Los
Alpinistas emocionados se preparaban para realizar un viaje a la cordillera,
una zona montañosa que a pesar de las temperaturas bajo cero, tenían la fortuna
que para entonces el clima acompañaba las expectativas del grupo de
estudiantes, liderados por Frank Henderson, quien era un esquiador y alpinista
experimentado.
El día pautado los 8 alpinistas se reunieron al norte de la montaña,
para participar en la gran expedición que prometía
ser inigualable y divertida, el plan era avanzar esquiando
monte a través de una ruta conocida, que supondría un ejercicio
de entrenamiento para una futura expedición a las regiones árticas, más
difíciles y peligrosas, o eso creían ellos.
Bruno
Casper, Izamar Goncalvez, Luigi Dumas, Elvira Dudikov, Néstor Ulloa, Dimitri
Spencer, Fiorella Benelli, todos guiados por su valiente y sagaz amigo, Frank
Henderson que a parte de sus habilidades comprobadas en el alpinismo, también
resultaba ser el de mayor edad entre los aventureros.
Los primeros
3 días en su odisea pasaron sin contratiempos, sin embargo al llegar al último lugar de
aprovisionamiento antes de llegar a su destino final, un miembro Dimitri,
enfermó repentinamente, lo que le obligó a quedarse allí para recuperarse ante
la imposibilidad de seguir el ritmo del resto del grupo de estudiantes.
Desanimado
por su mala suerte Dimitri se despidió de sus siete compañeros, sin imaginar que esa, sería la última
vez que los vería con vida. Cuando Dimitri se despidió de Frank, este le dijo
que si el clima empeoraba, la fecha de regreso, prevista para 2 semanas, quizás
se postergaría.
Tal y como
su líder lo había previsto, el clima empeoró, y esto llevó al grupo de
jóvenes a desviarse de su curso fijado, para formar un campamento desde el cual esperar
a que las condiciones del clima mejoraran.
Según los cálculos realizados por su Frank y las previsiones del equipo,
llegaron al lugar indicado 4 días después, lo que nunca pensaron es que no se
encontraban solos.
La fecha prevista llego pero el equipo nunca regreso. Una vez hubieran llegado al
campamento debían buscar la forma de
enviar noticias a sus parientes anunciando el éxito de la misión. Pero al
transcurrir más de una semana nadie supo algo de los jóvenes. Todo eso despertó
en la gente incertidumbre y miedo, dando inicio a una búsqueda sin límites, el rastreo empezó con resultados fallidos
luego de varios días intensos, los militares y civiles trabajan en conjunto
para encontrar a los suyos, Dimitri guiaba a los rescatistas porque nadie mejor
que él conocía el sitio donde vio por última vez a sus camaradas desparecidos.
Transcurrido un mes de inútil labor los familiares de los jóvenes dieron
la voz de alarma ante la ausencia de noticias de sus seres queridos.
Ese mismo
día centenares de personas se unieron a la búsqueda, el evento conmocionó a
propios y extraños y cada día eran más los que se sumaban, buscando encontrar a
los alpinistas. Después de varios días de búsqueda la horda de investigadores,
encontraron el último campamento en donde se habían establecido los
estudiantes. El estado del campamento no presagiaba nada bueno. Las tiendas
estaban totalmente rajadas desde dentro y cubiertas parcialmente por nieve.
No había
nadie en su interior, pero, extrañamente, los objetos personales, incluso la
ropa de abrigo, permanecían allí. Al revisar las fotos de las cámaras que los
jóvenes habían dejado atrás como mudos testigos de lo sucedido, se dieron
cuenta que el grupo había acampado en ese lugar el 2 de febrero hacia las cinco
de la tarde.
Dimitri
no conforme con ello anduvo por horas entre la nieve, hasta que encontró un
conjunto de huellas en línea recta que partían de las tiendas de campaña.
Cuando notifico a los expertos, estos aseguraron que pertenecían a un grupo de
cinco o siete personas, que sensación aterradora invadió el corazón de Dimitri
al notar que todos sus amigos por alguna extraña razón huyeron prácticamente desnudos. Unos llevaban tan solo
calcetines y otros, una única bota, pero algunos escaparon con los pies
descalzos. Las huellas se hundían unos 90 centímetros en la nieve y no
revelaban signos de violencia ni la presencia de alguien o algo más. Siguiendo
aquel rastro llegaron a una pequeña cuesta que llevaba a una masa arbolada
cercana, pero tras 500 metros desaparecían sin dejar rastro.
En el borde del bosque aparecieron los cuerpos sin vida de Elvira Dudikov y Néstor Ulloa, Sus
cadáveres descansaban bajo un gran pino, vestidos únicamente con ropa interior
y sin signos externos de violencia. Junto a ellos se veían los restos de una
hoguera y algunas ramas de pino destrozadas y a pocos metros, en un claro de la
arboleda, yacían otros cuerpos, el de Fiorella Benelli y Luigi Dumas
Por la posición de los cadáveres, parecía que ambos habían tratado
infructuosamente de llegar al campamento, aunque lo más espantoso de la situación
fue mirar unas cuantas
marcas sobre la nieve como si hubiera arañado el suelo intentando huir, pero
algo se los impedía arrastrándolos consigo.
El espeluznante hallazgo hizo que se pusieran en marcha una
investigación. La autopsia
que se realizó a los 4 cuerpos no arrojó datos relevantes: los estudiantes
habían muerto por hipotermia y no presentaban lesiones externas. Tan solo
Elvira tenía una pequeña fractura en el cráneo que no había sido la causa de su
muerte.
Los detalles escabrosos que presentaba el campamento y el hecho de que
los estudiantes lo abandonaran sin ropa, causo terror entre la gente y más aún porque Frank,
Izamar y Bruno seguían sin aparecer, haciendo
que el descubrimiento de sus cuerpos tomara un dramático giro de
acontecimientos.
La tarea de encontrar sus cuerpos duró varios meses. Los tres se hallaban
enterrados bajo 5 metros de nieve cerca de una especie de pequeño barranco,
próximo al lugar donde se habían encontrado los cuerpos de las otras víctimas.
Pero sus
restos no lucían como sus otros amigos, el cráneo de Bruno estaba prácticamente
destrozado por dentro, Izamar y Frank tenían varias costillas rotas. Además, la muchacha no tenía lengua y a Frank
le Faltaban sus ojos, pese a ello, las lesiones externas que
presentaban eran prácticamente inapreciables. Y, al contrario que los demás,
estaban vestidos.
Parecía como si los últimos en morir se hubieran apropiado de las ropas
de quienes habían fallecido primero, ya que el cuerpo de Frank vestía un abrigo
de piel y un sombrero, mientras que los pies de Izamar estaban envueltos en los
pantalones de Néstor que aún conservaba su identificación.
Después de tres meses de análisis, la investigación sobre el caso se dio
por finalizada sin llegar a ninguna conclusión. Sin testigos, sin nadie a quien acusar y sin
pruebas sustanciales sobre lo que realmente ocurrió en aquel lugar. El caso
quedó bajo secreto de sumario y se prohibió el acceso a la zona donde habían
ocurrido los hechos. Pero, a pesar de los esfuerzos de las autoridades por
acallar el espeluznante suceso, Dimitri siguió queriendo descubrir que les sucedió
a sus compañeros, junto a 4 personas y violando la orden, una noche ingresaron
al lugar con la idea de hacer su propia expedición y recoger todos los datos posibles,
sin embargo sus cuerpos no tuvieron la suerte de sus predecesores
desaparecidos. ¡Nadie los volvió jamás!
Disfruta esta Historia repleta de misterio, y prepárate para conocer próximamente en una segunda entrega el relato final de las ultimas vivencias de los alpinistas.
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