Él quería salir de la rutina, cansado de los extenuantes días de trabajo y noches
tontas entre amigos, donde nunca había algo interesante por hacer más que tomar
unas cuantas latas de cerveza y jugar cartas hasta el amanecer. Sin embargo
después de tanto planearlo, ese sábado en particular tenía el ingrediente
perfecto para convertirse en épico, pues Caroline la chica con la que llevaba tiempo
intentando salir al fin terminaba por aceptar una invitación suya, la mesa
estaba servida, disfrutarían un par de días en una hermosa playa a las afueras
de la ciudad.
Esa
mañana arranco cargada de entusiasmo, los ánimos se topaban con las nubes, a
Eddy la emoción no le cabía en el pecho, fue a la tienda por bebidas y algo
para comer, preparo el equipaje, dio la revisión de costumbre al motor de su
mercedes y echo andar la máquina en busca de Caroline, quien lo esperaba en la
estación del metro vestida para la ocasión, que cuerpo más divino ¡Que Mujer! Pensaba
él para sus adentros al verla, mientras ella lo saludaba con una sonrisa y un
tierno beso en la mejilla, al guardar sus maletas, todo estuvo listo para ponerse
en marcha.
De
camino a las playa cosas iban normal, entre risas, chistes y una conversación
amena, aunque el tráfico no ayudaba, al parecer la autopista se hallaba
colapsada debido a problemas adelante, por lo que Eddy decidió tomar un desvió,
la vieja carretera lo conduciría sin problemas a su destino, a excepción de
algunos autos el transito allí era muy fluido, siguió por ese camino y las
cosas mejoraron de gran manera, Caroline busco un par de cervezas abrió cada
lata, una para Eddy y la otra para ella, encendió la radio y hurgo entre varias
estaciones hasta encontrar algo de su agrado, sentía un gusto especial por la
música en inglés, en una emisora sonaba The Black Eyed Peas con su éxito The
Time, ella subió muy alto el volumen cantando y bailando al ritmo de la música,
su espíritu musical contagio a Eddy que enseguida la siguió, haciendo lo mismo
al tiempo que conducía, por un momento se olvidó del volante, segundos que bastaron
para que se viera sorprendido por un perro y una niña que pedía que la llevaran,
Eddy al intentar esquivarlos perdió el control del vehículo saliéndose del
camino y por poco se estrella contra un poste de electricidad. Tras recobrar el
aliento luego del susto, Eddy miro por el retrovisor, observando a una niña
trigueña de quizás unos 11 años, acompañada por un pastor alemán, pensó en
pedirle que subiera, sin embargo había un detalle, era alérgico a los perros,
así que no subiría a ese animal al auto, mejor continuaba su camino ya que le
restaba poco para llegar a la playa.
Pero
el tiempo pareció volverse una eternidad, seguían sin llegar y Caroline comenzaba a
impacientarse, la radio pareció descomponerse, no captaba ninguna señal, es
como si todas las estaciones dejaron de transmitir, lo único que se alcanzaba a
oír era un fastidioso chillido, Eddy no comprendía porque el viaje se alargaba
tanto, deberían haber llegado hace rato, pero entre mas avanzaban es como si
más largo se hacia el camino y lo extraño es que no volvieron a toparse con
otros vehículos, no había el mínimo rastro de civilización.
Por
fin después del largo recorrido en medio de una carretera solitaria, pudieron
ver una vieja gasolinera donde al fin se detendrían, tal vez se equivocaron de
camino y alguien podría guiarlos, pero al contrario para su mala fortuna solo
hallaron a un hombre mal educado que escuchaba música con auriculares y que se
dedicó a ignorarlos por completo. Enfadados por la situación Caroline y Eddy se
marcharon de prisa, justo cuando iban
arrancar vieron a una niña jugando con su perro al lado de la gasolinera, sin
dudas se trataba de la misma niña de antes, lo ilógico del caso era pensar en
cómo pudo llegar ahí si no vieron a ningún otro automóvil, sin embargo hicieron
caso omiso y siguieron su rumbo.
Eddy
manejo por un buen tramo en el que tampoco vio nada más en la vía, a esas
alturas era mejor seguir avanzando que intentar regresar, en algún punto del
camino los celulares volverían a recobrar la señal que perdieron cuando más los
necesitaban. A unos metros había un taller en el que se detuvieron a preguntar,
sin embargo fue igual que en la estación de gasolina, tres hombres que
trabajaban arreglando unos automóviles los ignoraron de una forma grosera,
incluso tropezaron varias veces con ellos, sin importarle su presencia.
Notablemente molesto con la aptitud de aquellos tipos Eddy tomo del brazo a
Caroline y se dirigieron a su carro ya que en aquel lugar no tendrían la ayuda
que buscaban, casi se mueren de la impresión al ver a la niña sentada a un lado
del vehículo y su perro descansaba echado en el suelo. Como era posible eso,
otra vez la niña y el animal, estaban seguros de no haber visto carros en la carretera,
la niña no dejaba de mirarlos haciendo una señal con sus manos, evidentemente
les pedía que la llevasen consigo, sin embargo a Eddy y Caroline ahora más que
nunca parecía no agradarles esa idea, subieron de inmediato y se alejaron sin
mirar atrás.
No podían creer que todo un
día hubiese pasado en su trayecto a la playa y siguieran sin llegar, a parte del taller y la gasolinera fueron los
únicos sitios que observaron en el camino, hasta que nuevamente apreciaron un
sitio habitado, que alegría sintieron al mirar un pequeño restaurante, tal vez
allí si obtendrían la información que querían, yendo a estacionar el automóvil
no lograban creer lo que veían, se pusieron helados, sintiendo un miedo que les
erizaba la piel, era imposible la niña y el perro se encontraban a un lado del
camino, los miraba y sonreía como aguardando por ellos, Caroline soltó el
llanto víctima del ataque de nervios que sufrió, entraron despavoridos al
restaurante pidiendo ayuda aunque nadie parecía oírlos, Caroline desesperada empezaba
a gritar suplicando que alguien le explicara que sucedía, sin embargo cada
persona siguió en lo suyo, unos comían, otros miraban la televisión o leían la
prensa. Las manos de Eddy se posaron en la espalda de Caroline mostrándole lo
que leía aquel señor en una de las mesas, un periódico con fecha del sábado, la
primera plana era un mercedes blanco deteriorado por el choque, al costado se
encontraba la foto y nombre de las victimas del suceso, Caroline Bristol y Eddy
Contreras.
“DOS JÓVENES FALLECEN EN LA VIEJA CARRETERA AL
ESTRELLARSE SU VEHÍCULO CON UN POSTE DE ELECTRICIDAD”.
Al
ver el encabezado fueron a la puerta y salieron tomados de la mano, sin decir
ninguna palabra, tan solo queriendo alejarse de todo.
Encendieron
el Mercedes blanco y giraron en reversa, pasando por el otro lado del
restaurante, en la esquina destacaba una antigua fotografía en grande, con la
niña de la carretera y el pastor alemán.
“En
memoria de nuestra amada hija Patty (1977-1988) y Logan su fiel compañero,
quienes nos dejaron tan pronto”, la frase que adornaba la imagen.
Cuando
Eddy y Caroline quedaron de nuevo sobre la carretera, Patty y su perro Logan
los esperaban parados en la vía, detuvieron el auto en frente de ellos y los
subieron a ambos, cerraron las puertas y los cuatro continuaron su viaje por
ese camino sin final.
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