran salón, alcanzando a varios desafortunados que eran atrapados por la lluvia de proyectiles que no cesaban, en medio del alboroto unos tropezaban con otros obstruyéndose el paso sin saber dónde cubrirse. En ese instante Joseph se olvidó de todos lo demás, para él lo único importante era proteger a Katherine a quien tomo de la mano y corrió como nunca lo hizo, intentando esquivar unas balas que aun no sabía de donde provenían. Los desafortunados invitados buscaban la salida sin éxito, aquel club donde tantas fiestas y alegrías se celebraron se convirtió en una jaula de la muerte de la que nadie podía escapar, Joseph logro esconder a Katherine en uno de los baños y le pidió que se quedara allí mientras el daba con alguna salida. Los minutos pasaron convirtiéndose en eternas horas de llanto y aullidos desgarradores de pánico y dolor. Los perpetradores por fin se mostraban, sus trajes no desentonaban con la ropa usada por los invitados solo que sus rostros estaban cubiertos por mascaras. El arsenal que traían consigo era suficiente para acabar con media ciudad.
El alcalde su esposa e hijos fueron también terminaron acorralados por los sujetos, en cuestión de segundos ardieron como malvaviscos asados por un lanzallamas que les arrebató la vida de manera cruel y despiadada, Lucia se ocultó debajo de una mesa de bocadillos junto a otras personas, solo para observar como poco a poco cada uno de ellos eran halados hacia fuera y posteriormente asesinados vilmente, entre rezos y suplicabas a Dios pedía un milagro que detuviera esa masacre antes que tocara su turno, pero lamentablemente aquello no evito que compartiera el destino final que los demás antes de ella, sintió como unas manos la sujetaban de sus pies arrastrándola por el piso y cuando se cansaron de hacerla sufrir sin piedad atravesaron su cabeza con un enorme machete.
Katherine que seguía escondida en el baño esperando el retorno de Joseph, al escuchar que el tiroteo se detuvo se armó de valor para salir de allí, avanzando de prisa al pasillo que llevaba a la cocina principal, para su sorpresa los cocineros tampoco se perdieron el festín de la noche, ahí solo encontró sangre y cuerpos tirados en el suelo. En un minuto de lucidez trato de abrir el baño de la cocina con la ilusión de conseguir una ventana por donde poder escapar, aunque la puerta parecía trabada no desistió de su lucha, ayudándose con utensilios que le permitieron abrirla, sin embargo hubiera preferido mil veces no hacerlo, dos cuerpos cayeron ante ella, eran los cadáveres de Harold y Marta Phillips quienes fueron degollados a sangre fría. La puerta de la cocina se abrió dando paso a 2 de los individuos que ingresaron armados con una ballesta y rifle de asalto, al verse sin salida Katherine comenzó a lanzarles cucharas, ollas, platos y todo lo que tuviera a su alcance, pero nada de eso impidió que los sujetos se acercaran con risas de burla, ella corrió intentando pasar sobre ellos, el que llevaba la ballesta le dio un golpe al estómago que la mando al piso, sin embargo continuo arrastrándose como pudo, hasta tropezar con los zapatos de otro de los asesinos quien entraba a la cocina, este la levanto del suelo y acaricio su pelo, Katherine en un último intento de supervivencia le lanzo una bofetada que solo le arranco su máscara, al ver eso sus dos compañeros también se quitaron las suyas dejando su rostro al descubierto, mientras el tipo que sujetaba a Katherine saco de su bolsillo un cuchillo y no se lo pensó dos veces para actuar.

Nada les sabia más excitante y placentero que cortar de a poco una garganta, sintiendo a cada segundo como el filo del cuchillo violaba la delicadeza de esa piel de turno, sumergiéndose en su fina carne y abriendo a su paso una herida mortal que salpicaba de sangre el sucio sadismo de unas almas malditas que solo se relamían los labios de gozo al quitar otra vida, que con agonía y sufrimiento moría víctima de aquellos seres despiadados que así alimentaban sus  infernales instintos. Katherine sintió como su vida se apagaba con lágrimas en los ojos, asombro y decepción en su último aliento, alcanzo a decir “TE AMO” al hombre que más amaba, Joseph Phillips el mismo que sin un mínimo remordimiento cortaba su cuello.

— Con ella, ya hemos terminado, ¿cierto? (Pregunto Mathias, uno de los asesinos)
— ¡No!, de hecho todavía nos falta alguien más. (Respondió Nathan)

Y sin darle tiempo a reaccionar disparo una flecha directo al corazón de Mathias, su amigo de toda la vida y el único que les tendió la mano cuando más lo necesitaban, el que les dio comida, dinero y un refugio donde habitar, hibernando como osos que nunca durmieron, solo se dedicaron a planear minuciosamente su regreso y una sangrienta venganza.
Al amanecer cuando la luz del nuevo día ilumino la ciudad, las autoridades solo encontraron esa espantosa escena del crimen, cuerpos por doquier en una matanza que arrasó con centenares de personas, pero nunca dieron con los responsables, los hermanos Phillips volvieron a desaparecer sin dejar rastro, ya no se trataba simplemente de una venganza, habían conseguido su pasatiempo deliciosamente pervertido, siempre carecieron de sentimientos pero cuando fueron prácticamente desterrados por su padre sus corazones albergaron odio y maldad, convirtiéndose en criaturas salvajes que solo querían derramar sangre y apenas comenzaban.

viernes, 11 de noviembre de 2016

El Extraño caso de Anastasia


Anastasia Henderson, anoche se fue a la cama siendo niña y despertó convertida en mujer, porque hoy cumple sus 15 años, pero algo le ocurre a su cuerpo y no son los cambios típicos de la edad, esa mañana comienza a sentir escalofríos y sufrir sacudidas corporales, sin que pueda controlarlo sus extremidades se giran de forma increíble. Su padre William fue el primero en verla y luego Sabrina su mamá, ambos sintieron gran temor por su hija menor, de inmediato la llevaron a una Clínica Psiquiátrica, Las pruebas son concluyentes, Anastasia tiene epilepsia, iniciaron un tratamiento que según los médicos iba a curar su padecimiento, pero los días pasaban y ella empeoraba, depresión poca alimentación y heridas en la boca iban en aumento, su madre rezaba cada día con más devoción pidiendo por el bienestar de su niña. 
Ante el desespero de ver pasar los meses y que su hija no tuviera mejoría Sabrina empezaba a perder la esperanza en la medicina tradicional, el extraño comportamiento de Anastasia aumentaba, cantaba canciones en idiomas raros y gritaba de forma demencial, entre varios enfermeros intentaron sujetarla sin éxito, no lograban someterla, una fuerza brutal se apoderaba de su cuerpo.
Había sido una niña tranquila que amaba los animales y disfrutaba pasar su tiempo montando caballos y pescando cada domingo en casa de los abuelos, amigable y con deseos de ayudar a los enfermos su sueño era convertirse en médico cirujano, desde que asistió al campamento de verano sus padres notaron a su regreso que ocurría algo extraño en su mirada. Su cara dulce y risueña ya poco se veía, solía hablar con las paredes y mirar por horas la panatalla del televisor cuando se encontraba apagado, a medida que su cumpleaños 15 se acercaba su cambio era más evidente, peleaba con todas sus amigas e incluso llegó a lastimar a Rocío su mejor amiga causándole heridas en la cara con sus propias uñas, alegaba que Rocío tenía los ojos del demonio y que se burlaba de ella por lo que tenía que matarla, faltando una semana para celebrar sus 15 primaveras, los preparativos de su fiesta iban viento en popa. Esa tarde Elizabeth la hermana mayor llamaba a comer a Tony su gato quien no apareció, después de buscar la mascota por toda la casa fue a la habitación de Anastasia que aún dormía, un olor desagradable provenía de abajo de la cama, se inclinó para echar un vistazo y sintió morirse al descubrir el cadáver podrido de Tony, llenó de gusanos y con sus vísceras regadas. Cuando los padres de Anastasia la interrogaron la chica afirmó no saber que había sucedido y mucho menos como llegó el cuerpo del gato a su cuarto.
En los días siguientes durante la noche, en la casa se empezaban a oír ruidos inexplicables, golpes en las paredes, sonidos como goteo de agua que no tenían ninguna fuente de origen. Pasos que iban y venían a mitad de la madrugada, sombras que aparecían y de la nada se descanecian, todo ello fue el preámbulo a la penosa enfermedad y los sintomas inusuales de Anastasia.
Los meses pasaron y su estado fue degradante, la familia decidió sacarla del hospital y cuidarla en la tranquilidad del hogar,  su cuerpo lucía cada vez peor, deteriorado y con mal aspecto. 
William solía ser un hombre poco creyente sin embargo fue el más abierto a la idea de que su hija estaba poseída por el diablo o que algún espíritu maligno se aporedo de ella, Sabrina se negaba a creer algo como eso. Hasta que un día entró a la habitación de Anastasia llevándole frutas y jugó, aunque su hija se negó, insultando a su madre y queriendo golpearla se rehusó a comer, le grito que el demonio se lo prohibía. Con esa imagen tan espantosa Sabrina comprobó la teoría de su esposo, decidida a liberar a su hija de las garras del diablo busco ayuda espiritual en el sacerdote del pueblo y un reverendo amigo de la familia, quienes necesitaban pruebas para poder recibir los permisos necesarios para salvar el alma de Anastacia.
En los dias siguientes Anastacia dormía en el suelo, comía insectos y bebía su propia orina. Repetía que no existía salvación, destruyó el crucifijo que tenían en casa y hasta quemó la Biblia de su madre.
Para cuando el Reverendo Cambell y el Sacerdote Gabriel pudieron tomar cartas en el asunto, Anastasia se encontraba completamente irreconocible cortadas en los brazos y la cara, el pelo se le había caído y su voz sonaba gruesa como de ultratumba. Tanto Cambell como Gabriel tenían sus propios métodos, realizando oraciones y conjuros que podían ser considerados como un exorcismo en conjunto, los 2 religiosos hombres creían que era la mejor forma de ayudar a Anastacia. Se le practicaron varias sesiones de exorcismo por semana, aunque la respuesta agresiva de Anastacia eran tan fuerte a veces que debía ser sostenida por algunos hombres amigos de William, e incluso como última opción su padre debió encadenarla.
Anastacia despreciaba las cruces  y al rociar su cuerpo con agua bendita, hablaba con voz demoníaca en muchos idiomas que es imposible que ella conociera, al oír las oraciones escupía en el rostro de los religiosos y les decía obscenidades. Palabras como “maldición” y “averno” aparecieron en el abdomen de Anastacia, grabadas en su piel. 
Gabriel y Cambell no desistieron, con mayor fe y entrega continuaron su  ritual realizandolo 33 veces antes de que Anastacia pronunciará el nombre de Jesucristo. Entonces sucedió el milagro, los vidrios de las ventanas en toda la casa se rompieron, causando un gran estruendo, los ojos de Anastacia sangraron y después suspiro en forma de alivio, el Sacerdote y el Reverendo comprendieron que que se había terminado, ganaron la guerra contra el mal y vencieron al infierno.

3 años pasaron en los que la vida de Anastacia Henderson volvio a ser como al principio, era la misma chica hermosa y alegre de antes. Sin embargo nunca más pudo recobrar la visión, quedar ciega fue el precio que pago para librarse de la posesión que sufría. Para los médicos simplemente se trató de un cuadro psiquiátrico grave, convulsiones y epilepsia, para los padres, su hermana Elizabeth y todos los que la rodearon otra es la verdad. Jamás se sabrá que sucedió en ese bosque mientras estaba en el campamento, pero quizás el diablo vivía en el lago y deseaba su alma.

lunes, 31 de octubre de 2016

Mi Amigo Imaginario



Me llamo Nicolás Spencer, solía ser un niño solitario y sin nadie con quien jugar, hasta que conocí a Froxy, durante años él fue mi único y mejor amigo, al que podía contarle lo que quisiera y nunca se cansaba de escucharme, si lloraba me consolaba con sus chistes malos que a mí me hacían reír, todo marchaba perfecto, entonces yo comencé a crecer.

Los años en la escuela se fueron tan rápido que ni cuenta me di, solo recuerdo que llego ese lunes donde mi vida ya no volvería a ser como antes, ¡JAMAS!
Iniciaba mi nueva etapa de colegio y con ello las malas experiencias de la escuela iban quedando atrás, comencé a tener amigos, ya no era el niño tonto del que todos se burlaban, inclusive parece que las chicas empezaban a fijarse en mí. Poco a poco fui olvidando por completo a Froxy mi querido amigo imaginario, algo que él no aceptaría tan fácilmente, las noches se hicieron más largas en mi intento por dormir, porque allí estaba Froxy para no dejarme conciliar el sueño, sus visitas se volvieron constantes, el gran cariño que sentía se fue convirtiendo en temor, la dulce risa con la que solía alegrarme no era como antes, ahora me daba miedo escucharla, su compañía se volvió mi tormento.
Las heridas que aparecían de la nada en mi cuerpo me lastimaban, pero nadie entendía lo que pasaba, todos pensaron que estaba enfermo, que yo me produje las cortadas en mi piel, mis padres me oyeron hablar solo, pedirle que me dejara en paz, creyeron que estaba loco.
Pase los siguientes 5 años de mi vida, encerrado entre cuatro paredes acolchonadas y con una camisa que amarraba mis manos, todos esos años él estuvo allí conmigo acompañándome, ni cuando dormía su presencia me dejaba tranquilo, transformó mis sueños en oscuras pesadillas. Casi creí que de verdad había perdido el juicio, sin embargo una noche por fin me abandono, gane la batalla, al cumplir los 18 ante Dios y la ley, era un hombre, cualquier señal de mi niñez y adolescencia se marchó, así fue como me deshice de esa cosa que por años quiso arrebatarme la cordura.
10 años después los traumas del pasado quedaron pisados, a pesar de lo malo y el tiempo perdido en ese hospital, logre recuperar mi vida y convertirme en un tipo exitoso. Con Ariana conocí el amor, fue la mujer que lleve al altar y la que me regalo la dicha de ser padre. Nuestro hijo Damián creció a una velocidad grosera, en un abrir y cerrar de ojos celebrábamos su cumpleaños número 6, sus ojos brillaban de tanta emoción al ver su piñata y la casa llena de dulces, esa noche después que la fiesta termino, entre a la cocina organizando el desastre que los niños causaron,  ahí estaba Damián, lo extraño es que lo oí hablar con alguien pero se encontraba solo comiendo una rebanada de torta, el no pareció darse cuenta de mi llegada, porque siguió muy concentrado en su mundo imaginario, casi me muero del susto cuando escuche a mi hijo decir


-       ¿Froxy te gusto la fiesta? 

Desde esa maldita noche las paredes se burlan de mí,  aunque no lo he visto realmente puedo sentir su maligna presencia como una sombra que no se despega de Damián,  debo hacer algo para impedir que mi hijo sea víctima de esa criatura fantasmal, un lobo del infierno disfrazado de tierna oveja. Hoy decidí decirle todo a mi esposa, sentí un alivio cuando me abrazo fuertemente, se que no es algo fácil de entender pero ella me creyó, dice que desde hace días nota cosas extrañas en la casa, objetos que se mueven solos, risas que provienen de la habitación de Damián y siluetas entre la oscuridad que se desvanecen al encender las luces. Debo detenerlo antes de que sea tarde, temo por Damián, es lo que más amo en el mundo y no permitiré que le haga daño.
Desesperado acudí con Fiorella Van Keller, una espiritista con mucha experiencia en casos paranormales, apenas entro a la casa sus ojos se viraron de una manera grotesca, más tarde nos contó que tuvo una visión, esa entidad estaba hambrienta, un espíritu antiguo que guardaba rencor y ganas de venganza, su maligna esencia necesitaba almas buenas para seguir existiendo, su objetivo no era otro que poseer el cuerpo de los vivos. Todo tuvo sentido, lo que Froxy quiso realmente fue enloquecerme hasta matarme, varias veces me gritaba que me suicidara, si le hubiese prestado atención habría condenado mi alma, mi cuerpo vacío hubiera sido el recipiente ideal que el tanto deseaba.
Era hora de acabar de una vez por todas con mi amigo imaginario, Fiorella preparo todo en la casa, tenía que proteger a mi familia por lo que Ariana se llevó consigo a Damián, esa noche volvería a ver al diablo por última vez. La espiritista leyó un conjuro invocando al demonio, Froxy apareció ante nosotros con su rostro amigable y bueno, pero cuando Fiorella lanzo agua bendita sobre él, mostró su verdadera cara, el aspecto demoníaco que lucía me espantaba aunque debía ser valiente. Cuando lo mire a los ojos pude ver las llamas del infierno consumiendo a inocentes alimentándose del dolor humano. El intento abalanzarse sobre mí diciendo que obtendría lo que siempre anhelo, ¡Mi Alma y mi cuerpo!, al tiempo en que Fiorella empezó a rezar las velas aumentaron el fuego, las sillas comenzaron a volar como platos y una fue a parar a su cabeza golpeándola tan fuerte que perdió el conocimiento, Froxy no paraba de reír mientras me sujetaba del cuello. Yo pensaba que hacia lo correcto al invocar a ese monstruo, sin embargo no me daba cuenta que caía en su juego, nunca se trató de Damián, él quería que notara su existencia, mi hijo solo fue el anzuelo para atrapar al pez gordo. Estaba a punto de asfixiarme pero como pudo Fiorella se levantó del piso, rociando más agua bendita sobre el demonio logrando que me soltara, aunque su furia fue tanta que quien pago el precio fue la pobre mujer que solo deseaba hacer el bien desterrando de este mundo a un fantasma asesino que buscaba poseerme, rompió su cuello como si se tratara de una simple muñeca y su cuerpo sin vida cayo junto a mí. Froxy se relamía los labios con su lengua asquerosa pasándola por sus grandes dientes, en mi mente solo tenía presente a mi esposa Ariana y mi hijo Damián, tome el crucifijo de las manos frías de Fiorella y armado de valor comencé a rezar no como la espiritista lo hacía pero si repitiendo las oraciones que mi madre me enseño, lo último que recuerdo son sus carcajadas, me lanzo contra la pared y perdí la noción de todo.

Desperté en una cama de hospital, Ariana sujetaba mi mano y Damián dormía recostado en un pequeño mueble, ella me explico que los paramédicos me dieron por muerto unos segundos, sufrí un paro cardíaco pero lograron reanimarme. Luego de eso decidimos mudarnos y empezar de cero, Fiorella dio su vida para ayudarme y después de todo resulto, Froxy se había ido y nuestras vidas volverían a ser las mismas, al menos eso pensaba yo.

Una mañana que me preparaba para ir a trabajar, me afeitaba frente al espejo, accidentalmente me corte en la mejilla y quise revisar la herida, me quede con la vista fija en el espejo y allí comprendí las cosas, en mis ojos descubrí la misma mirada infernal que vi esa noche en el demonio, ¡Maldición! Froxy habitaba dentro de mí, su sonrisa maquiavélica retumbaba en mis oídos, mi amigo imaginario nunca se fue, solo aguardaba el momento en que decidiera suicidarme, para adueñarse de mi cuerpo.

domingo, 21 de agosto de 2016

El Silbón


Su viejo reloj marcaba las 2:22 am, extrañamente parecía haberse detenido, así que quizás ya era mucho más tarde. Dereck iba muy pasado de tragos, la ruptura de su matrimonio lo llevo a tomar descontroladamente, había logrado superar su problema de alcoholismo, pasando más de un año sobrio pero los últimos acontecimientos lo hicieron caer de nuevo en la bebida,  esa noche consumió demasiado y ni siquiera recordaba como llego hasta ahí, confundido y sin respuestas se preguntaba así mismo, ¿Qué diablos hacia allí?
Nada tenía que buscar en una calle tan solitaria y vacía, aquel lugar era desconocido para él, inexplicablemente se encontraba lejos de su casa.
Observo alrededor un cielo plagado de nubes negras y relámpagos, era un presagio de que el fuerte aguacero se avecinaba, debía darse prisa o terminaría empapado, deseaba alejarse de ese tétrico sitio lo más pronto posible, aunque no sabía a donde ir, toda la cuadra estaba oscura, con un silencio inusual que en nada colaboraba y no entendía la sensación de inquietud que le embargaba.
Entonces se apresuró caminando a paso firme hacia el norte, de repente oyó un ruido que no supo de dónde provenía, como una especie de pitido que retumbó  en sus oídos, era un silbido ensordecedor que se regaba en el aire con un eco espantoso que le estremecía la piel. Dereck intento mantener la compostura pensando que no había razón para desesperarse, el abundante alcohol en su sangre quizás le hacía imaginarse cosas jugándole una mala pasada, continúo avanzando, sin embargo a medida que iba alejándose el horrible sonido seguía escuchándose, como si fuese detrás de él siguiendo sus pasos. Contrariado sin comprender lo que sucedía, respiro hondo y se dio la vuelta echando un vistazo, para descubrir el origen de aquel extraño ruido, pero no vio más que una calle desolada y sombría, con los autos estacionados en los garajes de sus casas.
Cerro sus ojos esperanzado en que al abrirlos nada fuese real, pero al instante que los abrió para su mala fortuna supo que se trataba de una espeluznante realidad, por unos escasos segundos miro a lo lejos entre los arboles de la calle, observando una silueta opaca que se asomaba entre los matorrales. Comenzó a caminar de forma rápida, casi corriendo, mientras el sonido se acercaba cada vez más. Durante su caminata varias veces giro un momento para mirar en medio de la oscuridad, esperando tener suerte por fin para ver de dónde venía ese silbido infernal, aunque cada vez el resultado solía ser el mismo, solo veía el tenue color de la noche y una horripilante silueta que se asomaba oculta entre cualquier cosa.
A Dereck ya no le quedaban dudas, aquella figura fantasmal era la responsable del silbido de ultratumba que venía atormentándolo lentamente y que poco a poco comenzaba a aumentar en intensidad, subiendo gradualmente el volumen, su cabeza era quien sufría los estragos de un ruido siniestro que amenazaba la tranquilidad de su mente, logrando que su cordura se debilitara y despertando la locura. El silbón realizaba sin parar su tonada diabólica esparciéndola a todos lados, desde cada rincón Dereck no paraba de oír ese silbido, convencido de que nada fue producto de su imaginación ni las botellas de whisky que bebió, empezó a correr como nunca lo había hecho hasta ese momento. Mientras corría, no dejaba de observar ese tenebroso individuo, en todas partes aparecía probando la resistencia de un pobre Dereck que se hallaba casi al borde de la demencia, por más que huía no podía librarse de aquel espectro, lo veía parado en los techos de algunas casas, dentro de los autos y sobre las copas de los árboles. El joven un tanto cansado, sin fuerzas físicas ni mentales fue sucumbiendo ante el terror malévolo que congelaba cada centímetro de su cuerpo, de pronto tropezó con un pedazo de madera y cayó al piso sobre sus manos. Cuando quiso levantarse, alzando la mirada pero allí estaba frente a él, una larga y etérea silueta que sujetaba un saco grande chorreando gotas de líquido espeso, por lo que Dereck entendió que se trataba de sangre, el cuerpo de ese monstruo era flaco y huesudo, por primera vez detuvo su silbido, cambiándolo por una risa de burla, sonreía mirándolo fijamente con unos ojos brillantes como las mismas llamas del averno. El susto que le provoco mirar aquella criatura borro los efectos del alcohol,  sin embargo a Dereck no le importaba si el mismo diablo lo visitaba, no estaba dispuesto a morir sin antes luchar. Después de saborear el miedo en el rostro de Dereck ese demonio volvió a silbar con mayor intensidad que el joven no tuvo más remedio que tomar el tronco de madera que lo había hecho caer, sin pensarlo dos veces lo metió en cada uno de sus oídos con tanta fuerza, que apuñalo sus tímpanos, destrozando su audición en medio de gritos de dolor. En ese instante la lluvia empezó a caer cuando vio a su alrededor noto que el fantasma se había desvanecido, fatigado por la sangre que salía de sus oídos, se dirigió a una casona abandonada que uso como refugio mientras la lluvia cesaba.
Logró dormirse por un instante, pero despertó sobresaltado y muy empapado por la lluvia que lo alcanzo. Afuera caía una tormenta estrepitosa. Las gotas de agua chocaban contra las ventanas de la casa, pero él no podía escuchar ningún ruido, Dereck aún no daba crédito a lo que acababa de vivir, se levantó del suelo y caminó hasta la puerta, bajo las escaleras. En ese momento lo escuchó de nuevo; aquel maldito sonido que parecía sacado del infierno. Dereck Se quedó parado, en medio de la escalera, totalmente petrificado por el miedo, ¡era imposible! sus oídos seguían derramando sangre, los ojos lucían sobresaltados con la mirada perdida, atrapado en la soledad de esa casona y sus glándulas sudoríparas producían un sudor frío que bajaba por su rostro, el corazón quería salirse del pecho. Cuando un relámpago iluminó la sala, fueron suficientes unos segundos para que sus ojos lo apreciaran. Después de un rato congelado como una estatua sus piernas le respondieron, subió las escaleras regresando a donde se encontraba antes. Como pudo tranco la puerta y se recostó contra ella aprisionando con los brazos sus orejas, desquiciado y envuelto en lágrimas mientras ese silbido diabólico le retumbaba en la cabeza, aunque sus tímpanos se encontraban hecho trizas y no podía percibir otro ruido, aquello no fue suficiente para acallar el silbido que lo atormentaba. Sus gritos enloquecidos se mezclaban con los truenos y centellas que caían del cielo.

Su cuerpo fue encontrado luego por la policía, debido a las denuncias de los vecinos por el fuerte olor que salía de la casona.
Intrigado por la escena James León el detective encargado del caso dijo al forense:

-       ¡Háblame de la víctima!, ¿Cómo Murió?
-       Es un hombre de 30 años. Su nombre era Dereck Marte. Sufrió un ataque de pánico, que le produjo un derrame cerebral, producto de una sobredosis de alcohol y medicamentos antidepresivos. También parece que se destrozó los tímpanos con algún objeto.
-       ¡Oh Dios Mío! –  (exclamo el detective) es insólito que una persona haga algo como eso.

¡Caso cerrado!, su trabajo concluía allí, miro el reloj que para sorpresa suya se había detenido a las 10:10 pm, escucho un silbido a lo lejos de la calle, sin embargo James León no le dio importancia, subió a su auto y se marchó.

domingo, 31 de julio de 2016

Lágrimas Negras


Patrick siempre soñó con una familia numerosa y niños corriendo por toda la casa, lo que nunca imagino es que el destino lo golpearía tan fuerte matando esos sueños, hasta que la noticia de su esterilidad lo sorprendió, después de 10 años de matrimonio, al fin lo entendió, eran miles sus intentos por concebir los cuales terminaban en misión fallida, su esposa Julieth temía ser la del problema, ninguno de los dos tuvo en mente jamás, que quien no podía completar el proceso fuese Patrick.
Luego de probar miles de tratamientos, la inseminación apareció como una repuesta a sus plegarias, 3 meses de gestación alegraban el entorno de la pareja quienes veían una luz al final del camino, pronto serian una familia de tres, así que el pequeño apartamento donde vivían no lucia como la mejor opción para criar a su bebe, con el dinero ahorrado durante casi una década de trabajo Patrick y Julieth Green podrían comprar una casa maravillosa donde empezar su nueva aventura, convertidos en flamantes padres.
La dulce tarea de escoger la casa perfecta fue una labor que se extendió más de lo debido, durante casi 2 meses recorrieron distintos lugares, checando casas en venta, sin embargo los precios no se ajustaban a lo que ambos podían costear, pero cuando casi se daban por vencidos, alguien en su círculo de amigos menciono una casona fuera de la ciudad que reunía las características indicadas que la pareja necesitaba, el valor de la propiedad era tan accesible y disponía de un gran espacio que sin dudas Patrick y Julieth quedaron enamorados con la casa, si bien tendrían que hacerle unas cuantas remodelaciones estaría lista para cuando su bebe naciera.
Los 3 meses siguientes fueron suficientes para arreglar detalles que la casa requería, aunque llevaba tiempo deshabitada en el jardín, un hermoso rosal brillaba con luz propia, con tanta belleza y color que deleitaba a los ojos, algo extraño teniendo en cuenta que nadie lo regaba ni cuidaba de él, pero eso en vez de inquietar a la pareja fue otro aliciente para que finalmente se hicieran dueños de la vieja casona.
Cuando Harry llego a sus vidas nada podía empañar la felicidad de la joven familia Green, Dios les concedía la bendición de ser padres, su deseo anhelado. Sin embargo con la llegada de Harry cosas raras comenzaron a ocurrir en su hogar, ruidos que provenían de la habitación del bebe, como si alguien habría la puerta a media noche, preocupados iban a mirar pero la puerta seguía cerrada y Harry dormía plácidamente, en ocasiones Patrick escucho la melodía de una dulce vos, una mujer tarareaba canciones de cuna, ¿Pero quién?, su esposa dormía tras darle de comer al bebe, siempre que el padre oía ese mismo sonido corría a observar a Harry, aunque solo se encontraba la tierna imagen del niño dormido.
Un fin de semana la familia y amigos se reunieron para celebrar un día muy especial, en aquella ocasión festejaban el primer cumpleaños de Harry, al momento en que Julieth se preparaba para encender la vela del pastel, una brisa fría se colaba por la ventana apagándola, cansada de tanto intentarlo cerro la ventana para evitar que el viento continuara haciendo de las suyas, sin embargo de forma inexplicable la vela siguió apagándose una y otra vez como si alguna persona se encargara de soplarla.
El lunes después de la fiesta, Patrick conducía de regreso a casa, fatigado después de un intenso día de trabajo, Julieth lo esperaba en la entrada como de costumbre, el cuarto del bebe estaba en las alcobas de arriba, algunas veces su esposa cargaba al niño, pero en aquel instante debía estar tomando la siesta ya que solo ella aguardaba en la puerta, sin embargo en vez de tranquilidad Patrick sintió el susto de su vida cuando echo un vistazo a la ventana y vio la silueta de una mujer que se asomó a la ventana cargando en sus brazos a Harry.

     ¿Acaso la Tía Luisa hoy vino a visitar?, (pregunto Patrick intrigado)
     No… Yo he pasado todo el día sola, (respondió Julieth algo confundida)
     ¡Llama a la Policía!, (Grito desesperado)

Patrick visiblemente preocupado corrió de prisa en busca de su bebe y Julieth le siguió detrás, sin comprender la reacción alarmante de su marido, esperando lo peor Patrick tomo lo primero que hallo a su alcance, un bate de béisbol que sujeto fuertemente, de una patada abrió la puerta asustando a Harry quien gateaba de un lado al otro en compañía de sus juguetes. Cuando su esposo le explico lo que había visto Julieth sintió mucho miedo y a partir de tal suceso no volvió a sentirse cómoda en la casa.
Tras varias semanas las cosas parecían normalizarse nuevamente, sin embargo Harry no lloraba tanto como antes solía, en vez de eso, solo bastaba con que el niño comenzara a llorar un minuto para que al instante se tranquilizara, como cuando su mama lo arrullaba para que no siguiera llorando. Cierto día que Julieth limpiaba la casa, oyó que el niño reía emocionado y a medida que se iba acercando Harry soltaba grandes carcajadas, sin querer interrumpirlo observo por una rendija de la puerta para descubrir el motivo de su risa, alcanzando a ver una especie de sombra en forma de persona que mecía al niño a un lado de la cuna, abrió la puerta de inmediato aunque para sorpresa suya el cuarto se hallaba completamente vacío, la poca visión de la que disponía a través de la abertura de la puerta, quizás le jugó una mala pasada, eso pensó ella, para sacarse de la cabeza cualquier absurda idea.
3 Noches pasaron desde ese último acontecimiento, el reloj marcaba las 10:00, Patrick y Julieth llevaron acostar a su pequeño y se marcharon a su alcoba, a las 3.00 am el llanto del bebe los despertó, lloraba desconsoladamente como muy pocas veces lo hacía, sin embargo casi en un minuto su estado de ánimo cambio, empezando a sonreír, pero esta vez sus padres calmados decidieron esperar para entrar, lentamente y de forma sigilosa caminaron a la habitación contigua de Harry. Al irrumpir en su cuarto abriendo inesperadamente la puerta se encontraron con una escena que ni en sus peores pesadillas podrían imaginar, una joven mujer de cara pálida y cabello corto, con un largo vestido gris arrullaba a su bebe flotando en el aire, cuando el espectro vio que los padres del niño la descubrieron, entro en cólera gritando con tanta fuerza que los vidrios de la venta se rompieron y el viento comenzó a soplar levantando las cortinas, la boca de la mujer se agudizo estirándose de una forma abismal, coloco al bebe en la cuna ante la mirada petrificada de sus progenitores que nada pudieron hacer, los  ojos de la mujer se llenaron de lágrimas negras y comenzó a sollozar diciendo, “Mi Hijo, ay mi hijo”, mientras poco a poco se fue desvaneciendo.

Patrick y Julieth se mudaron ese día, nunca más pudieron vender la casa y quedo abandonada, aunque el rosal que adorna su jardín sigue tan bello como siempre, cuenta la gente que el fantasma de aquella mujer vela por él, cuidando el regalo que su esposo le dio antes de morir en la guerra. Su espíritu sigue allí en la habitación llorando lágrimas negras, en aquel lugar donde se quitó la vida luego de perder a su hijo.

domingo, 24 de julio de 2016

El Arte de Matar


Se escuchaban los pasos al compás del caminar, ahogando el silencio de sus voces siniestras que guardaban dentro de sus bocas cerradas un deseo mezquino y tan diabólico que se mezclaba con las ganas oscuras de satisfacer a la muerte, cumpliendo con los susurros que repetidamente en su cabeza noche tras noche pedían sangre y dolor como ofrendas al infierno.
Cuando David y Charlotte fueron a la tienda de disfraces parecían la típica pareja de enamorados que iba en busca del disfraz perfecto para alguna fiesta entre amigos, David un hombre encantador que gozaba del don de la palabra, y Charlotte una Rubia de mirada seductora y grandes ojos tan azules como el ancho mar, se probaron tantos disfraces que la vendedora de turno ya empezaba a temer que con tal indecisión le hicieran perder su tiempo y al final se marcharán sin comprar nada, sin embargo después de tantear varias opciones los ojos de ambos brillaron con un aire de picardía y complicidad, por fin encontraban el disfraz perfecto.
Mateo conducía esa mañana de lluvia por una carretera poco transitada, la gente prefería quedarse en casa, ante un clima como el de aquel sábado, pero para él la emoción era mayor que cualquier obstáculo, saber que vería a su amada Dorothy le llenaba de alegría aumentando la adrenalina de su cuerpo en altos niveles, igual que cada semana pasaba muy temprano en busca de esa morena que le quitaba el sueño, al verla se olvidaba de todo lo demás y se alejaban del mundo, el nido de amor los esperaba para dar rienda suelta a su pasión, la misma posada turística que Mateo solía alquilar los fines de semana.
David preparó una maleta con todo lo necesario para su viaje y Charlotte se disponía a guardar los disfraces que tanto deseaba usar, mirarlos ahí doblados sólo hacia latir su corazón lleno de ansias como si le pidiera a gritos que el gran momento llegará, en su interior habitaba un deseo más fuerte que nada, sólo pensaba en derramar toda la sangre que pudiera y divertirse mientras lo hacía, tanto ella como David compartían esa afiliación enfermiza por la muerte, su desquiciada mente sólo tenía presente llevar a cabo aquellos actos impuros que anhelaban desenfrenadamente.
Las horas pasaron y la tarde comenzaba a caer, sus risas invadían la habitación, Mateo y Dorothy disfrutaban su compañía entre besos y caricias, que podía ser más perfecto que estar juntos allí queriéndose como sólo ellos podían hacerlo, pero tristemente la felicidad nunca es eterna.
En la recepción de la posada su dueño reposaba muy tranquilo viendo la televisión, a la espera de cualquier solicitud que necesitará su mejor, su meta era mantenerlo contento y por órdenes de Mateo, cada sábado Camilo despachaba sus empleados y colgaba el letrero de ocupado para que ningún viajero se detuviera, ese día la posada se hallaba a la entera disposición de Mateo y Dorothy la bella mujer que siempre lo acompañaba. Concentrado en el programa que miraba noto que alguien tocaba a la puerta, se acercó a revisar, sin embargo notó lo solitario que lucía el lugar, pero antes de cerrar la puerta pudo sentir un leve dolor en el pecho que de manera fugaz se hizo presente, cuando sus ojos observaron el estómago no daba crédito a lo que miraba, la punta de una larga flecha sobresalía del abdomen y el resto se incrustó en sus entrañas, aunque Camilo intentó caminar hasta el teléfono su dolor aumentaba a un ritmo agonizante, la sangre brotaba por la boca, él quería continuar pero cayó al suelo moribundo, mientras un par de conejos gigantes armados con una ballesta irrumpían por la puerta burlándose a carcajadas de aquel pobre desgraciado que por la herida murió.
Dorothy dormía plácidamente, su radiante belleza la convertía en un ángel, Mateo no podía dejar de contemplar la perfección de mujer que tenía a su lado, cuando tocaron a la puerta salió del embrujo de amor, sólo para abrir y casi morirse del infarto, la cabeza ensangrentada de Camilo entraba dando vueltas, causándole náuseas, susto y repulsión, los gritos de Charlotte no se hicieron esperar, despertaba en medio de la peor pesadilla de su vida, preso del miedo Mateo tranco la puerta y corrió abrazar a Dorothy que lloraba desconsoladamente víctima del horror que sentía.
Mateo tomó el teléfono y llamó a la policía suplicando ayuda, sin embargo antes que pudiera contar todo lo que sucedía la llamada fue interrumpida, quien hubiera asesinado a Camilo se ocupaba ahora de cortar la comunicación, una piedra lanzada con fuerza entró por la ventana rompiéndola en mil pedazos y causando un estruendo, sin que tuvieran oportunidad para reaccionar Mateo y Dorothy fueron invadidos por dos extraños sujetos disfrazados de conejos, quienes ingresaban a la habitación a través de la ventana rota. Armado de valor Mateo se levantó para enfrentar a los invasores, sólo pensaba en proteger a Dorothy a toda costa, pero cuando el conejo más pequeño sacó de la maleta que cargaba un enorme cuchillo, Mateo temeroso quiso apartarse pero terminó sujetado por el conejo alto y robusto que lo sometió fácilmente, dejando el camino servido para que su compañero sin dudarlo ni un segundo deslizara el filoso cuchillo por el cuello de Mateo degollándolo frente a su querida Dorothy, el cadáver cayó al piso, impregnado de sangre la habitación, luego los dos psicópatas se acercaron hasta la cama donde Dorothy permanecía inmóvil sin oponer resistencia, entre ambos la amarraron de sus extremidades y lo único que ella podía hacer era gritar desesperada, se encontraba a merced de los dementes que acababan de asesinar a su amante y que se disponían hacer lo mismo con ella, de nada valieron las súplicas de Dorothy que entre sollozos rogaba piedad, el conejo más grande se monto sobre ella y lentamente fue hundiendo el cuchillo en la piel de su víctima a la que no dejaba de mirar detallando sus muestras de sufrimiento, alimentándose con el placer que le causaba observar como la vida se apagaba poco a poco de sus ojos al tiempo que la acuchillaba una y otra vez sin descanso hasta matarla.
Cuando dejaron caer sus máscaras David y Charlotte se abrazaron satisfechos, durante algunos meses organizaron minuciosamente cada paso que darían y finalmente habían llevado a cabo su perverso plan, era momento de celebrar lo que juntos consumaron, reían y lloraban en una mezcla de emociones, se conocieron de la peor forma, coincidiendo como un par de idiotas miserables, presos de la mentira, el engaño que por años vivieron los convirtió en personas frías y con hambre de venganza, floreciendo entre ellos un amor lunático y con sed de sangre, la traición avivo en sus negros corazones el odio y resentimiento, pero nada les costó despertar su instinto asesino, David y Charlotte castigaron a sus infieles esposos usando el arte de matar.

domingo, 17 de julio de 2016

Los Alpinistas


Los Alpinistas emocionados se preparaban para realizar un viaje a la cordillera, una zona montañosa que a pesar de las temperaturas bajo cero, tenían la fortuna que para entonces el clima acompañaba las expectativas del grupo de estudiantes, liderados por Frank Henderson, quien era un esquiador y alpinista experimentado.
El día pautado los 8 alpinistas se reunieron al norte de la montaña,
para participar en la gran expedición que prometía ser inigualable y divertida, el plan era avanzar esquiando monte a través de una ruta conocida, que supondría un ejercicio de entrenamiento para una futura expedición a las regiones árticas, más difíciles y peligrosas, o eso creían ellos.
Bruno Casper, Izamar Goncalvez, Luigi Dumas, Elvira Dudikov, Néstor Ulloa, Dimitri Spencer, Fiorella Benelli, todos guiados por su valiente y sagaz amigo, Frank Henderson que a parte de sus habilidades comprobadas en el alpinismo, también resultaba ser el de mayor edad entre los aventureros.   
Los primeros 3 días en su odisea pasaron sin contratiempos,  sin embargo al llegar al último lugar de aprovisionamiento antes de llegar a su destino final, un miembro Dimitri, enfermó repentinamente, lo que le obligó a quedarse allí para recuperarse ante la imposibilidad de seguir el ritmo del resto del grupo de estudiantes.
Desanimado por su mala suerte Dimitri se despidió de sus siete compañeros, sin imaginar que esa, sería la última vez que los vería con vida. Cuando Dimitri se despidió de Frank, este le dijo que si el clima empeoraba, la fecha de regreso, prevista para 2 semanas, quizás se postergaría.
Tal y como su líder lo había previsto, el clima empeoró, y esto llevó al grupo de jóvenes a desviarse de su curso fijado, para formar un campamento desde el cual esperar a que las condiciones del clima mejoraran.
Según los cálculos realizados por su Frank y las previsiones del equipo, llegaron al lugar indicado 4 días después, lo que nunca pensaron es que no se encontraban solos.
La fecha prevista llego pero el equipo nunca regreso. Una vez hubieran llegado al campamento  debían buscar la forma de enviar noticias a sus parientes anunciando el éxito de la misión. Pero al transcurrir más de una semana nadie supo algo de los jóvenes. Todo eso despertó en la gente incertidumbre y miedo, dando inicio a una búsqueda sin límites,  el rastreo empezó con resultados fallidos luego de varios días intensos, los militares y civiles trabajan en conjunto para encontrar a los suyos, Dimitri guiaba a los rescatistas porque nadie mejor que él conocía el sitio donde vio por última vez a sus camaradas desparecidos.
Transcurrido un mes de inútil labor los familiares de los jóvenes dieron la voz de alarma ante la ausencia de noticias de sus seres queridos.
Ese mismo día centenares de personas se unieron a la búsqueda, el evento conmocionó a propios y extraños y cada día eran más los que se sumaban, buscando encontrar a los alpinistas. Después de varios días de búsqueda la horda de investigadores, encontraron el último campamento en donde se habían establecido los estudiantes. El estado del campamento no presagiaba nada bueno. Las tiendas estaban totalmente rajadas desde dentro y cubiertas parcialmente por nieve.
No había nadie en su interior, pero, extrañamente, los objetos personales, incluso la ropa de abrigo, permanecían allí. Al revisar las fotos de las cámaras que los jóvenes habían dejado atrás como mudos testigos de lo sucedido, se dieron cuenta que el grupo había acampado en ese lugar el 2 de febrero hacia las cinco de la tarde.
Dimitri no conforme con ello anduvo por horas entre la nieve, hasta que encontró un conjunto de huellas en línea recta que partían de las tiendas de campaña. Cuando notifico a los expertos, estos aseguraron que pertenecían a un grupo de cinco o siete personas, que sensación aterradora invadió el corazón de Dimitri al notar que todos sus amigos por alguna extraña razón  huyeron prácticamente desnudos. Unos llevaban tan solo calcetines y otros, una única bota, pero algunos escaparon con los pies descalzos. Las huellas se hundían unos 90 centímetros en la nieve y no revelaban signos de violencia ni la presencia de alguien o algo más. Siguiendo aquel rastro llegaron a una pequeña cuesta que llevaba a una masa arbolada cercana, pero tras 500 metros desaparecían sin dejar rastro.
En el borde del bosque aparecieron los cuerpos sin vida de Elvira Dudikov y Néstor Ulloa, Sus cadáveres descansaban bajo un gran pino, vestidos únicamente con ropa interior y sin signos externos de violencia. Junto a ellos se veían los restos de una hoguera y algunas ramas de pino destrozadas y a pocos metros, en un claro de la arboleda, yacían otros cuerpos, el de Fiorella Benelli y Luigi Dumas
Por la posición de los cadáveres, parecía que ambos habían tratado infructuosamente de llegar al campamento, aunque lo más espantoso de la situación fue mirar unas cuantas marcas sobre la nieve como si hubiera arañado el suelo intentando huir, pero algo se los impedía arrastrándolos consigo.
El espeluznante hallazgo hizo que se pusieran en marcha una investigación. La autopsia que se realizó a los 4 cuerpos no arrojó datos relevantes: los estudiantes habían muerto por hipotermia y no presentaban lesiones externas. Tan solo Elvira tenía una pequeña fractura en el cráneo que no había sido la causa de su muerte.
Los detalles escabrosos que presentaba el campamento y el hecho de que los estudiantes lo abandonaran sin ropa, causo terror entre la gente y más aún porque Frank, Izamar y Bruno seguían sin aparecer, haciendo que el descubrimiento de sus cuerpos tomara un dramático giro de acontecimientos.
La tarea de encontrar sus cuerpos duró varios meses. Los tres se hallaban enterrados bajo 5 metros de nieve cerca de una especie de pequeño barranco, próximo al lugar donde se habían encontrado los cuerpos de las otras víctimas.
Pero sus restos no lucían como sus otros amigos, el cráneo de Bruno estaba prácticamente destrozado por dentro, Izamar y Frank tenían varias costillas rotas. Además, la muchacha no tenía lengua y a Frank le Faltaban sus ojos,  pese a ello, las lesiones externas que presentaban eran prácticamente inapreciables. Y, al contrario que los demás, estaban vestidos.
Parecía como si los últimos en morir se hubieran apropiado de las ropas de quienes habían fallecido primero, ya que el cuerpo de Frank vestía un abrigo de piel y un sombrero, mientras que los pies de Izamar estaban envueltos en los pantalones de Néstor que aún conservaba su identificación.  

Después de tres meses de análisis, la investigación sobre el caso se dio por finalizada sin llegar a ninguna conclusión. Sin testigos, sin nadie a quien acusar y sin pruebas sustanciales sobre lo que realmente ocurrió en aquel lugar. El caso quedó bajo secreto de sumario y se prohibió el acceso a la zona donde habían ocurrido los hechos. Pero, a pesar de los esfuerzos de las autoridades por acallar el espeluznante suceso, Dimitri siguió queriendo descubrir que les sucedió a sus compañeros, junto a 4 personas y violando la orden, una noche ingresaron al lugar con la idea de hacer su propia expedición y recoger todos los datos posibles, sin embargo sus cuerpos no tuvieron la suerte de sus predecesores desaparecidos. ¡Nadie los volvió jamás!