domingo, 24 de abril de 2016

Entre Muertos (Parte I)


Si la muerte te mira a los ojos y su aliento putrefacto inunda el aire que respiras, la única cosa que te pasa por la mente es evitar a toda costa, terminar siendo el alimento de unas criaturas rechazadas por el cielo y el infierno, que siguen en pie devorándose a los vivos.
Nadie tiene idea de lo que pasó y honestamente es lo que menos al mundo le interesa, porque tal vez ya nunca se encuentren las respuestas a esa pregunta,  ¿Cuáles fueron las causas? Quizás sea el mayor misterio de la humanidad.  Al principio la gente se negaba a creer lo que veían, todo parecía sacado de una historieta de terror, pero hoy en día es parte de nuestra horrenda realidad.

40 días atrás, Lucas Gallagher vivía como cualquiera, del trabajo a la casa y de la oficina al hogar, todos los días la misma rutina. Ahora en su nueva vida obligada, era un sobreviviente, un gran combatiente dispuesto a lo que fuera para seguir respirando. Aquella mañana cosía las heridas de sus pies, sin anestesia disponible, lo único que quedaba es ser fuerte y resistir el dolor, anoche fue una dura noche, después de un rato intentando huir de los muertos que le perseguían, para salvarse, tuvo que abandonar el pequeño refugio donde se resguardo por 1 semana, no podía dejar de extrañar todas las noches de sueño tranquilo al lado de su novia Mónica, resultaba difícil la vida sin ella, y más con la cruel zozobra de no saber si aún vivía, a lo mejor vagaba por ahí luchando como todos, en su mente esa idea es la que siempre le impulsaba a continuar, el solo pensar que algún día la volvería a ver, era motivo suficiente para seguir adelante.
Los vidrios regados en la calle le causaron heridas a sus pies, sin embargo nada lo detuvo y logro escapar de unos cuantos muertos que merodeaban su campamento. Aunque sin agua y sin comida, ya no tendría que preocuparse solo por los muertos, sino que ahora debía sumarle la falta de alimentos.
Cuando la lluvia comenzó a caer, dentro de ese viejo edificio abandonado, las lágrimas también empezaban a correr por sus mejillas, entre los tristes recuerdos de aquel momento terrible e inesperado, donde el mundo se convirtió en una pesadilla infernal, como olvidar esos espantosos instantes, relámpagos alumbraban el cielo y varios rayos caían sin cesar uno tras otro, los gritos no se hicieron esperar, las luces de las calles se apagaron al unísono. En medio del alboroto, lo que más deseaba era comunicarse con Mónica quien esa tarde tenía guardia en el hospital, al no poder hacerlo, salió Desesperado a buscarla, pero todo estaba hecho un caos, 2 personas se acercaron a su vehículo y de forma violenta intentaban abrir la puerta para subirse a la fuerza, había algo extraño en sus ojos, lucían un tanto rojos y con una espuma blanca que salía por sus bocas, Lucas confundido y asustado acelero queriendo alejarse de allí. En su recorrido al hospital lo único que vio a cada segundo fue sangre regada por doquier y gente huyendo de otras personas iguales a los sujetos que lo atacaron a él. A su llegada al hospital descubrió solo muerte y desolación, cadáveres en el piso y más sangre esparcida en el lugar, temiendo lo peor reviso cada puerta y cada rincón, pero no hubo rastro alguno de Mónica, así que decidió salir de prisa sin perder tiempo, ya que de seguro ella se encontraría cerca de ahí, sin embargo mientras se dirigía a la puerta, unos cadáveres frente a él, se levantaban del piso ante sus incrédulos ojos y con una mirada diabólica, le observaban como animales hambrientos al asecho.
Esos muertos vivientes por más ilógico que fuese, se abalanzaron sobre él queriendo atraparlo y morderlo en el intento, pero Lucas fue valiente y audaz, pudiendo zafarse de esas cosas, a uno lo lanzó contra la pared y al otro le golpeó fuertemente en la cabeza con el teléfono de la recepción, y despavorido se marchó del hospital sin mirar atrás.
A partir de entonces nunca jamás las cosas volvieron a ser las mismas, el mundo se plago de hambre, sangre y destrucción. Entre muertos los vivos habitan intentando sobrevivir, esa es la guerra de todos los días, los gobiernos del mundo colapsaron y todo lo que una vez fue, ¡Desapareció!
Como Lucas, otras personas en distintos sitios se aferran a la vida, en una batalla campal contra muertos que caminan, quienes deberían descansar en el cementerio, decidieron que sería más divertido cazarnos, porque nuestra carne cruda sabe exquisita.
Un ruido tremendo despertó a Lucas que no consiguió mantenerse despierto como quería, alguien intentaba entrar, quitando los escombros que el colocó en la entrada, tomó la cuchilla que siempre le acompaña y se armó esperando el momento indicado para atacar, sin embargo cuando quiso sorprender a los invasores, fue Lucas quien se halló sin salida en una emboscada, 5 personas Armadas le apuntaban, haciéndolo bajar su cuchillo inservible para defenderse en tal situación. Esteban, Carrick, Selena, Chester y Deborah, eran los nombres de los extraños que irrumpieron en la nueva morada de Lucas, que para su alivio descubrió que se trataba de personas sin malas intenciones, que sólo buscaban refugiarse del aguacero.
Luego de presentarse Carrick el líder del grupo le contó a Lucas que tuvieron que sortear cientos de apuros desde que el desastre arrancó:

-       Sólo nosotros hemos logrado sobrevivir al virus zombi - Dijo Carrick - (Suspiro con un notable lamento y continuó diciendo), cuando esto inició éramos más de 20 personas, pero a medida que los días pasaron la vida se volvió más difícil, nos quedamos sin comida sin un techo donde vivir y de a poco el grupo fue sucumbiendo uno a uno.

Lucas al escuchar la triste historia entendió que no era el único que había vivido duras situaciones, él les comentó de su búsqueda implacable para dar con el paradero de su novia y que no perdía la esperanza de encontrarla con vida, su gran impedimento para ir más lejos era no contar con un vehículo en el que pudiera movilizarse, Chester le interrumpió diciendo que ellos contaban con una camioneta a unos Kilómetros de allí, siempre iban de pueblo en pueblo recogiendo lo que fuese útil y después que la lluvia culminara, continuarían con su viaje, si él estaba de acuerdo podría unirse al grupo y así tendría más oportunidades de conseguir a Mónica. La lluvia duro unas horas más, hasta que por fin se detuvo. Entonces el grupo decidió que era tiempo de partir en busca de provisiones. A Lucas le costaba un poco caminar por las heridas, pero no fue impedimento para desaprovechar tan buena propuesta, se desplazaban evitando hacer el menor ruido posible, para no alertar a los muertos que hubieran cerca, pero el olfato de esas criaturas solía ser su mejor herramienta de ataque, varios muertos se dieron cuenta de su presencia y comenzaron a invadir la zona dejándolos en un segundo rodeados, sin más remedio Carrick debió usar su arma, los disparos llamaron la atención de muchos Zombis, empezando una batalla, disparaban a diestra y siniestra con todo lo que tenían mientras Lucas usaba su cuchillo, clavándolo en la cabeza de los muertos, siguieron avanzando al tiempo que se defendían, sin embargo las balas comenzaron acabarse, su única escapatoria era atacar con lo que pudiesen, Esteban se vio arrinconado por unos 5 muertos y aunque lucho no pudo evitar que los dientes de la muerte se clavaran en sus brazos, cuello y abdomen, los Zombis lo devoraban con glotonería sin que sus amigos pudieran hacer nada. Selena aprovecho una oportunidad y corrió lejos, abandonando al resto del grupo, lo minutos siguiente pasaron al filo de la navaja para Lucas, Carrick, Chester y Deborah, quienes se hallaban a punto de perecer, entonces una camioneta roja irrumpió a toda velocidad, arrollando a varios muertos, Selena regresaba por los demás, ellos al verla se sintieron salvados, sin dudas podrían ver la luz de otro día. Selena echo andar el motor y lograron huir, aunque con la dura pena de perder a otro de los suyos, pero también sabiendo que ganaban un nuevo compañero y Lucas después de tantos días interminables de pura soledad, podría compartir con alguien, sus esperanzas estaban más vivas que nunca, el camino era largo y no tenía idea de a donde los llevaría la carretera, pero de algo si estaba seguro y es que en cualquier lugar a donde fuese, no dejaría de buscarla... 

domingo, 17 de abril de 2016

La Novia Marchita


Tenían apenas 2 años en la ciudad, por razones laborales los padres de Sabrina tuvieron que abandonar su pueblo natal y mudarse a la gran ciudad y aunque al principio a su hija le costó un poco adaptarse a esa nueva vida, afortunadamente ahora con 14 años ya tenía varios amigos y le iba de lo mejor en la escuela. Para Carl y Lulú los papas de Sabrina eso era vital, que se sintiera cómoda y tranquila. Sin embargo para ella no siempre las cosas fueron normales, cuando llegaron a la casa todo marchaba bien, era una casa grande y linda, aunque desde unas semanas atrás comenzó a percibir cosas extrañas, Sabrina ya estaba un poquito grande para creer en cuentos de niños, pero últimamente le daba miedo mirar debajo de su cama, incluso cada noche al irse a dormir le costaba un poco conciliar el sueño, porque siempre terminaba oyendo ruidos y sentía pavor al imaginar que mientras ella dormía, algún monstruo la observara.
En su pueblo se contaban muchas historias de terror, pero había una en particular que ella no podía olvidar, esa que hablaba de la novia marchita, un espectro maligno que asechaba a los niños por las noches, buscando robarse el alma de los infantes. La leyenda decía que durante su vida fue una mujer deseada por muchos hombres y odiada por las mujeres, su belleza era tanta que cualquiera la amaba a simple vista, causando la envidia de todas, aunque le llovían opciones con tipos adinerados, entre cientos de pretendientes ella prefirió escoger a un humilde muchacho, un joven herrero que no tenía muchos lujos que ofrecerle pero si un amor sincero para darle, sin embargo eso no fue impedimento para que los demás hombres siguieran detrás suyo, su novio se volvió el blanco de las miradas y más aún cuando la noticia de su boda se regó como pólvora, el día del casamiento Eleonor la hermosa novia llego primero a la iglesia, los invitados se preguntaban ¿por qué el novio aun no llegaba?, las horas siguientes todos esperaban a Mario, sin embargo en la iglesia anocheció y el novio nunca apareció, Eleonor dolida y sin saber que ocurría, recorrió el pueblo como loca, buscando una explicación, toda la noche anduvo de un lado al otro, pero nunca lo encontró, derrotada y sin fuerzas regreso a su casa en la madrugada, al entrar a su cuarto noto enseguida que unos zapatos sobresalían de la cama, se dobló para echar un vistazo y entonces sus manos se posaron sobre un charco de sangre, sintió que le arrancaban el corazón del pecho con lo que vio, debajo la cama yacía el cuerpo tendido de Mario, enfundado en su traje de saco y corbata, evidentemente sus planes nunca fueron plantarla en la iglesia, solo que un disparo en la cabeza había truncado sus ganas de contraer nupcias con la mujer más bonita del pueblo.
Eleonor perdió el sentido del juicio, enloqueció al ver a su novio muerto y toda su sangre regada en el vestido blanco, desquiciada no quería volver a mirar esa horrible imagen, busco en el baño una tijera y sin dudarlo metió la punta en cada uno de sus ojos, destrozándose ambos, el pobre Mario pago muy caro la suerte que le acompaño al obtener el amor de Eleonor, los sospechosos abundaban y cualquiera pudo haberlo hecho, ella lo sabía perfectamente, le robaron lo que más amaba en el mundo, en medio de su dolor ella abrió su ventana y gritando maldijo con todas sus fuerzas a la gente del pueblo, juro que en esta o la otra vida cobraría su venganza, robándole a cada uno lo que ellos más amaban, diciendo eso apunto la tijera a su corazón, apuñalándose varias veces hasta morir.

Son las 2 de la mañana y temerosa en su cama la joven Sabrina recuerda esa historia, la leyenda asegura que cada año durante el mes aniversario de su trágico desenlace, la novia marchita regresa por nuevas víctimas y tristemente, son los descendientes de las personas que habitaban en aquella época el pueblo, los desafortunados quienes acaban pagando los errores de sus antepasados.
Hace varias noches que Sabrina oye ruidos debajo de la cama, golpes que suenan en el piso y como uñas raspando la madera, aunque siente mucho miedo está decidida a ver que hay allí, armada con una lámpara asomo la cabeza, quedando con su cuerpo apoyado sobre la cama, valientemente ella alumbra en lo oscuro, a primera vista no había porque preocuparse, por lo que continuo alumbrando, desplazándose por todos los rincones de la cama, pero justo en el centro, se vio sorprendida por una silueta enrollada, asustada dio un pequeño brinco y apago la lámpara, pensando que quizás solo fue su imaginación, así que respiro hondo y volvió a alumbrar, iluminando las penumbras, sin embargo esta vez pudo ver una mujer horrible y sin ojos quien se podía decir que la miraba, Sabrina dio un tremendo grito al darse cuenta que la mujer se estiro intentando sujetarla, salto de la cama cayendo al suelo y formando un alboroto, sus padres alarmados acudieron de prisa a ver que sucedía, Sabrina les contó cada detalle y Carl para calmar a su hija reviso toda la habitación delante suyo, mostrándole a Sabrina que no había nada porque temer, pues tal vez solo se trataba de una pesadilla y abajo solo estaba un viejo camisón para dormir, esa madrugada Sabrina se fue a dormir con sus papas para pasar el trago amargo.
Las siguientes 3 noches ella hizo lo mismo, hasta que Lulú la convenció que todo estaría bien y que ya podía dormir otra vez en su habitación. Por la noche inquieta Sabrina miraba a todas partes sabiendo que esa mujer se encontraba debajo de su cama, cuando casi se dormía, el chasquido de unas uñas rasgando la madera empezó a oírse, un leve lamento provenía de ahí, Sabrina cerro sus ojos, apretándolos fuertemente al tiempo que se encomendaba a Dios, pero los quejidos de dolor se escucharon aún más duro y sintió una respiración caliente y agitada, sin embargo al abrir los ojos para ver de qué se trataba, por fortuna no hubo nada, o eso creyó en ese instante, aunque de inmediato volvieron a repetirse los mismos lamentos como si resonaran a un lado de su oído, cuando voltio a la izquierda de su cama se hayo de frente con ese espectro espantoso, acostada junto a ella, fue tan grande el miedo que sintió Sabrina en ese momento, que aunque quiso gritar su vos no respondió, tan solo podía mirarla petrificada. Por ojos esa cosa tenía dos enormes huecos de los que aun sin embargo salían lágrimas negras que chorreaban su cara pálida y demacrada, en el corazón tenía una herida de la que no paraba de brotar mucha sangre espesa y coagulada, manchando la ropa que llevaba, un vestido que alguna vez fue blanco, Sabrina se dio cuenta con más terror que nunca que quien la visitaba era la novia marchita, el fantasma se giró y de un salto quedo de espaldas sobre Sabrina, con la cabeza invertida, dándole vueltas como una lechuza, la tomo en sus brazos y ambas cayeron al piso, Sabrina intento gritar mientras el espectro la halaba poco a poco, pero para cuando sus gritos por fin salieron, ya fue demasiado tarde, la novia marchita también le acompaño con otro grito desgarrador, cargado de ira y sufrimiento acumulado, y entonces de un solo tirón, termino arrastrándola debajo de la cama.

Nuevamente los padres de Sabrina irrumpieron en el cuarto, aunque grande fue su sorpresa al notar que la habitación se encontraba vacía, desesperados revisaron en el baño y registraron toda la casa, sin embargo no hubo rastro de Sabrina por ningún lado. Cuando no les quedo nada mas donde buscar, ambos regresaron a la habitación de su hija, a Carl se le ocurrió mirar debajo de la cama, pero tan solo encontró una vieja fotografía, perplejo cayo de rodillas al piso cuando reconoció a alguien familiar, esa foto era de Eleonor Treviño, la pobre mujer que 18 años atrás se quitó la vida al descubrir el mismo día de la boda, a su novio muerto debajo de su cama. Los supersticiosos del pueblo decían que su fantasma vagaba buscando venganza, que siempre se llevaba consigo a los que más amabas, Carl con tan solo 22 años se enamoró perdidamente de Eleonor y cuando esta lo rechazo para casarse con el idiota de Mario el herrero, él no pudo aceptar un no por respuesta, acompañado de unos amigos secuestraron al novio y le quitaron la vida de un disparo en la cabeza, dejando su cuerpo en la misma habitación de Eleonor, Carl le robo a ella lo que más amaba y ahora luego casi dos décadas después, el fantasma de la novia marchita, cobro su venganza.
                                                            
Si ya conociste esta historia, pase lo que pase, ¡NUNCA MIRES DEBAJO DE TU CAMA!...

domingo, 10 de abril de 2016

El Puente de los Condenados


Corría la primavera de 1834, las calles en la ciudad estaban plagadas de violencia y gente que buscaba hacer justicia por sus propias manos, yo no era precisamente el tipo bueno de la historia, siempre terminaba metido en grandes líos, era extraño cuando las rejas no encerraban mi libertad, pero como toda persona en este mundo tenía un punto débil, mi talón de Aquiles se llamaba Kelly Elizabeth Jenkins, mi bella y amada esposa, la mujer por quien daría la vida sin dudarlo.
Habían varios hombres que me seguían fielmente a donde quiera que iba, como buen pistolero gane mi reputación causando ciertos estragos en algunos pueblos que visitaba, todos hablaban de Benjamín Thomas el gran oso gris, así me decían, realmente daba gusto apreciar el miedo que mi nombre impartía, era muy respetado a lo largo y ancho del estado, sin embargo a el alguacil James Morrison, nada de eso parecía importarle, un hombre rudo y letal, el más temido brazo de la ley, llevaba unos cuantos años siguiendo mi rastro, su único objetivo era lograr mi captura. Quien diría que aquella primavera por fin lo lograría, mis hombres y yo planeamos por varios días ese robo al banco del condado y todo marchaba de maravillas, hasta que fuimos emboscados por un centenar de soldados que nos atacaron a las orillas del rio donde los caballos descansaban después de perpetrar el asalto, mis valientes compañeros se defendieron como pudieron, pero ellos nos superaban en número y armas, nos refugiamos en unas trincheras usadas por el ejército en la guerra, con mi rifle Winchester intente hacerles frente pero no fue suficiente, cuando quise recargar municiones me vi rodeado por unos diez militares que me apuntaban, tan solo esperando un simple movimiento para descargar a placer sus balas en mi cuerpo.
Lo siguiente que paso, es fácil de adivinar, James Morrison al fin tenia lo que deseaba, ¡A Mí! Me trasladaron a la comisaria donde iba a ser juzgado y me dictaron sentencia, para nadie fue una sorpresa que me condenaran a la horca, lo único que me dolía es que no volvería a ver a mi Kelly Elizabeth, sus ojos café y su tierna sonrisa me alejaban las tristezas, llenándome de amor, aunque sería lo mejor, ella se encuentra a más de 70 km de distancia de donde mañana moriré, hoy en mi última noche mirare la luna que se asoma en la ventana, imaginando que se trata de su rostro y así tranquilo esperare mi cita con la muerte.
Esa mañana me llevaron al sitio pautado, el puente de los condenados, un lugar donde los hombres malos como yo terminaban pagando sus deudas con la sociedad, amarrados de la cabecera del puente eran colgados hasta morir, mientras lo último que veían era el cauce de las aguas del río fluir bajo sus pies, una gruesa soga aguardaba mi llegada deseosa de mi cuello, cuando la sujetaron alrededor de mi cabeza el padre Elías, el sacerdote del pueblo me dio su bendición, al tiempo que el alguacil Morrison me recordó todos los delitos por los que iba a ser castigado. En ese momento supe que alcance mi final, me arrojaron al vacío y la cuerda comenzó hacer su trabajo, yo tiraba de la soga pataleando sin descanso, sin embargo quizás la suerte estaba de mi lado, no sé cómo sucedió, pero la cuerda se rompió y yo caí al río, la creciente me arrastro de inmediato sin que James Morrison pudiera evitarlo.
Desorientado termine en el bosque, iniciando una épica cruzada que me llevaría a toda costa a los brazos de mi esposa, pero tal vez enloquecí, porque a partir de entonces aunque me encontraba completamente solo, sentía que no era así. Una risa burlona y espeluznante se regaba por el bosque como atormentándome, entre más corrí más cerca pude oírla, las hojas de los arboles me rodeaban creando remolinos a mi paso que me impedían avanzar de prisa, no entiendo si los animales salvajes querían comerme o solo jugar conmigo, varias veces note una pantera que merodeaba por ahí simplemente observándome, si fuese querido habría sido su alimento pero decidió alejarse.
 Los buitres volaban sobre mí haciendo fiesta, quizás anunciaban que pronto aquel hombre iba a desplomarse y se convertiría en su cena, la maldita risa seguía sin parar no comprendo de donde venía, estaba en todas partes, debía hacer algo para que se detuviera o iba a volverme loco, por eso tome una estaca que encontré en un árbol y la incrusté con fuerza en ambos oídos, reventándome los tímpanos, el dolor que sentí fue brutal, pero al menos ya no volvería escuchar esa  estúpida risa, cuando el ocaso de la tarde empezó a caer los cuervos tomaron el relevo de unos buitres que ya no me asechaban, supongo que hallaron otra fuente de comida y me dejaron para después, los cuervos empezaron a cantar, ¡pero diablos!, acaso ¿estoy desquiciado?, sé  que cantaban, sin embargo no lo hacían como los pájaros normales, más bien su canto parecía una marcha fúnebre y de seguro yo era el homenajeado, lo que no me explicaba es como podía oírlos si había destrozado mis oídos apenas hace un rato.
Al anochecer, debí parar y dormir un poco, pero ni la noche me detuvo, continúe avanzando sin detenerme un segundo, podía ver entre los arboles muchos ojos que me miraban de todos lados, aullidos de lobos y ruidos que no sabía que los provocaba, sin embargo yo seguí retando los límites de la resistencia, la alborada de un nuevo día me lleno de energías, al cruzar la montaña mi amada estaría esperando por mí. Aunque no era una mañana calurosa, no comprendí el frio helado que me inundo los huesos, podía notar mi respiración fría y entrecortada, mi sangre caliente fue quedando a una temperatura bajo cero. ¿Estaba alucinando?, ¿de dónde salieron esas niñas?, danzaban en el bosque en medio de la nada, mas congelado quede cuando me miraron, de sus ojos brotaban chorros de sangre pero aun así ellas reían como si todo fuese perfecto, justo en ese instante una águila gigante aleteo hacia mí queriendo atraparme en sus garras, aunque yo me defendí lanzando golpes al aire y entonces desapareció junto con las niñas y ese frío descomunal que rodeaba todo, fue momento de echar el resto que me quedaba y correr a casa.

Ni el frío, el bosque o las cosas fantasmales que vi me harían darme por vencido, cuando baje la montaña, solo el pantano me separaba de mi amada, nadando allí unas manos deformes salían del fondo y me halaban sumergiéndome en las aguas espesas del pantano, con quejidos terribles que provenían de su interior, unos lamentos de dolor que harían gritar a cualquiera, pero no a Benjamín Thomas, luche hasta zafarme de los espectros que me agarraban, al salir podía ver a lo lejos, el techado de nuestra granja, corrí y corrí con más ímpetu que nunca, yo gritaba su nombre y la llamaba mientras avanzaba hacia ella, entonces la vi, Kelly Elizabeth mi esposa salía a mi llamado, su rubia cabellera se mecía entre el viento, corrió con los brazos abiertos a mi encuentro, sin embargo mis pasos empezaron a volverse pesados y nuevamente ese frío recorrió mi piel inmovilizando mi cuerpo, un gran dolor apareció en mi cuello, tan fuerte que me dejaba de a poco sin respiro, estire mis manos para alcanzarla pero ella se desvaneció y esa risa desgraciada volvió aparecer, abrí mis ojos y todo estuvo como al principio, el alguacil Morrison reía a carcajadas celebrando su victoria, al ritmo de una marcha fúnebre que sonaba en mi honor, todos sus ojos puestos en mí, observaban como mi muerte se acercaba, la gruesa soga apretó por completo mi cuello, una lagrima corrió por mi mejilla cuando recordé por última vez la belleza de Kelly Elizabeth Jenkins, donde quiera que esté siempre la amare, entonces me falto la respiración, mi corazón paro de latir y morí.
Benjamín Thomas, se convirtió en otra víctima del puente de los condenados.

lunes, 4 de abril de 2016

Bienvenidos a WoodVille


Donde sea que hubiese una gran noticia allá iría, sin importar el tiempo que le tomara en su vida, nunca se rendía hasta llegar al fondo de los hechos, Juliana Elton fue desde sus inicios una periodista audaz, intrépida y con ganas de encontrar siempre la verdad, a costa del precio que fuera. Los enigmas y sucesos misteriosos eran el tipo de noticia que le gustaba reseñar, cada día pasaba horas frente al monitor recabando toda la información posible de hechos sin explicaciones que ocurrían alrededor del mundo, hasta que una noche cuando navegaba por la web en busca de algo que fuese interesante, recibió un correo electrónico que decía:

-       “Estimada señorita J. Elton, me dirijo a usted en calidad de informante, con el fin de hacer de su conocimiento, los acontecimientos inexplicables que en nuestro bello y tranquilo pueblo de Woodville han estado sucediendo los últimos días, desapariciones de personas honestas y trabajadoras, que simplemente se esfuman por la noche, gente que afirma haber visto figuras que aparecen y se desvanecen sin dejar rastro, luces en el cielo y terribles gritos en medio del bosque. Conozco muy bien su labor y sé que se dedica a investigar cosas extrañas que otras personas prefieren ignorar. Ojala a usted este pueblo le pueda interesar. Stephen Rivera”

Aquello debía ser una luz al final del túnel, lo que Juliana por mucho tiempo había estado buscando para escalar de nivel y no seguir siendo la simple reportera del canal regional, si lograba resolver ese misterio, podría repuntar su nombre a la cima y conseguir contrato en algún medio nacional. Luego de llamar a Cesar su camarógrafo, alisto el equipaje y ambos emprendieron viaje a Woodville. A su llegada allí, lo primero que detallaron es que era un pueblo de pocas personas y sus habitantes no parecían ser los típicos pueblerinos alegres y cordiales, sino que al contrario daban la impresión de que eran gente callada y poco amigable, a las que no les agradaban las visitas de forasteros.
Ese día también conocieron a Stephen Rivera, el responsable de que vinieran a Woodville, era un señor entrado en años, aunque sus canas y arrugas solo le daban un buen aspecto de hombre culto, amable y conversador, con muchas experiencias vividas, totalmente distinto a las demás personas del Woodville, el mismo se encargó de darles un breve recorrido por el pueblo y ya que ese día no habría nada más por hacer, como buen anfitrión se ofreció a hospedarlos  en el hotel del pueblo, una vieja casona de su propiedad.
Juliana y Cesar tenían el fin de semana para investigar lo que pudieran, ese sábado en la mañana, su segundo día en Woodville, salieron a caminar y escucharon sobre Sarah Mitchell, quien era noticia en el pueblo, una de las maestras que ahora se sumaba a la lista de desaparecidos. Llevaba poco residenciada ahí, al igual que los otros extraviados. Eso fue sin dudas, lo que llamo la atención de Juliana, 7 personas nunca regresaron a casa en las últimas semanas y cada uno de ellos tenía en común, la peculiar coincidencia de que todos eran habitantes recientes de Woodville.
Cuando intentaron recoger opiniones de las personas, se negaron a declarar, es como si a nadie le importaba quienes se hallaban perdidos, o algo que les atemorizaba les impedía hablar. El sábado por la noche, Juliana no quiso parar, convencida de que obtendría las respuestas que anhelaba, se quedaron en su camioneta monitoreando los alrededores del bosque, para la madrugada tanto Cesar como ella habían cedido ante el sueño, sin embargo pronto se vieron despertados por una destellante luz sobre ellos, que les alumbro por unos segundos, pero casi de forma fugaz desapareció entre los árboles. Aunque Juliana no estaba dispuesta a perder aquella señal que de seguro le aportaría grandes pistas a su investigación, le ordeno a Cesar que entrara de prisa al bosque por ese camino de tierra que vieron temprano, sin embargo nada les salió como planeaban, mientras se desplazaban por ahí una figura alargada se les atravesó adelante, haciendo que Cesar frenara de golpe, solo para darse cuenta que en ese sitio no había nada, a excepción de los árboles, pero en ese preciso instante una luz comenzó a brillar, tan radiante que les robo la visión, lo único que se escuchó a lo lejos, fue los espantosos gritos de Juliana.
Todo en esa habitación lucia borroso, varias voces que no alcanzaba a entender, ¿por qué tocaban su cuerpo?, ¿qué querían de ella?, Juliana no entendía, si estaba en el hospital, tal vez es porque tuvo un accidente, sin embargo parecía que los médicos la examinaban de una manera exhaustiva, las agujas no paraban de entrar en su piel una tras otra y seguía sin comprender las palabras que iban y venían entre los doctores, al mirar a su costado pudo ver a Cesar quien estaba en otra camilla, ¡Que absurdo!. Ambos en la misma sala de hospital, pero al parecer Cesar se encontraba dormido, Juliana quiso gritar, preguntarles que pasaba, que alguien le explicara, pero no podía, su cuerpo inmóvil no respondía, en medio de su agonía empezó a recobrar la visión, aunque entonces prefirió haber seguido viendo a medias, el corazón palpitaba asustado y la respiración le faltaba, quienes la acompañaban en el cuarto, eran todo menos doctores, sujetos de cuerpo alargado la miraban con detenimiento, con las manos palpaban el cuerpo de Juliana como explorando un juguete nuevo, su apariencia era similar a la silueta que Cesar y ella observaron en el bosque antes de despertar en esa habitación. Juliana muerta de miedo veía como la nariz prominente de aquel individuo la olía como olfateando su aroma al tiempo que se relamía los labios, con una lengua puntiaguda y asquerosa que sobresalía de su boca, Juliana volteo de nuevo a ver a Cesar, encontrándose con que no dormía, como pensó hace un rato, ella quedo petrificada al observar cómo Cesar era desmembrado parte por parte, sus entrañas descansaban en una bandeja y con la cabeza abierta su cerebro fue retirado con cuidado.
Juliana se sentía en la peor pesadilla y quería despertar cuanto antes, sin embargo descubrió que todo eso era una horrible realidad y si algo se lo demostró fue el inmenso dolor de las heridas que le causaban esos individuos con esas largas y prominentes uñas que parecían agujas, su mirada perdida se cruzó con los ojos amarillos de uno de esos seres que la miraba como analizando minuciosamente su sufrimiento, Juliana veía un rasgo familiar en su forma de mirarle, las cortadas letales que le hacían a su cuerpo la iban dejando inconsciente de a poco, pero antes que sus ojos se cerraran pudo presenciar como esos seres que la torturaban y le arrebatan su vida, tomaron forma humana.
                         
-       ¡Qué ironía!, -Pensó Juliana-, ya todo tiene sentido, con razón sus ojos le parecían tan familiar, Stephen Rivera, nunca quiso que averiguaran nada, ellos solo fueron la carnada de esos camaleones de otro mundo.


La primera plana de los periódicos, tenía como imagen a Juliana Elton y su camarógrafo Cesar Ulloa, Juliana por fin alcanzo la mención que deseaba, se convirtió en noticia a nivel nacional, aunque todo por su desaparición, algunos medios señalan que fueron abducidos por extraterrestres, la policía maneja otra hipótesis, según los oficiales, la periodista mantenía un tórrido romance con su camarógrafo y ambos huyeron lejos. Solo él, con una sonrisa en su cara mientras toma café y ojea el matutino sabe la verdad, Stephen Rivera un devorador de mundos capaz de cambiar de forma a su conveniencia, una criatura antigua que se alimenta de la gente, Woodville es su guarida y la de toda su raza, Juliana Elton fue la estrategia perfecta para poner en el mapa a ese pequeño pueblo, los camaleones ya no se tienen que conformar con alimentarse de los residentes foráneos que llevan poco en el pueblo, ahora pueden abrir sus brazos para recibir a muchos visitantes y decirles, bienvenidos a Woodville.