viernes, 11 de noviembre de 2016

El Extraño caso de Anastasia


Anastasia Henderson, anoche se fue a la cama siendo niña y despertó convertida en mujer, porque hoy cumple sus 15 años, pero algo le ocurre a su cuerpo y no son los cambios típicos de la edad, esa mañana comienza a sentir escalofríos y sufrir sacudidas corporales, sin que pueda controlarlo sus extremidades se giran de forma increíble. Su padre William fue el primero en verla y luego Sabrina su mamá, ambos sintieron gran temor por su hija menor, de inmediato la llevaron a una Clínica Psiquiátrica, Las pruebas son concluyentes, Anastasia tiene epilepsia, iniciaron un tratamiento que según los médicos iba a curar su padecimiento, pero los días pasaban y ella empeoraba, depresión poca alimentación y heridas en la boca iban en aumento, su madre rezaba cada día con más devoción pidiendo por el bienestar de su niña. 
Ante el desespero de ver pasar los meses y que su hija no tuviera mejoría Sabrina empezaba a perder la esperanza en la medicina tradicional, el extraño comportamiento de Anastasia aumentaba, cantaba canciones en idiomas raros y gritaba de forma demencial, entre varios enfermeros intentaron sujetarla sin éxito, no lograban someterla, una fuerza brutal se apoderaba de su cuerpo.
Había sido una niña tranquila que amaba los animales y disfrutaba pasar su tiempo montando caballos y pescando cada domingo en casa de los abuelos, amigable y con deseos de ayudar a los enfermos su sueño era convertirse en médico cirujano, desde que asistió al campamento de verano sus padres notaron a su regreso que ocurría algo extraño en su mirada. Su cara dulce y risueña ya poco se veía, solía hablar con las paredes y mirar por horas la panatalla del televisor cuando se encontraba apagado, a medida que su cumpleaños 15 se acercaba su cambio era más evidente, peleaba con todas sus amigas e incluso llegó a lastimar a Rocío su mejor amiga causándole heridas en la cara con sus propias uñas, alegaba que Rocío tenía los ojos del demonio y que se burlaba de ella por lo que tenía que matarla, faltando una semana para celebrar sus 15 primaveras, los preparativos de su fiesta iban viento en popa. Esa tarde Elizabeth la hermana mayor llamaba a comer a Tony su gato quien no apareció, después de buscar la mascota por toda la casa fue a la habitación de Anastasia que aún dormía, un olor desagradable provenía de abajo de la cama, se inclinó para echar un vistazo y sintió morirse al descubrir el cadáver podrido de Tony, llenó de gusanos y con sus vísceras regadas. Cuando los padres de Anastasia la interrogaron la chica afirmó no saber que había sucedido y mucho menos como llegó el cuerpo del gato a su cuarto.
En los días siguientes durante la noche, en la casa se empezaban a oír ruidos inexplicables, golpes en las paredes, sonidos como goteo de agua que no tenían ninguna fuente de origen. Pasos que iban y venían a mitad de la madrugada, sombras que aparecían y de la nada se descanecian, todo ello fue el preámbulo a la penosa enfermedad y los sintomas inusuales de Anastasia.
Los meses pasaron y su estado fue degradante, la familia decidió sacarla del hospital y cuidarla en la tranquilidad del hogar,  su cuerpo lucía cada vez peor, deteriorado y con mal aspecto. 
William solía ser un hombre poco creyente sin embargo fue el más abierto a la idea de que su hija estaba poseída por el diablo o que algún espíritu maligno se aporedo de ella, Sabrina se negaba a creer algo como eso. Hasta que un día entró a la habitación de Anastasia llevándole frutas y jugó, aunque su hija se negó, insultando a su madre y queriendo golpearla se rehusó a comer, le grito que el demonio se lo prohibía. Con esa imagen tan espantosa Sabrina comprobó la teoría de su esposo, decidida a liberar a su hija de las garras del diablo busco ayuda espiritual en el sacerdote del pueblo y un reverendo amigo de la familia, quienes necesitaban pruebas para poder recibir los permisos necesarios para salvar el alma de Anastacia.
En los dias siguientes Anastacia dormía en el suelo, comía insectos y bebía su propia orina. Repetía que no existía salvación, destruyó el crucifijo que tenían en casa y hasta quemó la Biblia de su madre.
Para cuando el Reverendo Cambell y el Sacerdote Gabriel pudieron tomar cartas en el asunto, Anastasia se encontraba completamente irreconocible cortadas en los brazos y la cara, el pelo se le había caído y su voz sonaba gruesa como de ultratumba. Tanto Cambell como Gabriel tenían sus propios métodos, realizando oraciones y conjuros que podían ser considerados como un exorcismo en conjunto, los 2 religiosos hombres creían que era la mejor forma de ayudar a Anastacia. Se le practicaron varias sesiones de exorcismo por semana, aunque la respuesta agresiva de Anastacia eran tan fuerte a veces que debía ser sostenida por algunos hombres amigos de William, e incluso como última opción su padre debió encadenarla.
Anastacia despreciaba las cruces  y al rociar su cuerpo con agua bendita, hablaba con voz demoníaca en muchos idiomas que es imposible que ella conociera, al oír las oraciones escupía en el rostro de los religiosos y les decía obscenidades. Palabras como “maldición” y “averno” aparecieron en el abdomen de Anastacia, grabadas en su piel. 
Gabriel y Cambell no desistieron, con mayor fe y entrega continuaron su  ritual realizandolo 33 veces antes de que Anastacia pronunciará el nombre de Jesucristo. Entonces sucedió el milagro, los vidrios de las ventanas en toda la casa se rompieron, causando un gran estruendo, los ojos de Anastacia sangraron y después suspiro en forma de alivio, el Sacerdote y el Reverendo comprendieron que que se había terminado, ganaron la guerra contra el mal y vencieron al infierno.

3 años pasaron en los que la vida de Anastacia Henderson volvio a ser como al principio, era la misma chica hermosa y alegre de antes. Sin embargo nunca más pudo recobrar la visión, quedar ciega fue el precio que pago para librarse de la posesión que sufría. Para los médicos simplemente se trató de un cuadro psiquiátrico grave, convulsiones y epilepsia, para los padres, su hermana Elizabeth y todos los que la rodearon otra es la verdad. Jamás se sabrá que sucedió en ese bosque mientras estaba en el campamento, pero quizás el diablo vivía en el lago y deseaba su alma.

lunes, 31 de octubre de 2016

Mi Amigo Imaginario



Me llamo Nicolás Spencer, solía ser un niño solitario y sin nadie con quien jugar, hasta que conocí a Froxy, durante años él fue mi único y mejor amigo, al que podía contarle lo que quisiera y nunca se cansaba de escucharme, si lloraba me consolaba con sus chistes malos que a mí me hacían reír, todo marchaba perfecto, entonces yo comencé a crecer.

Los años en la escuela se fueron tan rápido que ni cuenta me di, solo recuerdo que llego ese lunes donde mi vida ya no volvería a ser como antes, ¡JAMAS!
Iniciaba mi nueva etapa de colegio y con ello las malas experiencias de la escuela iban quedando atrás, comencé a tener amigos, ya no era el niño tonto del que todos se burlaban, inclusive parece que las chicas empezaban a fijarse en mí. Poco a poco fui olvidando por completo a Froxy mi querido amigo imaginario, algo que él no aceptaría tan fácilmente, las noches se hicieron más largas en mi intento por dormir, porque allí estaba Froxy para no dejarme conciliar el sueño, sus visitas se volvieron constantes, el gran cariño que sentía se fue convirtiendo en temor, la dulce risa con la que solía alegrarme no era como antes, ahora me daba miedo escucharla, su compañía se volvió mi tormento.
Las heridas que aparecían de la nada en mi cuerpo me lastimaban, pero nadie entendía lo que pasaba, todos pensaron que estaba enfermo, que yo me produje las cortadas en mi piel, mis padres me oyeron hablar solo, pedirle que me dejara en paz, creyeron que estaba loco.
Pase los siguientes 5 años de mi vida, encerrado entre cuatro paredes acolchonadas y con una camisa que amarraba mis manos, todos esos años él estuvo allí conmigo acompañándome, ni cuando dormía su presencia me dejaba tranquilo, transformó mis sueños en oscuras pesadillas. Casi creí que de verdad había perdido el juicio, sin embargo una noche por fin me abandono, gane la batalla, al cumplir los 18 ante Dios y la ley, era un hombre, cualquier señal de mi niñez y adolescencia se marchó, así fue como me deshice de esa cosa que por años quiso arrebatarme la cordura.
10 años después los traumas del pasado quedaron pisados, a pesar de lo malo y el tiempo perdido en ese hospital, logre recuperar mi vida y convertirme en un tipo exitoso. Con Ariana conocí el amor, fue la mujer que lleve al altar y la que me regalo la dicha de ser padre. Nuestro hijo Damián creció a una velocidad grosera, en un abrir y cerrar de ojos celebrábamos su cumpleaños número 6, sus ojos brillaban de tanta emoción al ver su piñata y la casa llena de dulces, esa noche después que la fiesta termino, entre a la cocina organizando el desastre que los niños causaron,  ahí estaba Damián, lo extraño es que lo oí hablar con alguien pero se encontraba solo comiendo una rebanada de torta, el no pareció darse cuenta de mi llegada, porque siguió muy concentrado en su mundo imaginario, casi me muero del susto cuando escuche a mi hijo decir


-       ¿Froxy te gusto la fiesta? 

Desde esa maldita noche las paredes se burlan de mí,  aunque no lo he visto realmente puedo sentir su maligna presencia como una sombra que no se despega de Damián,  debo hacer algo para impedir que mi hijo sea víctima de esa criatura fantasmal, un lobo del infierno disfrazado de tierna oveja. Hoy decidí decirle todo a mi esposa, sentí un alivio cuando me abrazo fuertemente, se que no es algo fácil de entender pero ella me creyó, dice que desde hace días nota cosas extrañas en la casa, objetos que se mueven solos, risas que provienen de la habitación de Damián y siluetas entre la oscuridad que se desvanecen al encender las luces. Debo detenerlo antes de que sea tarde, temo por Damián, es lo que más amo en el mundo y no permitiré que le haga daño.
Desesperado acudí con Fiorella Van Keller, una espiritista con mucha experiencia en casos paranormales, apenas entro a la casa sus ojos se viraron de una manera grotesca, más tarde nos contó que tuvo una visión, esa entidad estaba hambrienta, un espíritu antiguo que guardaba rencor y ganas de venganza, su maligna esencia necesitaba almas buenas para seguir existiendo, su objetivo no era otro que poseer el cuerpo de los vivos. Todo tuvo sentido, lo que Froxy quiso realmente fue enloquecerme hasta matarme, varias veces me gritaba que me suicidara, si le hubiese prestado atención habría condenado mi alma, mi cuerpo vacío hubiera sido el recipiente ideal que el tanto deseaba.
Era hora de acabar de una vez por todas con mi amigo imaginario, Fiorella preparo todo en la casa, tenía que proteger a mi familia por lo que Ariana se llevó consigo a Damián, esa noche volvería a ver al diablo por última vez. La espiritista leyó un conjuro invocando al demonio, Froxy apareció ante nosotros con su rostro amigable y bueno, pero cuando Fiorella lanzo agua bendita sobre él, mostró su verdadera cara, el aspecto demoníaco que lucía me espantaba aunque debía ser valiente. Cuando lo mire a los ojos pude ver las llamas del infierno consumiendo a inocentes alimentándose del dolor humano. El intento abalanzarse sobre mí diciendo que obtendría lo que siempre anhelo, ¡Mi Alma y mi cuerpo!, al tiempo en que Fiorella empezó a rezar las velas aumentaron el fuego, las sillas comenzaron a volar como platos y una fue a parar a su cabeza golpeándola tan fuerte que perdió el conocimiento, Froxy no paraba de reír mientras me sujetaba del cuello. Yo pensaba que hacia lo correcto al invocar a ese monstruo, sin embargo no me daba cuenta que caía en su juego, nunca se trató de Damián, él quería que notara su existencia, mi hijo solo fue el anzuelo para atrapar al pez gordo. Estaba a punto de asfixiarme pero como pudo Fiorella se levantó del piso, rociando más agua bendita sobre el demonio logrando que me soltara, aunque su furia fue tanta que quien pago el precio fue la pobre mujer que solo deseaba hacer el bien desterrando de este mundo a un fantasma asesino que buscaba poseerme, rompió su cuello como si se tratara de una simple muñeca y su cuerpo sin vida cayo junto a mí. Froxy se relamía los labios con su lengua asquerosa pasándola por sus grandes dientes, en mi mente solo tenía presente a mi esposa Ariana y mi hijo Damián, tome el crucifijo de las manos frías de Fiorella y armado de valor comencé a rezar no como la espiritista lo hacía pero si repitiendo las oraciones que mi madre me enseño, lo último que recuerdo son sus carcajadas, me lanzo contra la pared y perdí la noción de todo.

Desperté en una cama de hospital, Ariana sujetaba mi mano y Damián dormía recostado en un pequeño mueble, ella me explico que los paramédicos me dieron por muerto unos segundos, sufrí un paro cardíaco pero lograron reanimarme. Luego de eso decidimos mudarnos y empezar de cero, Fiorella dio su vida para ayudarme y después de todo resulto, Froxy se había ido y nuestras vidas volverían a ser las mismas, al menos eso pensaba yo.

Una mañana que me preparaba para ir a trabajar, me afeitaba frente al espejo, accidentalmente me corte en la mejilla y quise revisar la herida, me quede con la vista fija en el espejo y allí comprendí las cosas, en mis ojos descubrí la misma mirada infernal que vi esa noche en el demonio, ¡Maldición! Froxy habitaba dentro de mí, su sonrisa maquiavélica retumbaba en mis oídos, mi amigo imaginario nunca se fue, solo aguardaba el momento en que decidiera suicidarme, para adueñarse de mi cuerpo.

domingo, 21 de agosto de 2016

El Silbón


Su viejo reloj marcaba las 2:22 am, extrañamente parecía haberse detenido, así que quizás ya era mucho más tarde. Dereck iba muy pasado de tragos, la ruptura de su matrimonio lo llevo a tomar descontroladamente, había logrado superar su problema de alcoholismo, pasando más de un año sobrio pero los últimos acontecimientos lo hicieron caer de nuevo en la bebida,  esa noche consumió demasiado y ni siquiera recordaba como llego hasta ahí, confundido y sin respuestas se preguntaba así mismo, ¿Qué diablos hacia allí?
Nada tenía que buscar en una calle tan solitaria y vacía, aquel lugar era desconocido para él, inexplicablemente se encontraba lejos de su casa.
Observo alrededor un cielo plagado de nubes negras y relámpagos, era un presagio de que el fuerte aguacero se avecinaba, debía darse prisa o terminaría empapado, deseaba alejarse de ese tétrico sitio lo más pronto posible, aunque no sabía a donde ir, toda la cuadra estaba oscura, con un silencio inusual que en nada colaboraba y no entendía la sensación de inquietud que le embargaba.
Entonces se apresuró caminando a paso firme hacia el norte, de repente oyó un ruido que no supo de dónde provenía, como una especie de pitido que retumbó  en sus oídos, era un silbido ensordecedor que se regaba en el aire con un eco espantoso que le estremecía la piel. Dereck intento mantener la compostura pensando que no había razón para desesperarse, el abundante alcohol en su sangre quizás le hacía imaginarse cosas jugándole una mala pasada, continúo avanzando, sin embargo a medida que iba alejándose el horrible sonido seguía escuchándose, como si fuese detrás de él siguiendo sus pasos. Contrariado sin comprender lo que sucedía, respiro hondo y se dio la vuelta echando un vistazo, para descubrir el origen de aquel extraño ruido, pero no vio más que una calle desolada y sombría, con los autos estacionados en los garajes de sus casas.
Cerro sus ojos esperanzado en que al abrirlos nada fuese real, pero al instante que los abrió para su mala fortuna supo que se trataba de una espeluznante realidad, por unos escasos segundos miro a lo lejos entre los arboles de la calle, observando una silueta opaca que se asomaba entre los matorrales. Comenzó a caminar de forma rápida, casi corriendo, mientras el sonido se acercaba cada vez más. Durante su caminata varias veces giro un momento para mirar en medio de la oscuridad, esperando tener suerte por fin para ver de dónde venía ese silbido infernal, aunque cada vez el resultado solía ser el mismo, solo veía el tenue color de la noche y una horripilante silueta que se asomaba oculta entre cualquier cosa.
A Dereck ya no le quedaban dudas, aquella figura fantasmal era la responsable del silbido de ultratumba que venía atormentándolo lentamente y que poco a poco comenzaba a aumentar en intensidad, subiendo gradualmente el volumen, su cabeza era quien sufría los estragos de un ruido siniestro que amenazaba la tranquilidad de su mente, logrando que su cordura se debilitara y despertando la locura. El silbón realizaba sin parar su tonada diabólica esparciéndola a todos lados, desde cada rincón Dereck no paraba de oír ese silbido, convencido de que nada fue producto de su imaginación ni las botellas de whisky que bebió, empezó a correr como nunca lo había hecho hasta ese momento. Mientras corría, no dejaba de observar ese tenebroso individuo, en todas partes aparecía probando la resistencia de un pobre Dereck que se hallaba casi al borde de la demencia, por más que huía no podía librarse de aquel espectro, lo veía parado en los techos de algunas casas, dentro de los autos y sobre las copas de los árboles. El joven un tanto cansado, sin fuerzas físicas ni mentales fue sucumbiendo ante el terror malévolo que congelaba cada centímetro de su cuerpo, de pronto tropezó con un pedazo de madera y cayó al piso sobre sus manos. Cuando quiso levantarse, alzando la mirada pero allí estaba frente a él, una larga y etérea silueta que sujetaba un saco grande chorreando gotas de líquido espeso, por lo que Dereck entendió que se trataba de sangre, el cuerpo de ese monstruo era flaco y huesudo, por primera vez detuvo su silbido, cambiándolo por una risa de burla, sonreía mirándolo fijamente con unos ojos brillantes como las mismas llamas del averno. El susto que le provoco mirar aquella criatura borro los efectos del alcohol,  sin embargo a Dereck no le importaba si el mismo diablo lo visitaba, no estaba dispuesto a morir sin antes luchar. Después de saborear el miedo en el rostro de Dereck ese demonio volvió a silbar con mayor intensidad que el joven no tuvo más remedio que tomar el tronco de madera que lo había hecho caer, sin pensarlo dos veces lo metió en cada uno de sus oídos con tanta fuerza, que apuñalo sus tímpanos, destrozando su audición en medio de gritos de dolor. En ese instante la lluvia empezó a caer cuando vio a su alrededor noto que el fantasma se había desvanecido, fatigado por la sangre que salía de sus oídos, se dirigió a una casona abandonada que uso como refugio mientras la lluvia cesaba.
Logró dormirse por un instante, pero despertó sobresaltado y muy empapado por la lluvia que lo alcanzo. Afuera caía una tormenta estrepitosa. Las gotas de agua chocaban contra las ventanas de la casa, pero él no podía escuchar ningún ruido, Dereck aún no daba crédito a lo que acababa de vivir, se levantó del suelo y caminó hasta la puerta, bajo las escaleras. En ese momento lo escuchó de nuevo; aquel maldito sonido que parecía sacado del infierno. Dereck Se quedó parado, en medio de la escalera, totalmente petrificado por el miedo, ¡era imposible! sus oídos seguían derramando sangre, los ojos lucían sobresaltados con la mirada perdida, atrapado en la soledad de esa casona y sus glándulas sudoríparas producían un sudor frío que bajaba por su rostro, el corazón quería salirse del pecho. Cuando un relámpago iluminó la sala, fueron suficientes unos segundos para que sus ojos lo apreciaran. Después de un rato congelado como una estatua sus piernas le respondieron, subió las escaleras regresando a donde se encontraba antes. Como pudo tranco la puerta y se recostó contra ella aprisionando con los brazos sus orejas, desquiciado y envuelto en lágrimas mientras ese silbido diabólico le retumbaba en la cabeza, aunque sus tímpanos se encontraban hecho trizas y no podía percibir otro ruido, aquello no fue suficiente para acallar el silbido que lo atormentaba. Sus gritos enloquecidos se mezclaban con los truenos y centellas que caían del cielo.

Su cuerpo fue encontrado luego por la policía, debido a las denuncias de los vecinos por el fuerte olor que salía de la casona.
Intrigado por la escena James León el detective encargado del caso dijo al forense:

-       ¡Háblame de la víctima!, ¿Cómo Murió?
-       Es un hombre de 30 años. Su nombre era Dereck Marte. Sufrió un ataque de pánico, que le produjo un derrame cerebral, producto de una sobredosis de alcohol y medicamentos antidepresivos. También parece que se destrozó los tímpanos con algún objeto.
-       ¡Oh Dios Mío! –  (exclamo el detective) es insólito que una persona haga algo como eso.

¡Caso cerrado!, su trabajo concluía allí, miro el reloj que para sorpresa suya se había detenido a las 10:10 pm, escucho un silbido a lo lejos de la calle, sin embargo James León no le dio importancia, subió a su auto y se marchó.

domingo, 31 de julio de 2016

Lágrimas Negras


Patrick siempre soñó con una familia numerosa y niños corriendo por toda la casa, lo que nunca imagino es que el destino lo golpearía tan fuerte matando esos sueños, hasta que la noticia de su esterilidad lo sorprendió, después de 10 años de matrimonio, al fin lo entendió, eran miles sus intentos por concebir los cuales terminaban en misión fallida, su esposa Julieth temía ser la del problema, ninguno de los dos tuvo en mente jamás, que quien no podía completar el proceso fuese Patrick.
Luego de probar miles de tratamientos, la inseminación apareció como una repuesta a sus plegarias, 3 meses de gestación alegraban el entorno de la pareja quienes veían una luz al final del camino, pronto serian una familia de tres, así que el pequeño apartamento donde vivían no lucia como la mejor opción para criar a su bebe, con el dinero ahorrado durante casi una década de trabajo Patrick y Julieth Green podrían comprar una casa maravillosa donde empezar su nueva aventura, convertidos en flamantes padres.
La dulce tarea de escoger la casa perfecta fue una labor que se extendió más de lo debido, durante casi 2 meses recorrieron distintos lugares, checando casas en venta, sin embargo los precios no se ajustaban a lo que ambos podían costear, pero cuando casi se daban por vencidos, alguien en su círculo de amigos menciono una casona fuera de la ciudad que reunía las características indicadas que la pareja necesitaba, el valor de la propiedad era tan accesible y disponía de un gran espacio que sin dudas Patrick y Julieth quedaron enamorados con la casa, si bien tendrían que hacerle unas cuantas remodelaciones estaría lista para cuando su bebe naciera.
Los 3 meses siguientes fueron suficientes para arreglar detalles que la casa requería, aunque llevaba tiempo deshabitada en el jardín, un hermoso rosal brillaba con luz propia, con tanta belleza y color que deleitaba a los ojos, algo extraño teniendo en cuenta que nadie lo regaba ni cuidaba de él, pero eso en vez de inquietar a la pareja fue otro aliciente para que finalmente se hicieran dueños de la vieja casona.
Cuando Harry llego a sus vidas nada podía empañar la felicidad de la joven familia Green, Dios les concedía la bendición de ser padres, su deseo anhelado. Sin embargo con la llegada de Harry cosas raras comenzaron a ocurrir en su hogar, ruidos que provenían de la habitación del bebe, como si alguien habría la puerta a media noche, preocupados iban a mirar pero la puerta seguía cerrada y Harry dormía plácidamente, en ocasiones Patrick escucho la melodía de una dulce vos, una mujer tarareaba canciones de cuna, ¿Pero quién?, su esposa dormía tras darle de comer al bebe, siempre que el padre oía ese mismo sonido corría a observar a Harry, aunque solo se encontraba la tierna imagen del niño dormido.
Un fin de semana la familia y amigos se reunieron para celebrar un día muy especial, en aquella ocasión festejaban el primer cumpleaños de Harry, al momento en que Julieth se preparaba para encender la vela del pastel, una brisa fría se colaba por la ventana apagándola, cansada de tanto intentarlo cerro la ventana para evitar que el viento continuara haciendo de las suyas, sin embargo de forma inexplicable la vela siguió apagándose una y otra vez como si alguna persona se encargara de soplarla.
El lunes después de la fiesta, Patrick conducía de regreso a casa, fatigado después de un intenso día de trabajo, Julieth lo esperaba en la entrada como de costumbre, el cuarto del bebe estaba en las alcobas de arriba, algunas veces su esposa cargaba al niño, pero en aquel instante debía estar tomando la siesta ya que solo ella aguardaba en la puerta, sin embargo en vez de tranquilidad Patrick sintió el susto de su vida cuando echo un vistazo a la ventana y vio la silueta de una mujer que se asomó a la ventana cargando en sus brazos a Harry.

     ¿Acaso la Tía Luisa hoy vino a visitar?, (pregunto Patrick intrigado)
     No… Yo he pasado todo el día sola, (respondió Julieth algo confundida)
     ¡Llama a la Policía!, (Grito desesperado)

Patrick visiblemente preocupado corrió de prisa en busca de su bebe y Julieth le siguió detrás, sin comprender la reacción alarmante de su marido, esperando lo peor Patrick tomo lo primero que hallo a su alcance, un bate de béisbol que sujeto fuertemente, de una patada abrió la puerta asustando a Harry quien gateaba de un lado al otro en compañía de sus juguetes. Cuando su esposo le explico lo que había visto Julieth sintió mucho miedo y a partir de tal suceso no volvió a sentirse cómoda en la casa.
Tras varias semanas las cosas parecían normalizarse nuevamente, sin embargo Harry no lloraba tanto como antes solía, en vez de eso, solo bastaba con que el niño comenzara a llorar un minuto para que al instante se tranquilizara, como cuando su mama lo arrullaba para que no siguiera llorando. Cierto día que Julieth limpiaba la casa, oyó que el niño reía emocionado y a medida que se iba acercando Harry soltaba grandes carcajadas, sin querer interrumpirlo observo por una rendija de la puerta para descubrir el motivo de su risa, alcanzando a ver una especie de sombra en forma de persona que mecía al niño a un lado de la cuna, abrió la puerta de inmediato aunque para sorpresa suya el cuarto se hallaba completamente vacío, la poca visión de la que disponía a través de la abertura de la puerta, quizás le jugó una mala pasada, eso pensó ella, para sacarse de la cabeza cualquier absurda idea.
3 Noches pasaron desde ese último acontecimiento, el reloj marcaba las 10:00, Patrick y Julieth llevaron acostar a su pequeño y se marcharon a su alcoba, a las 3.00 am el llanto del bebe los despertó, lloraba desconsoladamente como muy pocas veces lo hacía, sin embargo casi en un minuto su estado de ánimo cambio, empezando a sonreír, pero esta vez sus padres calmados decidieron esperar para entrar, lentamente y de forma sigilosa caminaron a la habitación contigua de Harry. Al irrumpir en su cuarto abriendo inesperadamente la puerta se encontraron con una escena que ni en sus peores pesadillas podrían imaginar, una joven mujer de cara pálida y cabello corto, con un largo vestido gris arrullaba a su bebe flotando en el aire, cuando el espectro vio que los padres del niño la descubrieron, entro en cólera gritando con tanta fuerza que los vidrios de la venta se rompieron y el viento comenzó a soplar levantando las cortinas, la boca de la mujer se agudizo estirándose de una forma abismal, coloco al bebe en la cuna ante la mirada petrificada de sus progenitores que nada pudieron hacer, los  ojos de la mujer se llenaron de lágrimas negras y comenzó a sollozar diciendo, “Mi Hijo, ay mi hijo”, mientras poco a poco se fue desvaneciendo.

Patrick y Julieth se mudaron ese día, nunca más pudieron vender la casa y quedo abandonada, aunque el rosal que adorna su jardín sigue tan bello como siempre, cuenta la gente que el fantasma de aquella mujer vela por él, cuidando el regalo que su esposo le dio antes de morir en la guerra. Su espíritu sigue allí en la habitación llorando lágrimas negras, en aquel lugar donde se quitó la vida luego de perder a su hijo.

domingo, 24 de julio de 2016

El Arte de Matar


Se escuchaban los pasos al compás del caminar, ahogando el silencio de sus voces siniestras que guardaban dentro de sus bocas cerradas un deseo mezquino y tan diabólico que se mezclaba con las ganas oscuras de satisfacer a la muerte, cumpliendo con los susurros que repetidamente en su cabeza noche tras noche pedían sangre y dolor como ofrendas al infierno.
Cuando David y Charlotte fueron a la tienda de disfraces parecían la típica pareja de enamorados que iba en busca del disfraz perfecto para alguna fiesta entre amigos, David un hombre encantador que gozaba del don de la palabra, y Charlotte una Rubia de mirada seductora y grandes ojos tan azules como el ancho mar, se probaron tantos disfraces que la vendedora de turno ya empezaba a temer que con tal indecisión le hicieran perder su tiempo y al final se marcharán sin comprar nada, sin embargo después de tantear varias opciones los ojos de ambos brillaron con un aire de picardía y complicidad, por fin encontraban el disfraz perfecto.
Mateo conducía esa mañana de lluvia por una carretera poco transitada, la gente prefería quedarse en casa, ante un clima como el de aquel sábado, pero para él la emoción era mayor que cualquier obstáculo, saber que vería a su amada Dorothy le llenaba de alegría aumentando la adrenalina de su cuerpo en altos niveles, igual que cada semana pasaba muy temprano en busca de esa morena que le quitaba el sueño, al verla se olvidaba de todo lo demás y se alejaban del mundo, el nido de amor los esperaba para dar rienda suelta a su pasión, la misma posada turística que Mateo solía alquilar los fines de semana.
David preparó una maleta con todo lo necesario para su viaje y Charlotte se disponía a guardar los disfraces que tanto deseaba usar, mirarlos ahí doblados sólo hacia latir su corazón lleno de ansias como si le pidiera a gritos que el gran momento llegará, en su interior habitaba un deseo más fuerte que nada, sólo pensaba en derramar toda la sangre que pudiera y divertirse mientras lo hacía, tanto ella como David compartían esa afiliación enfermiza por la muerte, su desquiciada mente sólo tenía presente llevar a cabo aquellos actos impuros que anhelaban desenfrenadamente.
Las horas pasaron y la tarde comenzaba a caer, sus risas invadían la habitación, Mateo y Dorothy disfrutaban su compañía entre besos y caricias, que podía ser más perfecto que estar juntos allí queriéndose como sólo ellos podían hacerlo, pero tristemente la felicidad nunca es eterna.
En la recepción de la posada su dueño reposaba muy tranquilo viendo la televisión, a la espera de cualquier solicitud que necesitará su mejor, su meta era mantenerlo contento y por órdenes de Mateo, cada sábado Camilo despachaba sus empleados y colgaba el letrero de ocupado para que ningún viajero se detuviera, ese día la posada se hallaba a la entera disposición de Mateo y Dorothy la bella mujer que siempre lo acompañaba. Concentrado en el programa que miraba noto que alguien tocaba a la puerta, se acercó a revisar, sin embargo notó lo solitario que lucía el lugar, pero antes de cerrar la puerta pudo sentir un leve dolor en el pecho que de manera fugaz se hizo presente, cuando sus ojos observaron el estómago no daba crédito a lo que miraba, la punta de una larga flecha sobresalía del abdomen y el resto se incrustó en sus entrañas, aunque Camilo intentó caminar hasta el teléfono su dolor aumentaba a un ritmo agonizante, la sangre brotaba por la boca, él quería continuar pero cayó al suelo moribundo, mientras un par de conejos gigantes armados con una ballesta irrumpían por la puerta burlándose a carcajadas de aquel pobre desgraciado que por la herida murió.
Dorothy dormía plácidamente, su radiante belleza la convertía en un ángel, Mateo no podía dejar de contemplar la perfección de mujer que tenía a su lado, cuando tocaron a la puerta salió del embrujo de amor, sólo para abrir y casi morirse del infarto, la cabeza ensangrentada de Camilo entraba dando vueltas, causándole náuseas, susto y repulsión, los gritos de Charlotte no se hicieron esperar, despertaba en medio de la peor pesadilla de su vida, preso del miedo Mateo tranco la puerta y corrió abrazar a Dorothy que lloraba desconsoladamente víctima del horror que sentía.
Mateo tomó el teléfono y llamó a la policía suplicando ayuda, sin embargo antes que pudiera contar todo lo que sucedía la llamada fue interrumpida, quien hubiera asesinado a Camilo se ocupaba ahora de cortar la comunicación, una piedra lanzada con fuerza entró por la ventana rompiéndola en mil pedazos y causando un estruendo, sin que tuvieran oportunidad para reaccionar Mateo y Dorothy fueron invadidos por dos extraños sujetos disfrazados de conejos, quienes ingresaban a la habitación a través de la ventana rota. Armado de valor Mateo se levantó para enfrentar a los invasores, sólo pensaba en proteger a Dorothy a toda costa, pero cuando el conejo más pequeño sacó de la maleta que cargaba un enorme cuchillo, Mateo temeroso quiso apartarse pero terminó sujetado por el conejo alto y robusto que lo sometió fácilmente, dejando el camino servido para que su compañero sin dudarlo ni un segundo deslizara el filoso cuchillo por el cuello de Mateo degollándolo frente a su querida Dorothy, el cadáver cayó al piso, impregnado de sangre la habitación, luego los dos psicópatas se acercaron hasta la cama donde Dorothy permanecía inmóvil sin oponer resistencia, entre ambos la amarraron de sus extremidades y lo único que ella podía hacer era gritar desesperada, se encontraba a merced de los dementes que acababan de asesinar a su amante y que se disponían hacer lo mismo con ella, de nada valieron las súplicas de Dorothy que entre sollozos rogaba piedad, el conejo más grande se monto sobre ella y lentamente fue hundiendo el cuchillo en la piel de su víctima a la que no dejaba de mirar detallando sus muestras de sufrimiento, alimentándose con el placer que le causaba observar como la vida se apagaba poco a poco de sus ojos al tiempo que la acuchillaba una y otra vez sin descanso hasta matarla.
Cuando dejaron caer sus máscaras David y Charlotte se abrazaron satisfechos, durante algunos meses organizaron minuciosamente cada paso que darían y finalmente habían llevado a cabo su perverso plan, era momento de celebrar lo que juntos consumaron, reían y lloraban en una mezcla de emociones, se conocieron de la peor forma, coincidiendo como un par de idiotas miserables, presos de la mentira, el engaño que por años vivieron los convirtió en personas frías y con hambre de venganza, floreciendo entre ellos un amor lunático y con sed de sangre, la traición avivo en sus negros corazones el odio y resentimiento, pero nada les costó despertar su instinto asesino, David y Charlotte castigaron a sus infieles esposos usando el arte de matar.

domingo, 17 de julio de 2016

Los Alpinistas


Los Alpinistas emocionados se preparaban para realizar un viaje a la cordillera, una zona montañosa que a pesar de las temperaturas bajo cero, tenían la fortuna que para entonces el clima acompañaba las expectativas del grupo de estudiantes, liderados por Frank Henderson, quien era un esquiador y alpinista experimentado.
El día pautado los 8 alpinistas se reunieron al norte de la montaña,
para participar en la gran expedición que prometía ser inigualable y divertida, el plan era avanzar esquiando monte a través de una ruta conocida, que supondría un ejercicio de entrenamiento para una futura expedición a las regiones árticas, más difíciles y peligrosas, o eso creían ellos.
Bruno Casper, Izamar Goncalvez, Luigi Dumas, Elvira Dudikov, Néstor Ulloa, Dimitri Spencer, Fiorella Benelli, todos guiados por su valiente y sagaz amigo, Frank Henderson que a parte de sus habilidades comprobadas en el alpinismo, también resultaba ser el de mayor edad entre los aventureros.   
Los primeros 3 días en su odisea pasaron sin contratiempos,  sin embargo al llegar al último lugar de aprovisionamiento antes de llegar a su destino final, un miembro Dimitri, enfermó repentinamente, lo que le obligó a quedarse allí para recuperarse ante la imposibilidad de seguir el ritmo del resto del grupo de estudiantes.
Desanimado por su mala suerte Dimitri se despidió de sus siete compañeros, sin imaginar que esa, sería la última vez que los vería con vida. Cuando Dimitri se despidió de Frank, este le dijo que si el clima empeoraba, la fecha de regreso, prevista para 2 semanas, quizás se postergaría.
Tal y como su líder lo había previsto, el clima empeoró, y esto llevó al grupo de jóvenes a desviarse de su curso fijado, para formar un campamento desde el cual esperar a que las condiciones del clima mejoraran.
Según los cálculos realizados por su Frank y las previsiones del equipo, llegaron al lugar indicado 4 días después, lo que nunca pensaron es que no se encontraban solos.
La fecha prevista llego pero el equipo nunca regreso. Una vez hubieran llegado al campamento  debían buscar la forma de enviar noticias a sus parientes anunciando el éxito de la misión. Pero al transcurrir más de una semana nadie supo algo de los jóvenes. Todo eso despertó en la gente incertidumbre y miedo, dando inicio a una búsqueda sin límites,  el rastreo empezó con resultados fallidos luego de varios días intensos, los militares y civiles trabajan en conjunto para encontrar a los suyos, Dimitri guiaba a los rescatistas porque nadie mejor que él conocía el sitio donde vio por última vez a sus camaradas desparecidos.
Transcurrido un mes de inútil labor los familiares de los jóvenes dieron la voz de alarma ante la ausencia de noticias de sus seres queridos.
Ese mismo día centenares de personas se unieron a la búsqueda, el evento conmocionó a propios y extraños y cada día eran más los que se sumaban, buscando encontrar a los alpinistas. Después de varios días de búsqueda la horda de investigadores, encontraron el último campamento en donde se habían establecido los estudiantes. El estado del campamento no presagiaba nada bueno. Las tiendas estaban totalmente rajadas desde dentro y cubiertas parcialmente por nieve.
No había nadie en su interior, pero, extrañamente, los objetos personales, incluso la ropa de abrigo, permanecían allí. Al revisar las fotos de las cámaras que los jóvenes habían dejado atrás como mudos testigos de lo sucedido, se dieron cuenta que el grupo había acampado en ese lugar el 2 de febrero hacia las cinco de la tarde.
Dimitri no conforme con ello anduvo por horas entre la nieve, hasta que encontró un conjunto de huellas en línea recta que partían de las tiendas de campaña. Cuando notifico a los expertos, estos aseguraron que pertenecían a un grupo de cinco o siete personas, que sensación aterradora invadió el corazón de Dimitri al notar que todos sus amigos por alguna extraña razón  huyeron prácticamente desnudos. Unos llevaban tan solo calcetines y otros, una única bota, pero algunos escaparon con los pies descalzos. Las huellas se hundían unos 90 centímetros en la nieve y no revelaban signos de violencia ni la presencia de alguien o algo más. Siguiendo aquel rastro llegaron a una pequeña cuesta que llevaba a una masa arbolada cercana, pero tras 500 metros desaparecían sin dejar rastro.
En el borde del bosque aparecieron los cuerpos sin vida de Elvira Dudikov y Néstor Ulloa, Sus cadáveres descansaban bajo un gran pino, vestidos únicamente con ropa interior y sin signos externos de violencia. Junto a ellos se veían los restos de una hoguera y algunas ramas de pino destrozadas y a pocos metros, en un claro de la arboleda, yacían otros cuerpos, el de Fiorella Benelli y Luigi Dumas
Por la posición de los cadáveres, parecía que ambos habían tratado infructuosamente de llegar al campamento, aunque lo más espantoso de la situación fue mirar unas cuantas marcas sobre la nieve como si hubiera arañado el suelo intentando huir, pero algo se los impedía arrastrándolos consigo.
El espeluznante hallazgo hizo que se pusieran en marcha una investigación. La autopsia que se realizó a los 4 cuerpos no arrojó datos relevantes: los estudiantes habían muerto por hipotermia y no presentaban lesiones externas. Tan solo Elvira tenía una pequeña fractura en el cráneo que no había sido la causa de su muerte.
Los detalles escabrosos que presentaba el campamento y el hecho de que los estudiantes lo abandonaran sin ropa, causo terror entre la gente y más aún porque Frank, Izamar y Bruno seguían sin aparecer, haciendo que el descubrimiento de sus cuerpos tomara un dramático giro de acontecimientos.
La tarea de encontrar sus cuerpos duró varios meses. Los tres se hallaban enterrados bajo 5 metros de nieve cerca de una especie de pequeño barranco, próximo al lugar donde se habían encontrado los cuerpos de las otras víctimas.
Pero sus restos no lucían como sus otros amigos, el cráneo de Bruno estaba prácticamente destrozado por dentro, Izamar y Frank tenían varias costillas rotas. Además, la muchacha no tenía lengua y a Frank le Faltaban sus ojos,  pese a ello, las lesiones externas que presentaban eran prácticamente inapreciables. Y, al contrario que los demás, estaban vestidos.
Parecía como si los últimos en morir se hubieran apropiado de las ropas de quienes habían fallecido primero, ya que el cuerpo de Frank vestía un abrigo de piel y un sombrero, mientras que los pies de Izamar estaban envueltos en los pantalones de Néstor que aún conservaba su identificación.  

Después de tres meses de análisis, la investigación sobre el caso se dio por finalizada sin llegar a ninguna conclusión. Sin testigos, sin nadie a quien acusar y sin pruebas sustanciales sobre lo que realmente ocurrió en aquel lugar. El caso quedó bajo secreto de sumario y se prohibió el acceso a la zona donde habían ocurrido los hechos. Pero, a pesar de los esfuerzos de las autoridades por acallar el espeluznante suceso, Dimitri siguió queriendo descubrir que les sucedió a sus compañeros, junto a 4 personas y violando la orden, una noche ingresaron al lugar con la idea de hacer su propia expedición y recoger todos los datos posibles, sin embargo sus cuerpos no tuvieron la suerte de sus predecesores desaparecidos. ¡Nadie los volvió jamás!

domingo, 10 de julio de 2016

Buque de los Sueños


Nadie me dijo que navegar el ancho mar sería tan buena travesía, si lo hubiera imaginado desde el principio, creo que no me habría resistido ni por un segundo abordar.
Cuando el Trasatlántico zarpo yo me negaba a realizar este viaje, lleno de ira y rabia con mis padres por obligarme acompañarlos, dejando a mis amigos en vísperas de las fiestas patronales de 1912, fue tanta mi molestia que en el muelle mientras la tripulación abordaba, ni siquiera me detuve a observar el nombre real del navío, tan sólo sé que lo apodaban Buque de los Sueños, era el mayor barco de pasajeros para la época, según mi padre fuimos de los pocos afortunados en tener la oportunidad de ir a bordo durante su viaje inaugural, sólo personas con bastante poderío económico podrían gastarse una fortuna, comprando el privilegio de subir a un barco como aquel, diseñado para ser lo último en lujo y comodidad.
Esa mañana desperté por primera vez rodeado por un mar azul, cualquier señal de cólera se borró enseguida, admito que no era el típico amante de las aguas, pero ver ese paisaje tan colorido me enamoro, como aquellos marineros que van de puerto en puerto haciendo lo que más les apasiona en el mundo. ¡Navegar!
En la borda había más gente de lo que pensé, niños, hombres, mujeres y ancianos tomaban el sol apreciando la fantástica vista, una bandada de gaviotas volaba hacia la costa entre nubarrones blancas que parecían moverse lentamente, así iba transcurriendo el día sin mayores contratiempos.
Al llegar la noche, mi madre me pedía que me alistara para la ocasión, el gran salón nos esperaba con una fiesta amenizada por el capitán Simón Jansen, en honor a los pasajeros. La velada reunió a la mayoría de los viajeros y tripulación, sin embargo yo prefería dar un pequeño paseo por las inmensas instalaciones del buque, estuve tanto tiempo mirando la luna que los minutos se fueron sin darme cuenta, el frío de la madrugada comenzaba inundar mi cuerpo, una densa neblina empezó a regarse poco a poco en el horizonte volviéndose cada vez más espesa, cuando decidí que era momento para entrar, escuche a lo lejos una dulce melodía que provenía del mar, su tonada no se parecía a ninguna que hubiese oído antes, pero era tan hermosa que casi podía sentir mi corazón palpitando al ritmo del amor, sólo una mujer podría interpretar esa maravillosa canción, estaba hipnotizado, deseaba llegar a ella, aunque fuera una locura, ¡sé que me llamaba!. Los gritos de un hombre me regresaron a la realidad, era Roberth Augusto el primer oficial quien me ordenaba ingresar a mi camarote, eran más de las 3 am y la fiesta había concluido.
Al día siguiente sólo pensaba en la noche anterior, necesitaba volver a oír esa mágica canción, me quedé todo el día encerrado en la habitación, esperando que el sol se ocultara nuevamente. Nuestro barco surcaba las aguas del Atlántico acercándose a uno de los puntos con más bajas temperaturas en el océano, sin embargo eso no me impidió salir a la borda aguardando algo que quizás nunca más se repetiría, tal vez sólo lo imaginé o se trató de alguna embarcación que navegaba cerca de nuestra ruta en ese momento, las horas fueron pasando y la poca gente que seguía fuera se iba retirando para resguardarse del frío, resignado estuve a punto de marcharme, hasta que de pronto, ahí estaba otra vez. La neblina volvió aparecer y con ello esa música empezó a sonar con más fuerza que anoche, no supe si fue producto del eco del mar, pero las melodías parecían multiplicarse viniendo de todas partes, comencé a notar como los hombres se acercaban a la cubierta con la mirada perdida y un brillo en sus ojos, hasta el capitán sucumbió, lo vi pasar caminando a la orilla, Simón Jansen lucía como hipnotizado por una fuerza extraña, la noche anterior nadie más que yo pareció escuchar la música, el ruido de los músicos en la fiesta les impidió oír esa tonada perfecta que hoy a todos atrapaba. Las mujeres detrás de sus esposos y las madres siguiendo a sus hijos también salían a cubierta.

–  ¡Jack, Jack, Jack!

Mi madre repetía mi nombre, pero yo seguía mirando al mar, incluso mi padre se encontraba embelesado y mirando sin rumbo, fuera de sí mismo, como cada hombre en el barco. En ese instante el resplandor de unas luces brillantes, emergió del fondo del mar y ahí estaba ella, la intérprete de aquel canto angelical, aunque la noche era oscura, su destello brillaba mostrando perfectamente sus rasgos divinos, unos ojos grises que veía fijamente, esa larga cabellera negra y unos labios gruesos que casi podía jurar que me invitaban a besarlos, al igual que ella, muchas mujeres emergían a la superficie, ante la mirada atónita de quienes no podían entender como eso era posible, sin embargo el embrujo que esas chicas causaban en nosotros era más fuerte que cualquier cosa, varios marineros se lanzaron a las heladas aguas al encuentro de sus musas, descuidando por completo las labores de cada uno, dejando vacía la sala de máquinas y sin darnos cuenta el barco quedó a la deriva, a las 23:40 del 14 de abril de 1912 el buque de los sueños chocó contra un iceberg en el lado de estribor, la colisión abrió varias planchas del casco en su lado de estribor bajo la línea de flotación, el impacto provocó que el barco se fuera hundiendo gradualmente por su parte delantera mientras la popa se elevaba, muchos pasajeros cayeron al mar, afortunadamente yo pude sujetarme de una baranda,  había despertado del trance y ahora me encontraba en una pesadilla, las bellas mujeres del mar saltaban sobre la borda, como pirañas atrapando a la gente que se mantenía en el barco, la dulzura de sus rostros se había transformado en una cara monstruosa con cientos de afilados dientes, sólo podía escuchar los gritos desesperados de las personas, al tiempo en que algunos pasajeros y tripulantes eran evacuados como podían en botes salvavidas, sólo para terminar siendo presa fácil de esas criaturas marinas que los cazaban, mi resistencia iba cediendo, acompañado por el pánico abrumador que me azotaba, sabiendo que si caía me esperaba el mismo desenlace si es que la hipotermia no me mataba primero por las heladas temperaturas del mar, observe a mi padre intentando ayudarme, venia hacia mí, pero fui testigo de cómo era arrancado del barco y arrastrado a las profundidades, mientras al no lograr resistir más, yo caí sin poder evitarlo.

El agua congeló mi cuerpo, la agonía me duro muy poco, los huesos se adormecían casi en un segundo, haciendo que no sintiera el frío, entonces ella apareció junto a mí, con su torso desnudo y su hermosa cara, destacaba del resto, debía ser la mujer más bonita que había mirado pero detrás de ese encanto se escondía el rostro del diablo, sin embargo lo descubrí muy tarde, cuando sus labios me besaban, abrazándome a un espantoso final inevitable, ella revoloteaba el agua mostrando su cola de pez, la maldita sirena me apretó en sus brazos y de una zambullida me sumergió a lo profundo, lo último que mis ojos vieron "Titanic", era el nombre del buque de los sueños, que poco a poco se hundía.

domingo, 3 de julio de 2016

La Amiga de los Muñecos


A los 10 años toda niña juega con muñecas o vive sumergida en su propio mundo, imaginando historias fantásticas de crueles villanos persiguiendo a una bella princesa que termina rescatada por el valiente príncipe azul montado sobre su fiel corcel, y vivieron felices para siempre.
Aunque la vida de Daibelys Fontana era totalmente distinta, las muñecas de trapo las cambiaba por aquel gusto peculiar hacia los muñecos de madera, desde muy pequeña su adicción iba centrada en el negocio del espectáculo, esa habilidad para la ventriloquia era de admirar, un talento que le permitía hablar cambiando su voz natural sin apenas mover los labios ni los músculos de la cara, siempre lograba crear la ilusión de que otra persona hablaba.
En Diciembre de 1907 convertida en una señorita de 17 años decidió salir del nido, persiguiendo su sueño de convertirse en una afamada ventrílocua, sin embargo era un oficio difícil y poco reconocido para la época, por más de 3 décadas nadie supo de ella, Doménico su padre fue el gran responsable de que abandonará a su familia, él rechazaba por completo su trabajo, la acusaba de loca y hasta satánica, diciendo que su hija estaba maldita, que aquel don oscuro era obra del diablo.
Para la primavera de 1937 el auge de los ventrílocuos inundó cada rincón de la ciudad, la gente emocionada acudía noche tras noche a las funciones, llenando los asientos disponibles en cada escenario. Para el Teatro de Santa Lucía representaba una apuesta sensacional brindar estos maravillosos shows, en las últimas semanas los asistentes podían disfrutar de una ventrílocua que destacaba del resto, una trotamundos venida desde tierras muy lejanas que para suerte de todos ahora radicaba en la ciudad, tenía una gracia especial que ponía a gozar al público, acompañada de Samantha su inseparable muñeca y mejor amiga.
Daib y Samantha se convirtieron en poco tiempo en las reinas del teatro, muy poco se conocía sobre el pasado de Daib una mujer solitaria que vivía a sol y sombra con su muñeca, incluso fuera de las tablas, Daibelys Fontana aquella chica soñadora que 30 Años atrás huyó de casa en busca de la fama, al fin alcanzaba la cúspide del éxito, haciéndose llamar simplemente Daib, la amiga de los muñecos.
Daib disponía de varios muñecos que iba presentando a medida que el espectáculo avanzaba, sin embargo ninguno podía causar impacto ni lograba cautivar tanto como Samantha, una llamativa muñeca cuyo aspecto mezclaba cierto aire de belleza e ingenio con un diminuto toque de aberración y miedo, sus inmensos ojos color caoba figuraban más que atractivos, generando un efecto tan alucinante que casi era imposible que tu mirada no fuese arrastrada a ellos, haciendo que las personas quedarán hipnotizados al observarla. Pero lo que mayor impresión producía es el tamaño inusual de su cuerpo, Samantha no lucía como esa muñeca de un ventrílocuo habitual, sus manos parecían demasiado reales, la boca fue esculpida de una forma minuciosa, siendo su atributo más expresivo y los rasgos faciales del rostro eran tan perfectos que al verla pensarías que se trataba de una niña real de unos 10 años.
Durante las noches Daib hablaba a solas con su muñeca, recordando ese duro infierno que le tocó afrontar para llegar al paraíso en el que se encontraba, entre lágrimas no olvidaba a su amada hija, los años de miseria que el destino les regaló fueron terribles, cuando su esposo las abandonó quedaron en la calle sumidas en la pobreza, el fracaso en su oficio de ventriloquia no les daba ni un centavo para comer, cansada de la situación, una noche de locura y alcohol, al oír los reclamos de su hija quien exigía a gritos un poco de comida, la hicieron estallar, como poseída por una fuerza maligna que la cegaba, se abalanzó sobre la chica ahorcándola con fuerza mientras ella luchaba para liberarse de la embestida de su madre, que ciega de la ira saco del pantalón un viejo cuchillo, el mismo que usaba para tallar sus muñecos y que en ese momento se volvió la arma homicida con la cual apuñaló a su hija más de 30 veces. Aunque jamás superó aquel acto malévolo y atroz, su negra conciencia consiguió como salir airosa de todo, o al menos maquillaba muy bien su terrible secreto cuando salía al escenario, nadie imaginaba que detrás de esa mujer talentosa y carismática se escondía una asesina sin escrúpulos que vilmente le arrebató la vida a la hija que nació de sus entrañas.
Para 1940 Daib la amiga de los muñecos, contaba con una aceptación envidiable, su nombre cruzaba fronteras, el show especial con Samantha se transformó en el suceso de moda, todos querían apreciar de cerca a la maestra de la ventriloquia, ella realizaba geniales espectáculos alrededor del mundo, ganando no sólo su fama, sino que hizo de la muñeca un reconocido y afamado  personaje. Sin embargo más allá del humor y la empatía con la gente, resaltaba el hecho de que Daib no permitía que nadie se acercara a Samantha, los encargados de la escenografía para cada show tenían prohibido entrar a su camerino y ni siquiera a los cientos de admiradores que deseaban un autógrafo de la artista y tocar un segundo a su graciosa muñeca les otorgaba tal beneficio. Este misterioso hecho poco a poco fue haciéndose eco en la multitud, tanto que muchos empezaron afirmar que la mujer practicaba brujería para lograr que su muñeca pudiera actuar como si tuviera vida propia, la acusación fue tomando credibilidad cada vez más, Daib se enfrentaba a los viejos fantasmas del pasado, con aquel rumor creciente de que la ventrílocua recibía influencia demoníaca, así como su padre lo dijo en sus inicios, todo eso llevo a que varios padres le negaran a sus hijos asistir al espectáculo. Daib y Samantha despertaban al mismo tiempo mucha admiración igual que odio y terror en las personas.
Una noche cualquiera se preparaba para cumplir una función, era hora del espectáculo pero Daib no salió, cuando tocaron la puerta del camerino no respondió, preocupados llamaron a la policía quienes al llegar de inmediato forzaron la entrada, encontrándose con la espantosa sorpresa de que Daib había sido asesinada, en el cuello presentaba marcas de estrangulamiento y su cuerpo recibió más de 30 puñaladas, junto a ella yacía Samantha la muñeca, una imagen que provocó escalofríos en los policías al notar que tenía salpicaduras de sangre y sus manos presentaban signos de lucha física, pero lo que dejó perplejo a las autoridades fue lo que descubrieron tras examinar a la muñeca de cerca, percatándose que se trataba de una niña de verdad o al menos del cadáver de una niña, con el maquillaje y colorante suficiente para cubrir su pequeño rostro pálido y la piel algo deteriorada y demacrada.

Han pasado más de 5 décadas desde la horrorosa escena, aunque el misterio sigue latente, nadie sabrá como Daibelys Fontana conservó por años el cadáver, la gente sigue creyendo que fue por medio de brujería, lo único cierto es que Samantha su pobre hija asesinada, regreso de la muerte a cobrar venganza, después que por tanto tiempo Daib utilizará su cuerpo como muñeca.

domingo, 26 de junio de 2016

Las Gemelas


La bonita y dulce vida de los Foster parecía una historia feliz sacada de un cuento de hadas. Marlene y Stuart, eran una joven pareja de recién casados, con futuros prometedores. Los 2 primeros años en la relación transcurrieron de una forma plena y mágica, viviendo su idilio de amor. Para el otoño de ese mismo año, a los pocos meses del aniversario, una noticia inesperada los sorprendió, la bendición de la concepción tocó su puerta y por partida doble, Marlene se encontraba en estado,  a la espera de gemelas.
Los siguientes meses fueron llenos de alegría y mucha emoción en la familia, todos anhelaban con ansias la llegada de las gemelas Mariana y Scarleth. Un sábado común se convirtió en día de júbilo, Marlene rompía fuente, las niñas por fin decidían ver la luz de un mundo que las esperaba con los brazos abiertos. La belleza de sus bebes cautivaba a primera vista, a medida que los días avanzaban su encanto parecía ir en aumento al igual que la felicidad de sus orgullosos padres que recibían a 2 maravillosos regalos de Dios.
6 años pasaron en un abrir y cerrar de ojos, Mariana y Scarleth se volvieron un par de niñas hermosas. El tiempo de la escuela ha llegado, las gemelas deben cruzar la avenida cada mañana para asistir al colegio, Marlene con sumo cuidado se encarga de llevar a sus hijas tomadas de la mano, es una carretera muy peligrosa, por lo que tienen prohibido cruzar solas. Sin embargo ese martes a las 7:00 am, la tragedia con sus garras inescrupulosas,  rondaba en la esquina, acechando con descaro sin que nadie lo imaginara. Su madre había logrado establecer un estatus profesional, convirtiéndose en una reconocida abogada de talla internacional, el trabajo por más que lo evitará copaba su tiempo, caminaba junto a las niñas en dirección a la escuela, pero una llamada importante la distrajo, al jefe le urgía verla de inmediato en el bufete, Marlene se entretuvo en el teléfono y por un momento se olvidó de las niñas, fue los gritos de la gente lo que llamo su atención, un espantoso accidente acababa de ocurrir, con profundo pánico se percató que sus hijas no estaban junto a ella, entonces corrió de prisa a mirar entre la curiosa multitud que se acercaban para ver lo que sucedía, el celular cayó al suelo y luego Marlene le siguió, quería morirse, si la tierra podía tragársela ojalá lo hiciera en ese instante, sus ojos ahogados en lágrimas observaron cómo Mariana y Scarleth yacían tiradas en la calle, un camión las atropelló a mitad de la avenida, las gemelas desobedecieron a su madre que por estar al teléfono no se dio cuenta cuando las niñas quisieron atravesar la carretera, fue en vano todo lo que chófer del tráiler intento para esquivar a las pequeñas, el impacto fulminante les arrebató la vida a las dos.
La amarga tragedia marco su matrimonio y a toda la familia, pero sobre todo a Marlene quien no podía superar esa irreparable pérdida, la imagen de sus hijas ensangrentadas en medio de la calle no la dejaba conciliar el sueño, el recuerdo de las gemelas estaba presente a sol y sombra, podía verlas a donde quiera iba, las le niñas gritaban, reprochando siempre que por su culpa estaban muertas, mientras una enorme cantidad de sangre comenzaba a salir de sus bocas.
Cuando Marlene se hallaba al borde de la locura y el matrimonio casi colapsaba, el tiempo fue el único consuelo para apaciguar la tristeza, 3 años después de perder a sus hijas, el destino les obsequio una razón para volver a sonreír, Marlene una vez más estaba embarazada de gemelas.
Aunque había superado las horribles visiones que la aquejaban, nunca olvidaría a sus niñas. Tras la llegada de Yuvana y Juliana las otras gemelas, la vida de Marlene podría acomodarse de nuevo, sin embargo cada día que pasaba las pequeñas tenían un parecido abrumador a sus hijas muertas, para sus padres era una tortura ver el parecido a sus hermanas, pero eso sólo les recordaba el doloroso pasado y los hacia caer en cuenta de que debían proteger a las niñas de todo mal. Cuando cumplieron 6 años Yuvana y Juliana eran una copia al carbón de Mariana y Scarleth, algo que a veces atemorizaba un tanto a su madre, porque su peor temor era no poder proteger a las gemelas.
Un sábado por la tarde, las niñas jugaban en el patio, Marlene preparaba la cena sin perderlas de vista ni un segundo, el teléfono de la sala sonó insistentemente haciendo que Marlene dejará de lado la comida para atender, al concluir la llamada, regresó de inmediato a la cocina, sus ojos lucieron desorbitados de pánico, cuando miro por la ventana que las gemelas ya no estaban, angustiada salió a la calle gritando el nombre de las niñas de forma reiterada, para su alivio se encontraban paradas a un lado de la carretera, a Marlene le fue inevitable soltar el llanto ante lo preocupada que estuvo. Abrazo a las niñas que miraban fijamente la calle, su mama inquieta les pedía que jamás salieran solas a la avenida.

     Tranquila mami, no íbamos cruzar, tan sólo queríamos saber dónde morimos.

Esa respuesta la dejó helada, los ojos de las gemelas empezaron a derramar sangre, sus pulcros vestidos se cubrieron de tierra y asfalto y las manos de Marlene fueron salpicadas por la sangre de las pequeñas, de repente se vio rodeada por las miradas de la gente, quienes apreciaban su dolor, una pobre madre cargando a sus niñas muertas, su  realidad se desplomó como un cristal roto en mil pedazos, su mente mezclaba los recuerdos del pasado con una vida ficticia que ella misma en su cabeza se inventó.

Perder a sus hijas fue algo que no pudo superar, Marlene terminó desquiciada entre cuatro paredes sintiendo la gran culpa, por no cuidar a Mariana y Scarleth, aunque nunca está sola, las gemelas siempre la acompañan.

domingo, 19 de junio de 2016

La Bella y la Bestia


Las campanas de la Iglesia repicaban, todos corrían a refugiarse en sus hogares, vislumbrando el ocaso que entre nubarrones grises absorbían los pocos rayos de sol, como ese último suspiro en la vida de un moribundo que se apaga, cayendo la oscura y seductora noche, con tantos ruidos y misterios que atrapan en sus redes a esos errantes que transitan por las calles, dejando consigo una lista en ascenso de desapariciones inexplicables.
Isabella Dragovic, era la menor de tres hijas huérfanas, a la que sus hermanas mayores obligaban a trabajar como stripper, sacando provecho de su inigualable belleza, aquel rostro perfecto que Dios le regaló y un cuerpo de ensueño que parecía esculpido por los Ángeles, Milena y Anarella sus insensibles hermanas, sabían cómo explotar al máximo a Isabella, a quien odiaban por tener lo que a ellas les faltaba,  el cielo no fue tan generoso con ninguna, su aspecto obeso y robusto las hacía dos mujeres nada apetecible ante los hombres, la bendición de Isabella fue también su maldición, convertida en una simple arma erótica que le llenaba los bolsillos de dinero a sus grotescas hermanas, con lo cual podían saciar los vicios y el exceso.
A altas horas de la madrugada, Isabella se paseaba por la avenida, como cualquier otra noche caminaba a casa, después de vender su silueta, deleitando los corazones solitarios de aquellos hombres, que encontraban un consuelo en el ritmo acompasado y sensual de su cuerpo, fumaba un cigarrillo, algo cansada de tanto caminar en tacones, decidió quitárselos y con sus pies descalzos continuo avanzando por el callejón, sintiendo un cosquilleo helado, por el frío suelo que pisaba. De manera repentina una extraña sombra paso sobre ella, sólo fueron unos segundos fugaces, sin embargo eso llamó su atención por lo que quiso darse prisa, pero justo cuando casi llegaba, escucho un gruñido que parecía venir de la esquina, su piel se erizo y un escalofrío terrorífico recorría su cuerpo, sobre todo al notar que ese sonido iba acercándose cada vez más, por suerte para ella alcanzó llegar hasta su puerta, desesperada busco las llaves dentro del abrigo, pero los nervios le ganaban, al sacarlas del bolsillo se le escurrieron de las manos dejándolas caer,  se dobló a recogerlas y cuando se incorporaba de nuevo, una respiración espesa acarició su cuello, el ardiente aliento se repitió en varias ocasiones, soplando fuerte alrededor de su nuca, las piernas de Isabella flaqueaban, víctimas del temor profundo que la invadía al verse sometida por esa cosa que la sujetaba desde atrás, rodeando el cuerpo de su presa, con ambos brazos a la altura de su cintura, aunque intento zafarse de él, le fue imposible liberarse de la bestia, en el instante en que quería gritar, Isabella sintió un dolor agudo, como dos agujas que se hundían en la delicada piel de su cuello, ella no supo explicar esa sensación que se extendió durante unos cuantos segundos que se volvían eternos, su fuerza se desvanecía lentamente en medio de un placer indescriptible, que se mezclaba con la agonía de quien padece una herida mortal, aunque poco a poco iba quedando sumergida en un sueño incontenible, sin embargo  el cúmulo de sensaciones que habitaban dentro de ella, le sirvieron como envión anímico para soltar desde el fondo de su ser un grito desgarrador, que denotaba la pasión descontrolada de un alma que se despide de su vida, entre sufrimiento y placer. El eco de su vos despertó a Milena y su hermana Anarella, que asustadas con lo que oían, fueron a mirar por la ventana, para entonces la bella y la bestia se habían esfumado, dejando sólo una colilla de cigarro y sus zapatos de tacón alto, tirados junto a la puerta.
Su cuerpo reposaba tirado sobre una lápida de piedra, se encontraba amarrada en cada una de sus extremidades, junto a una hoguera con llamas infernales, mientras unos espectros con cara de murciélago danzaban frente a ella, desmembrando los cuerpos de personas que caían desde lo alto de un abismo, para ser devorados por esas hambrientas criaturas que se alimentaban sin parar. Tras saciar su apetito los monstruos comenzaron a escurrir el líquido vital de los cadáveres, llenando algunas vasijas, que llevaron hasta ella ofreciéndole las copas con sangre.
En ese momento Isabella despertó de la terrible pesadilla, viéndose en un sitio totalmente desconocido, en una gran cama y luciendo un hermoso vestido rojo de seda, en su dedo traía puesto un hermoso anillo de diamantes, la boca le dolía y sus labios hinchados sangraban levemente, unos enormes colmillos sobresalían como dientes de sable, su reacción inmediata fue salir huyendo de allí, pero al abrir la puerta, él estaba esperándola, gigante y de cuerpo peludo como un animal, aunque sus ojos lucían como los de un ser humano, su cara horrible, los dientes afilados y esas grandes orejas puntiagudas le daban un aspecto abominable, con unas inmensas alas de murciélago que cubrían su espalda, era un vampiro mitad hombre mitad bestia.
Como en su sueño, la bestia le ofrecía un trago sangriento, pero Isabella lejos sentir repulsión, podía notar que todo en su interior le invitaba a probar ese néctar divino, sin poder resistirse termino tomándose hasta la última gota, sin embargo no fue suficiente, aquello despertó dentro de ella un deseo indetenible que le pedía más y más.
¿En qué se convirtió?, ¡pensó!, tras un instante de lucidez,  entrando en pánico y comenzó a llorar, con asco y horror al ver sus antojos, estaba decidida a salir de ese maldito lugar y esta vez ese monstruo no la iba a detener, corrió como nunca antes en su vida lo hizo, aunque alcanzó a escucharlo decir:

– Ve mi Bella Esposa y cumple tú destino.

Anarella oyó la llaves y la puerta se abrió, viendo que Isabella entraba, 3 noches pasaron desde la última vez que la vieron y no sabían su paradero, pero Milena vio que Isabella regresaba usando un precioso vestido, sintiendo mucha irá, lloraba por las cosas espantosas que le sucedieron, pero en vez de encontrar consuelo en casa, sus hermanas la recibieron a los golpes, molestas la insultaban por hacerle pensar que algo malo le ocurrió, cuando la joven cayó al suelo Milena pudo observar el maravilloso anillo que llevaba en la mano, decidida a arrebatárselo la abofeteo dos veces, sin embargo eso en vez de desmoronar a Isabella sirvió para reavivar en ella el instinto voraz que antes experimentó, algo en su rostro cambio, los colmillos volvieron a crecerle y lo único que podía calmar su sediento apetito infernal era la propia sangre de sus hermanas que petrificadas veían como la dulce Isabella que siempre dominaban a su antojo, al fin se revelaba después de tantos años de ultraje y sumisión, por más que lloraron y suplicaban, Isabella no se detuvo hasta secar las venas de esas pobres desgraciadas. Luego que el banquete terminó, sus ojos brillaban con una luz infernal, su hermosura jamás fue más radiante que ese día, ahora sólo debía seguir el llamado de su corazón que la incitaba a volver al Castillo de su esposo, donde la Bella y la Bestia vivirían felices por toda la eternidad.